tag:blogger.com,1999:blog-82392224148508512542024-03-13T11:38:47.433-07:00Artículos y trabajosUnknownnoreply@blogger.comBlogger38125tag:blogger.com,1999:blog-8239222414850851254.post-10804934496688403272016-08-24T02:46:00.002-07:002016-08-24T03:18:01.688-07:00Gallegos en las guerras del Rif<style>
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<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 21.3pt;">
El 22 de julio pasado se cumplió
el aniversario del desastre de Annual, cruento episodio donde las huestes del
líder local, Abd el-Krim, mataron a millares de españoles en la guerra del Rif.
Con tal motivo, el Instituto Galego de Historia (IGALHIS) ha publicado <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Galegos nas guerras do Rif: Paisaxe bélica e
imaxinario anticolonial (1860-1927), </i>cuyo autor es el historiador
pontevedrés Dionisio Pereira.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 21.3pt;">
Dionisio Pereira es un avezado
investigador con muchos años de experiencia en el campo de la historia
contemporánea de Galicia y de sus gentes, por lo que no es sorprendente una
nueva publicación sobre la presencia de los gallegos en la guerra Marruecos. </div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 21.3pt;">
La exhaustividad de la metodología
de este historiador, lo ha llevado a buscar las huellas de nuestros antepasados
en la propia tierra donde lucharon y murieron. En consecuencia, este libro es
producto de una larga estadía en Marruecos, con testimonios de primera mano de
algunos de los pocos testigos que aún están vivos. Por supuesto no pueden
faltar las referencias a las numerosas crónicas, publicadas en la prensa
gallega, enviadas por corresponsales de la talla de Valentín Paz Andrade o Xosé
Ramón Fernández Oxea.<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://4.bp.blogspot.com/-O9vwfWtcng8/V71s0xVnrbI/AAAAAAAABX4/oXtY2ZtTXxMiiO1L0SCQ-hI9zgRUF74VQCEw/s1600/Maupassant.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://4.bp.blogspot.com/-O9vwfWtcng8/V71s0xVnrbI/AAAAAAAABX4/oXtY2ZtTXxMiiO1L0SCQ-hI9zgRUF74VQCEw/s320/Maupassant.jpg" width="229" /></a></div>
</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 21.3pt;">
Por otra parte, el autor no solo
estudia una parte de la historia de la España trágica en una época de
decadencia social y política, sino que la originalidad del libro estriba en la
utilización, como hilo conductor, de tres novelas de renombre que le confieren
un atractivo que trasciende más allá de un mero estudio histórico. Obras literarias
cuya trama se desarrolla en torno al conflicto estudiado y que se incardinan
perfectamente en el tema tratado, aportando al mismo tiempo una valiosa información
acerca de las inquietudes de la época y proporcionando una visión global de la
opinión general que se tenía del conflicto desde la península. Son estas, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El Blocao</i> de José Díaz Fernández (1928),
<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Imán</i> de Ramón J. Sender (1930) y la
trilogía <i style="mso-bidi-font-style: normal;">La Forja de un rebelde</i> de
Arturo Barea (1941-46).</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 21.3pt;">
Por otra parte, tratándose de un
libro de historia de un conflicto bélico donde hay dos contendientes en liza, se
agradece el esfuerzo realizado por el autor por mantener en todo momento una
imparcialidad que ennoblece la obra. Ni los españoles fueron héroes propios de
una epopeya a las que tan acostumbrados nos tienen algunos historiadores de
nuestro país, ni los moros fueron unos infieles, salvajes y deshumanizados. Es
una historia de oprimidos y opresores donde murieron inocentes tanto de uno
como de otro bando. </div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 21.3pt;">
Resulta sorprendente saber la
cantidad de gallegos que participaron en esta guerra y como se regó nuestro
tierra con las lágrimas de las madres que veían como se llevaban a sus hijos a
luchar a unas tierras tan lejanas y en una guerra que nunca llegaron a
comprender.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 21.3pt;">
El libro de Dionisio Pereira es
lectura obligada para los estudiosos de la historia finisecular decimonónica de
España y aconsejable para todos los amantes de las buenas lecturas.<br />
<br />
<div style="text-align: right;">
