Con motivo de
la aparición y auge de las nuevas tecnologías y su incorporación a la vida
cotidiana de un número exponencialmente creciente de personas, cierto día, ya
lejano, me propuse elaborar un sitio web, más por interés en la técnica y
mecánica de su realización que por el contenido en sí mismo. Cabría pensar que
mi actividad profesional como docente de matemáticas me inclinase a tratar un
tema propio de esta rama de la ciencia, pero se presentaba ante mí un gran
inconveniente; se añadía a mi desconocimiento del leguaje del hipertexto, la
dificultad que entrañaba trasladar a dicho lenguaje la notación científica y en
particular la matemática. Descartada pues esta alternativa, debería optar por
algo más fácil y al mismo tiempo práctico y, a ser posible didáctico.
Desde que era
muy joven, la literatura ha sido uno de mis más preciados entretenimientos,
pudiendo presumir de tener una biblioteca muy bien surtida. Me propuse divulgar
toda la información obtenida de las lecturas que había realizado y de aquellos
autores cuya presencia en el espacio virtual era escasa o nula en castellano.
Fue de ese modo como surgió mi primer sitio web dedicado al escritor
norteamericano de ciencia ficción Fredric Brown. Debido a mis dispares gustos
literarios, de la ciencia ficción de las novelas pulp de los años 60, di un salto cuantitativo y cualitativo en el
tiempo a la Francia
del siglo XIX con otro autor: Guy de Maupassant. A continuación mis desvelos
divulgativos se enfocaron en Roald Dahl, para finalmente trabajar sobre la vida
y obra de Catulle Mendès, uno de los más eclécticos escritores franceses y casi
desconocido en su país, con motivo del I Centenario de su muerte.
De estos dos últimos trata el presente
artículo.
En el
transcurso de mis lecturas para documentar mis sitios webs, me encontré con dos
relatos que presentaban unas similitudes más que curiosas; Danger pour tous[1] de Catulle Mendès
y Vengeance is Mine Inc[2]. de Roald Dahl. A
partir de ahora me referiré a ambos relatos con sus traducciones al español, a
saber Peligro para todos de Catulle Mendès
y La Venganza
en Mía, S.A. de Roald Dahl. El primero apareció por primera vez en la
antología titulada L’Homme Orchestre
en el año 1896 en París, su extensión es de unas 2551 palabras, mientras que el
relato de Dahl se publico en la colección de relatos More Tales of the Unexpected, aparecido en Gran Bretaña 84 años
después, es decir en 1980 y contiene 6393 palabras.
Pese a carecer
de conocimientos de literatura comparada, voy a intentar buscar similitudes que
me permitan conjeturar de algún modo que Roald Dahl se inspiró en el cuento
de Catulle Mendès para elaborar el suyo.
En primer
lugar conviene abordar las analogías que ambos escritores presentan en el
ámbito de su obra, considerada de un modo global.
De todos es
sabido que Roald Dahl, inglés de ascendencia noruega, es un escritor célebre en
nuestros días por sus cuentos para niños. ¿Quién no ha oído hablar de Matilda[3] o Charlie y la fábrica de chocolate[4]? libros que han
sido llevados con éxito al cine; no obstante es autor de otros muchos libros
todos ellos de gran valor literario que incluso son la admiración de muchos
adultos. Sus cuentos para niños tienen una
cierta pátina escatológica que es inédita en la literatura infantil y
que sin embargo es uno de los rasgos que caracteriza a este autor, siendo a su
vez del agrado de los niños que ven en lo grotesco e incluso grosero, un motivo
de chanza y diversión.
Roald Dahl
nació en Llandaff, País de Gales, en 1916, aunque sus padres eran noruegos,
pasando su juventud entre Gran Bretaña y Noruega. Fue protagonista destacado en
la II Guerra
Mundial como piloto de la RAF,
vivencias que narra en su libro autobiográfico Volando solo[5]. Murió en 1990,
siendo mundialmente reconocido.
Catulle Mendès,
judío francés de ascendencia portuguesa, nació en Burdeos en 1841. Hijo de un
banquero, pudo dedicarse toda su vida a lo que más le gustaba: la literatura.
Fue autor y editor. Célebre en vida por sus cuentos de hadas, sus relatos mitológicos,
con una gran dosis de crueldad y sordidez en la mayoría de ellos, de modo que
la pátina escatológica de Dahl se torna erótica en Mendès. Mendès fue un poeta (toda
su obra rezuma poesía), autor de obras teatrales y novelas, líder del
movimiento de los parnasianos, escuela que recuperaba la mitología clásica en
su obra. Murió en trágicas circunstancias en 1909 en un accidente ferroviario.