José M. Ramos. Agosto 2016 </div>
</div>
Unknownnoreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-8239222414850851254.post-13579317017571058262016-02-25T08:26:00.000-08:002016-02-25T08:29:50.737-08:00"El despertar" de Kate Chopin<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 21.3pt;">
Resulta del todo infrecuente
encontrar en el siglo XIX mujeres cuyas actividades artísticas trasciendan más
allá de lo que puede considerarse una afición o un exótico complemento a sus
labores domésticas. La mujer decimonónica finisecular, a la que una burguesía
conservadora embrida mediante unas duras convenciones sociales, y que necesita
rebelarse de algún modo contra la inacción y pobreza de espíritu a la que se ve
relegada bajo la opresión masculina, solamente puede salir de esa prisión
tratando de emular lo que más admira: la libertad del artista. En una época de
florecimiento de las artes, en particular de la literatura y las artes
plásticas, comienzan a surgir <br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://3.bp.blogspot.com/-k8qJxY04yAs/Vs8rwxAqlyI/AAAAAAAABVI/u3SWJiS5rEE/s1600/el%2Bdespertar.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="400" src="https://3.bp.blogspot.com/-k8qJxY04yAs/Vs8rwxAqlyI/AAAAAAAABVI/u3SWJiS5rEE/s400/el%2Bdespertar.jpg" width="243" /></a></div>
mujeres escritoras, pintoras, músicos que, en
menor o mayor grado, limitan su campo de acción al entorno reducido de
familiares, amigos y conocidos. Su talento es frenado precisamente por el
desdén que la sociedad manifiesta hacia sus creaciones, considerándolas de nivel
inferior por el mero hecho de ser mujeres. La influencia de filósofos como
Nietschze, Schopenhauer, o de escritores de renombrada celebridad e influencia,
que describen a la mujer como un ser creado tan solo para constituir la
felicidad de los hombres y un vehículo para perpetuar la especie, está tan
imbricada en el inconsciente colectivo, que incluso es la propia mujer quien se
cree incapacitada para conseguir las cotas que el artista masculino llega a alcanzar.
Y cuando no es así, algunas deben ocultarse bajo un pesudónimo masculino con la
pretensión de ser tomadas en serio. ¿Cuántas mujeres se han quedado en el camino
por este evidente prejuicio? Grandes escritoras no han publicado, grandes
pintoras han visto su obra relegadas al olvido, o condenados a decorar las
paredes de su casa por temor a la burla de los críticos, virtuosas del piano no
han compuesto porque su baja autoestima las sumía en la idea de que su talento
era una mera imitación de lo ya compuesto por hombres…</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 21.3pt;">
Pero en ocasiones, alguna de
estas mujeres olvidadas resurge de ese injusto oscurantismo gracias a la
paciente y minuciosa labor de algún estudiante que, en su afán de originalidad
a la hora de elegir el tema de su tesis, descubre en alguna biblioteca
polvorienta un librito o una referencia al paso de una de estas artistas
ignotas a la que resucita brevemente para, acto seguido, y tras la defensa de un
brillante trabajo calificado de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">cum
laudem</i>, vuelve a caer de nuevo en el ostracismo de la memoria.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 21.3pt;">
Es una excepción el caso de Kate
Chopin, escritora norteamericana que, influenciada por el naturalismo francés,
escribió una novela titulada <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El despertar,</i>
cuya primera y única edición fue sufragada por ella misma. Tuvo cierta
resonancia en la prensa de la época y fue muy criticada porque se consideraba
un ataque frontal a las convenciones sociales de la burguesía. Una novela
doblemente transgresora por ser precisamente autoría de una mujer burguesa. Sin
embargo, a su muerte, cayó en un profundo olvido, y fue a principios del siglo
XXI cuando fue recuperada y profusamente estudiada por su enorme calidad.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 21.3pt;">
La trama consiste en la
revelación experimentada por una joven mujer, Edna Pontellier, casada con un
rico criollo de New Orleans. Edna se enamora de un joven durante su estadía en
un establecimiento de veraneo y este amor le abre todo un mundo de
posibilidades que ignoraba, hasta el punto de desatender el cuidado de sus
hijos o las relaciones sociales imprescindibles para el mantenimiento del honor