Roald Dahl versificó poco, Que asco de bichos, el cocodrilo enorme[6] y un libro de
poemas titulado Cuentos en verso para
niños perversos[7],
donde da un giro de 180 grados a los cuentos clásicos, alterando su final
original: Caperucita es más feroz que el lobo, Blancanieves tiraniza a los
enanitos... Mendès a su vez, toma el cuento La
bella durmiente del bosque[8] y también lo transgrede:
la princesa, una vez despertada por el beso, quiere que la dejen seguir
durmiendo ya que lo que el bello príncipe le promete no tiene parangón con lo
que vive en sus sueños.
Ya tenemos la
primera casual concordancia: ambos se dedicaron a los cuentos, dándoles un
tratamiento completamente diferente al clásico cuento infantil con final feliz.
Pero Dahl
también presenta una faceta menos conocida, pero no por ello de menor interés.
Se trata de sus cuentos para adultos, en los que mantiene un tema recurrente,
el del cazador cazado. Algunos famosos relatos de este tipo son Placer de clérigo[9] o La señora Bisby y el abrigo del coronel[10], y sus cuentos
eróticos. El erotismo de Dahl está sazonado de un gran sentido del humor y a
veces es difícil discernir si catalogarlos como eróticos o como humorísticos,
tales como El gran cambiazo[11], El visitante[12]...etc. Mendès
tiene una producción narrativa ingente de relato erótico, igualmente con mucho
sentido del humor, entre muchos de ellos destaco El cochero ideal[13] y La caseta volcada[14].
Como en Dahl,
en Mendès resulta difícil distinguir la frontera entre el humor y el erotismo,
estableciéndose entre ambos géneros una simbiosis perfecta.
Es importante
poner de manifiesto que el humor de Mendès se ve propiciado, en la mayoría de
los casos, por el objetivo de mitigar un
erotismo demasiado explícito, ya que a finales del siglo XIX muchos escritores
eran condenados por el delito de “escándalo público y contra las buenas
costumbres”. Es célebre el proceso que llevó a Gustave Flaubert ante los
tribunales de justicia con ocasión de su más famosa novela, Madame Bovary[15], una
obra maestra considerada una de las novelas mejores de todos los tiempos. Este
hecho hoy nos sorprende, pero es importante recordarlo porque los autores del
siglo XIX se veían obligados a escribir erotismo explícito anónimamente
(recuerdo, entre otros, la novela Las
once mil vergas[16]
de Guillaume Apollinaire) o, si no, tenían que ser muy sutiles. Esa es la razón
de que el erotismo en Mendès se deje entrever, sugerir, por lo que resulta más
difícil y talentoso que el de Dahl, ajeno a los problemas de la censura.
Más
similitudes van surgiendo entre uno y otro, y cuanto más profundicemos más
encontraremos.
Los
protagonistas de los cuentos de Dahl, El
señor Botibol[17]
o El hombre del paraguas[18], bien podrían ser
dos de los Monstruos parisinos[19] de Mendès, título
de una de sus más famosas antologías, donde narra las peripecias de múltiples personajes
de la capital francesa, caracterizados por algún rasgo fuera de lo común.
Mendès escribió
teatro. Dahl llevó al cine y a la televisión muchas de sus obras. Cada uno de
ellos se adaptó a los espectáculos en boga de la época que les tocó vivir.
¿Con estos
antecedentes cabría pensar que Mendès influyó en Dahl? La posibilidad de
momento no está descartada, pero las pruebas aportadas hasta ahora pueden considerarse,
por parte de los más escépticos, insuficientes y usadas ad hoc, en un deliberado intento de reforzar mi tesis, no obstante abordaré
el estudio comparativo entre los relatos citados ante la posibilidad de
encontrar indicios que no sean una mera coincidencia.
Respetando el
orden cronológico, comenzaré por el cuento de Mendès, Peligro para todos.
Peligro para todos narra los servicios prestados
por una empresa fundada por dos caballeros, Monsieur Caribert y Monsieur
Pestel, que se dedica a ofrecer peligros a una clientela ávida de emociones
fuertes. Caribert es el gestor de los peligros naturales y Pestel de los sobrenaturales,
ambos reputados especialistas en sus campos. No olvidemos que cuando fue
escrito este cuento, el espiritismo estaba de moda y todo lo que se relacionaba
con él fascinaba en todos los ámbitos, sobre todo al intelectual y artístico. El
científico se mostraba más escéptico, y, algún que otro médico, como e famoso
psiquiatra Charcot, vinculaba la mediumnidad con la histeria. Eran famosas sus
conferencias abiertas al público en general en el hospital de la Salpetriere a las que,
entre otros, asistían Mendès o Maupassant.
El cuento está escrito en estilo epistolar. Es
una carta dirigida a sus potenciales clientes con el siguiente encabezamiento a
modo de membrete:
AGENCIA CARIBERT, PESTEL & Cia
Plaza Vendôme, 26
VENTA Y ALQUILER
DE
PELIGROS
Pagos semanales, mensuales o anuales.
(Se recogen los peligros que han dejado de asustar.)
Plaza Vendôme, 26
VENTA Y ALQUILER
DE
PELIGROS
Pagos semanales, mensuales o anuales.
(Se recogen los peligros que han dejado de asustar.)
En dicha
circular explican la naturaleza de su negocio. Extraigo algunos párrafos de la
misma para que se hagan una idea de cómo estos empresarios se promocionan y los
argumentos que sustentan su oferta.
[…] Al hombre moderno le falta las ocasiones del Miedo, del Miedo que rompe
la monotonía de la existencia, del Miedo que produce el delicioso
estremecimiento, del Miedo que le es necesario, que él exige. […]
[…] Es cierto que hay accidentes de coche, choques de
trenes, chimeneas que caen bajo el viento de una tempestad, explosiones de
bombas, pero no se puede contar razonablemente con la reiteración numerosa y
segura de estos acontecimientos; y nos vemos obligados a confesar que non
pueden ocurrir a todo el mundo. […]
[…] A unos precios que esperamos poder bajar todavía,
ofrecemos al público, bien en venta o en alquiler, Peligros de todo tipo;
entendiendo por la palabra venta que el Peligro adquirido por una persona
estará reservado a ella sola, que únicamente ella podrá a partir de ese momento
conocer el Miedo, y, por el término alquiler que, al contrario, nosotros
volveremos a disponer libremente, luego de un determinado tiempo, del Peligro,
que no fue, por así decirlo, más que prestado. […]
[Tenemos a] disposición de las señoras y los
caballeros, silbidos lejanos, luego más cercanos, a la hora en la que después
del teatro se regresa a casa por calles desiertas, unas putas que amenazan si
no se les da limosna o si no se les sigue, ataques nocturnos, ruidos de
merodeadores nocturnos en el umbral de la puerta de entrada, unos pasos a
través de la habitación de personas agachadas, furtivas, que llevan algo bajo
el brazo, o, únicamente, un movimiento de alguien escondido bajo la cama.
Gracias a unos contratos con un gran número de vendedores ambulantes y con la
mayoría de los cocheros, se puede poner a la venta o en alquiler, las
avalanchas contra una pared con patadas en el vientre, ruedas de coches que
pasan rozando, – o se vuelcan, según el precio […]. A las familias burguesas
que, en el campo, se pasean en barca los domingos, se les ofrece el brusco
hundimiento de las planchas de la barca, y, a aquellas que prefieren los
espectáculos matinales en un circo o en un cabaret, el grito: «¡Fuego! ¡fuego!»
que provoca de repente las avalanchas del rebaño enloquecido de espectadores contra
las puertas cerradas y hacia las infranqueables paredes […]
Y muchos más
casos en los que estos singulares empresarios urden tramas a cada cual más
truculenta para que la adrenalina de su clientela se convierta en un
desbordante manantial.
Por ejemplo
entre las acciones para producir un miedo sobrenatural, podemos destacar éste:
[…]Ayudándose de pequeños decorados fúnebres,
fácilmente transportables, y con un personal muy experto, elegido en su mayoría
entre sepultureros y antiguos empleados de Pompas Fúnebres, – personas
completamente adecuadas para dar una pincelada de naturalismo (pues hay que ser
moderno) a lo sobrenatural, – está en disposición de servir todos los pedidos
de una clientela que, pensamos, estará compuesta sobre todo de jóvenes damas
adictas a la morfina, de viudas o madres melancólicas que lloran a un esposo o
a un hijo, y cabalistas casi alcohólicos. Recomienda las apariciones que, dos a
dos, añaden al terror espectral un poco de sadismo de ultratumba, las lejanas
resurrecciones de seres amados entre un ruido de cadenas para el que no hay
igual. […]
Finalmente, para reafirmar la calidad de estos servicios,
reproducen dos cartas que le han sido enviados por clientes satisfechos. Sirva
como ejemplo la siguiente:
Castillo de Blessival, por Fleuriot (Eure)
12 de mayo de 1895.