del apellido de su marido. Es tan grande su deseo de libertad que ante la
imposibilidad de conseguirla porque la sociedad no se lo va a permitir, opta
por liberarse mediante el suicidio.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 21.3pt;">
Esta actitud egoísta, esta
rebelión interior y ese final cruento, nos recuerdan a Emma Bovary. Incluso los
nombres de ambas protagonistas son muy similares fonéticamente. El solitario de
Croisset, como se le llamaba a Flaubert, era enemigo despiadado del burgués,
pero también era un misógino declarado, por lo que cabe colegir que su obra es
producto de una profunda reflexión intelectual. Flaubert se muestra impasible
ante su heroína. No toma partido en las decisiones de su protagonista y,
siguiendo las doctrinas naturalistas, jamás se involucra en la historia,
manteniéndose fríamente al margen y actuando como un narrador lejano y sin
pasión. Por el contrario, en el caso de Edna Pontellier, si bien la actitud que
parece adoptar es egoísta, la narradora mantiene una complicidad con ella que
bien pudiera parecer que es la misma Kate Chopin quien describe sus propias
experiencias vitales. Se produce una empatía manifiesta entre narradora y
protagonista, por lo que su análisis es más visceral, más profundamente
psicológico, en definitiva más cercano por un ejercicio de introspección,
consciente o inconsciente, de la autora. La novela de Chopin es una
introspección que se proyecta hacia el entorno de su heroína, por el contario, la
de Flaubert sitúa a la protagonista como la títere de los elementos externos
que influyen en sus deseos, a cada cual más en oposición con su condición
social.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 21.3pt;">
La segunda diferencia sustancial
es que Emma Bovary pretende ser quien no es y todo su comportamiento se
fundamenta en un planteamiento falaz, de modo que cuando la verdad surge
cruelmente ante sus ojos, opta igualmente por el suicidio mediante la ingesta
de cianuro. Edna Pontellier, sin embargo, no actúa por un anhelo
artificialmente gestado en una mente con cierta patología malsana, sino que es
su propia personalidad la que sufre un cambio radical derivado de su propio
interior, que la impulsa a actuar con honestidad para con ella misma, si bien
esa transformación acabe con su vida ahogándose en las gélidas aguas del
Misisipi.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 21.3pt;">
El suicidio de Emma Bovary es muy
explícito, pero el de Edna Pontellier parece dejar un pequeño poso de duda
acerca de tratarse de una muerte voluntaria.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 21.3pt;">
Y la tercera diferencia es de índole
estilístico. Flaubert era un maniático del ritmo y la métrica en su prosa,
mientras que la prosa de Chopin, por el contrario, es más fluida y ligera.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 21.3pt;">
Tal vez resulte un ejercicio
demasiado petulante comparar una de las mejores novelas del siglo XIX y de todos
los tiempos de la Literatura Universal, tal cual es <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Madame Bovary</i>, con una pequeña y desconocida novelita de una
escritora norteamericana decimonónica, pero es que <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El despertar</i>, es más que una novela al uso. Es el desgarrador
manifiesto de una mujer reivindicando una libertad que hoy en día todavía está
cuestionada en muchos sectores de la sociedad en la que vivimos y que en la
época en que fue escrita resultaba ser una mera utopía.</div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div align="right" class="MsoNormal" style="text-align: right;">
José M. Ramos González</div>
<div align="right" class="MsoNormal" style="text-align: right;">
<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Pontevedra, 25 de febrero de 2016</i>.</div>
Unknownnoreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-8239222414850851254.post-74476899975906783862016-02-08T01:47:00.000-08:002016-02-08T01:47:10.777-08:00Loterías<center>
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<div style="margin-bottom: 5px; text-align: center;">
<b> <a href="https://www.slideshare.net/maupassant3/lotera-57996976" target="_blank" title="Lotería">Lotería</a> </b><span style="color: #0000ee;"><u><b>por</b></u></span> <b><a href="https://www.slideshare.net/maupassant3" target="_blank">Jose Ramos</a></b> </div>