12 de mayo de 1895.
Estimados Sres:
[…] Me place unir mi testimonio a tantos otros que
militan a favor de la empresa que ustedes han inaugurado. Mi abuela, la
marquesa de Blessival, de sesenta y cinco años, y que, desde hacía mucho
tiempo, se dedicaba a las prácticas del espiritismo, no había obtenido más que
resultados más o menos negativos […]
[…] tal fue el realismo de sus espectros, […] que mi abuela
cayó en síncope; desde ese instante no ha podido dejar su sofá, paralizada,
azorada, y esperamos su muerte de un día a otro. Les escribo esta carta para
que hagan de ella el uso que gusten y les ruego que crean en mi más sincera
admiración.
RENÉE DE BLESSIVAL.
Como se puede
comprobar se trata de un relato típicamente humorístico con cierto sarcasmo y
crítica hacia la burguesía emergente y a la aristocracia decadente de finales
del XIX, ávida de unas sensaciones
diferentes para escapar de la monotonía de una vida burguesa, acomodaticia y fácil,
así como de una burla al preponderante mundo de la parapsicología que llenaba
los salones de la época en la búsqueda de contactos con personas fallecidas.
Llegado a este
punto, no puedo sustraerme a referirme a la película The Game, dirigida por David Fincher en 1997, donde un hombre (Sean
Penn) encarga a una empresa, como regalo de aniversario para su hermano
(Michael Douglas), un multimillonario hombre de negocios de carácter agrio y
huraño, a extraordinarios peligros ficticios sin que éste se percate de que
todo se trata de una farsa. La idea es la misma que la del cuento de Mendès,
con la diferencia de que la película es un thriller
y por tanto carece del contenido humorístico que Mendès le confiere, centrándose
únicamente en el aspecto dramático y en la acción, algo propio del dinamismo
cinematográfico americano.
Después de
este paréntesis fílmico, analizaremos el cuento de Roald Dahl, La
Venganza es Mía,
S.A.
Como ya
indican sus siglas finales, se trata de una sociedad anónima, una empresa
creada por dos amigos, George y Claude. El relato está narrado en primera
persona por Claude. Comienza cuando ambos se encuentran sin un centavo y
pensando como van a salir de su penosa situación financiera. Cierto día, leyendo
la sección de “cotilleos” de los periódicos de sociedad de los periódicos,
advierten que alguno de los allí citados no repararía en gastos a la hora de
vengarse de aquellos periodistas que, impunemente, invadían vidas privadas y
publicaban como relación escandalosa asuntos íntimos y personales. Algo propio
de la prensa amarilla de finales del siglo XX y, lamentablemente, con una gran
audiencia en la televisión del XXI.
En esta tesitura,
Claude propone a George que sean ellos quiénes se encarguen de vengar al agraviado
o agraviada de las infamias vertidas públicamente en un medio de comunicación con
tanta difusión. Para ello se dedican a leer todos los días los ecos de sociedad
de los periódicos. Encargan unas tarjetas a un amigo impresor con el siguiente
encabezamiento y texto, que dirigen a los posibles clientes, casi todos de un
alto estatus social y por tanto de un elevado poder adquisitivo:
LA
VENGANZA ES MÍA S.A.
Estimado................................
Seguramente habrá
visto el calumnioso ataque, sin que mediara provocación alguna, que el
periodista ........................... ha desatado contra su persona en el periódico
de hoy. Sus insinuaciones son escandalosas, una deformación deliberada de la
verdad.
¿Está usted
dispuesto a consentir que un miserable provocador le insulte de esa forma sin
hacer nada?
Todo el mundo sabe
que los norteamericanos no permiten que se les insulte en público o en privado
sin que ello provoque su justa indignación y sin que procuren —mejor dicho, exijan—
una compensación adecuada.
Por otra parte, es
natural que un ciudadano de su posición y reputación no desee verse envuelto
personalmente en este sórdido asunto, ni tener el menor contacto directo con
persona de tal calaña.
¿Cómo, entonces,
puede reparar la afrenta? La respuesta es sencilla. LA VENGANZA ES MÍA,
SOCIEDAD ANÓNIMA, lo hace por usted. Nos comprometemos a infligir en su nombre,
con absoluta discreción, un castigo individual al periodista
..................... y a este fin sometemos respetuosamente a su consideración
diversos métodos (y precios).
1. Un fuerte puñetazo en la nariz… 500
dólares.
2. Poner un ojo
morado…600 dólares.
3. Puñetazo en la
nariz y un ojo morado…1000 dólares
3. Colocar una
serpiente de cascabel (tras haberle extraído el veneno) en el suelo del coche,
junto a los pedales, cuando aparque. 1500 dólares
4. Secuestrarlo con
un coche, quitarle la ropa, excepto los calzoncillos, los zapatos y los
calcetines, y soltarlo en la
Quinta Avenida en una hora punta…2500 dólares.
para
añadir finalmente:
Estos trabajos
serán realizados por profesionales.
Si desea
beneficiarse de alguna de estas ofertas, tenga la amabilidad de contestar a LA VENGANZA ES MÍA S. A.
(la dirección se indica en la tarjeta adjunta). Si es posible, se le notificará
con antelación el lugar y la hora en que tendrá lugar la acción, de modo que,
si lo desea, pueda presenciar nuestra actuación desde una prudente distancia
que le garantice el anonimato.
No tendrá que pagar
nada hasta que sus órdenes se ejecuten a su entera satisfacción, momento en que
se le enviará la cuenta por los procedimientos habituales.
Ni que decir
tiene que para sorpresa de nuestros dos pícaros, comienzan a lloverles las
peticiones, recibiendo cartas agradecidas de sus clientes:
Sus métodos parecen
un tanto heterodoxos, pero cualquier cosa que le hagan a ese canalla cuenta
con mi aprobación. De modo que adelante. Empiecen por el punto número uno, y si
lo logran, con mucho gusto les indicaré que continúen hasta el último. Envíenme
la factura.
William S. Womberg
Estimada La
venganza es mía, S. A. Es la mejor propuesta que he recibido desde hace años.
Aplíquenle al señor Jacob Swinski el tratamiento de la serpiente de cascabel
(punto 4). Pero no me importaría pagar el doble si se les olvidara sacarle el
veneno de los colmillos. Atentamente,
Gertrude Porter-Vandervelt
P.D.: Será mejor
que le hagan un seguro a la serpiente. La mordedura de ese tipo es más
peligrosa que la de una cascabel.
En mi actual estado
de ánimo, y en contra de mi leal saber y
entender, me siento tentado a contestar a su tarjeta y a rogarles que
depositen a ese sinvergüenza de Walter Kennedy en la Quinta Avenida,
vestido únicamente con la ropa interior. Pongo como condición que el suelo
esté nevado y que la temperatura sea bajo cero.
H. Gresham
Tengo el cheque de 500 dólares sobre la mesa, firmado. En el momento en que se me
presenten pruebas de que le han pegado un buen puñetazo en la nariz a Lionel
Pantaloon, se lo enviaré. Yo preferiría que le rompieran algo. Atentamente,
etc.,
Wilbur H. Gollogly
Finalmente
proceden a realizar los encargos solicitados, desapareciendo finalmente de la
ciudad para evitar las pesquisas policiales, con los bolsillos repletos,
A la vista de
lo expuesto, sospecho que Dahl conocía el cuento de Mendès. Aun cuando es obvio
que no se trata de un plagio, sin embargo la idea parece ser casi la misma. El
humor desplegado por Dahl es más moderno y su cuento está desarrollado en un
ámbito urbano propio de la época en el que fue escrito, criticando a la clase
alta y al periodismo sensacionalista que hace sentir a ésta última protagonista
inmerecida, para bien o para mal, de la sociedad de su tiempo.
Méndes le da
un aspecto más formal. Sus protagonistas son dos respetados caballeros de
negocios, mientras que los de Dahl son dos delincuentes de poca monta que han
tenido en un momento de su vida una idea descabellada pero brillante. También
es chocante este aspecto tan diametralmente opuesto.
En ambos casos
la estructura desarrollada en los dos cuentos, tanto a nivel expositivo como
temático, sigue un esquema casi idéntico:
1º)
Presentación de una insólita empresa que proporciona unos servicios de tal
naturaleza que en condiciones normales nadie solicitaría, pero que no dejan de
tener su cierto atractivo y una gran dosis de morbo.
2º) El envío
de las circulares a los clientes explicando el objetivo y naturaleza de sus
actividades, así como desarrollando los argumentos necesarios para hacerles ver
lo interesante de su oferta.
3º) La recepción
de cartas de clientes satisfechos.
4º) El humor
desplegado de principio a fin de los relatos.
5º) Crítica a
la sociedad de su época.
Además de los
cinco puntos enumerados, hay que tener presentes las similitudes que ya hemos
analizado al principio del presente artículo.
Mendès derivó
hacia la novela dramática y las obras teatrales y a la poesía, propias de
finales del siglo XIX, y Dahl hacia los cuentos con matices escatológicos para
niños, y guionista para la televisión, grandes negocios del siglo XX, siendo
reconocido como uno de los mejores escritores de literatura infantil de todos
los tiempos. Por el contrario Méndes quedó relegado al olvido y a las tesis de
algún que otro estudiante de literatura francesa. Desde este modesto artículo
quiero reivindicarlo como un gran trabajador de las letras y un excelente
dramaturgo, así como un cuentista excepcional. No fue un Maupassant ni un
Chejov y no pasó a la historia de la literatura como mereciese porque su obra
no superó la barrera tan difícil de franquear del tiempo, pero esa misma
historia tiene mucho que agradecerle por la influencia y ayuda que este hombre
proporcionó a los escritores de su época, impulsando el lanzamiento de revistas
literarias donde se darían a cononcer, y tuvieron sus primeras oportunidades,
los que más tarde serían célebres.
Que este
modesto artículo sirva para honrarlo por el legado que dejó a las futuras
generaciones que tienen la oportunidad de leerlo, estudiarlo y finalmente
quererlo, como es mi caso.
¿Es suficiente
todo lo anterior para afirmar que Roald Dahl fue influenciado por Catulle Mendès
cuando escribió su relato? Resulta difícil sostenerlo, pero moléstense en leer
ambos cuentos y al final decidan ustedes.
Todos los
cuentos de Catulle Mendès citados, y muchos más, pueden consultarse, traducidos
al español, en el sitio web: http://www.iesxunqueira1.com/mendes/cuentos.
El relato de Roald Dahl, todavía tiene en vigor los derechos de autor y fue
publicado en España por la editorial Edhasa en 1992, en una antología con el
mismo título.
Las sitios web
en español de Catulle Mendès y de Roald Dahl son respectivamente:
http://www.iesxunqueira1.com/mendes
http://www.iesxunqueira1.com/dahl
José M. Ramos González
Febrero 2010
[1] Le Danger pour tous, en
la antología L’Homme Orchestre con
ilustraciones de Lucien Métives, Ollendorff editor, París, 1896
[2] Vengeance is
Mine Inc. En More
Tales of the Unexpected, Penguin, Londres, 1980
[3] Matida 1986. Llevada al cine en 1996, dirigida por Danny DeVito e
interpretada por Mara Wilson, Danny DeVito y Rhea Perlman.
[4] Charlie and the
chocolat factory, 1964. Llevada al
cine en 2005, dirigida por Tim Burton e interpretada por Johnny Depp, Freddie
Highmore e Helena Bonham Carter.
[5] Going solo. 1986
[6] Dirty Beasts and
Enormous Crocodile 1978, 1983
[7] Revolting Rhymes 1982.
[8] La Belle au bois
rêvant...na antoloxía Les Oiseaux
bleus. Victor Havard editor. París, 1888.
[9] Parson's Pleasure, na antología More
Tales of the Unexpected, Penguin, Londres, 1980, aínda que foi escrito en
1958.
[10] Mrs. Bixby and
the Colonel's Coat ,
na antología More Tales of the Unexpected, Penguin, Londres, 1980.
[11] The Great Switcheroo
[12] The visitor
[13] Le bon cocher, en la antología La Princese
nue. Ollendorff editor. Paris, 1890.
[14] La cabine hantée, en la antología Les Boudoirs de verre, Ollendorff editor. Paris, 1884
[15] Gustave Flaubert. Madame
Bovary París 1857
[16] Escrito anónimo atribuido
a Guillaume Apollinaire, y considerada su primera obra. La primera edición
apareció en París en 1907, y la segunda en 1911 firmada con las siglas G.A.
[17] Mr. Botibol.
[18] The Umbrella Man