</center>
Unknownnoreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-8239222414850851254.post-23905461932560343542015-07-10T05:59:00.003-07:002015-07-10T07:31:36.648-07:00O. Henry. Un escritor de pluma blanca<!--[if gte mso 9]><xml>
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<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">O. Henry, pseudónimo de William Sydney
Potter, fue un escritor norteamericano en la transición del siglo XIX al XX que
cultivó el género del cuento con final sorprendente e inesperado. Como no llegó
a escribir una obra de amplio alcance narrativo que lo incluyese en el panteón
de autores reputados, la crítica literaria lo relegó a un segundo plano, pese a
la aceptación unánime del público.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Como la mayoría de los escritores de su
época, O. Henry se dio a conocer en las páginas de los periódicos, ejerciendo
la profesión que sería un trampolín para muchos de ellos: el periodismo. La
prensa, vehículo de transmisión de la narración corta e incluso no tan breve
con el folletín o publicación en fascículos, le permitió darse a conocer y, con
posterioridad, vivir de su labor como creador de fantasías del gusto de un
público que comenzaba a forjar los destinos de una gran nación, a lo que la
prensa iba a contribuir en gran medida.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Original de Greenboro, un pueblo de
Carolina del Norte, se asentó durante <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>los
últimos años de su vida en New York, después de haber tenido una tormentosa
juventud y haber estado encarcelado por un presunto desfalco perpetrado en el
banco en el que trabajaba. Su actividad en el ámbito bancario se deja traslucir
en muchas de sus narraciones, donde se advierte su conocimiento de primera mano
de la jerga y entresijos de esa actividad. <table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="http://2.bp.blogspot.com/-era2Jl0c3fg/VZ_CpONAi_I/AAAAAAAABK0/GohxfKlqJs0/s1600/ohenry.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" src="http://2.bp.blogspot.com/-era2Jl0c3fg/VZ_CpONAi_I/AAAAAAAABK0/GohxfKlqJs0/s1600/ohenry.jpg" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">O. Henry (1862-1910)</td></tr>
</tbody></table>
</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Comenzó escribiendo cuentos cuya trama
se desarrollaba en el Oeste, creando personajes un tanto estereotipados, tales
como forajidos, cowboys, vagabundos, enmarcando sus aventuras en los áridos
paisajes de Texas o Nuevo Méjico.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Sin embargo, en los diez últimos años de
su vida, cambió el marco rural por la agitación de la gran ciudad, esa
concentración urbana que determinará el destino de los personajes que por ella
pululan, poniendo al descubierto sus anhelos, sus alegrías, sus penas, sus
fortunas y sus miserias. O. Herny utiliza toda una variopinta gama de
personajes: mendigos, mujeres solteras, matrimonios, aristócratas, burgueses,
policías… y los mueve a su antojo con un realismo un tanto forzado, pues llega
a tensar en demasía las intrigas para encauzarlas hacia un desenlace que
impacta por lo insólito, y, por tanto, poco verosímil. Trasgrede la realidad,
convirtiendo fenómenos aleatorios en deterministas, y privándola de su
principal característica: el azar. El azar siempre juega a favor de corriente
del autor, dirigiéndolo por un sendero cuyo final ha sido <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>determinado <i style="mso-bidi-font-style: normal;">a priori</i>, sorprendiendo al lector con una conclusión que casi nunca
deja indiferente. De este modo, la imaginación y la creatividad en O. Henry, supera
esa exquisitez realista, patrimonio exclusivo de los autores europeos, y cuya
carencia se le reprocha. Sin embargo no se puede decir que la idiosincrasia de
sus protagonistas no sea auténtica; son sus actos y consecuencias lo que se le
cuestiona por ese afán de ofrecernos una explosión de fuegos artificiales en
las últimas líneas de sus relatos.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Para manipular los destinos de sus
personajes, y para subvertir una realidad cotidiana, que en la mayoría de los
caso resultaría anodina, el autor recurre al esperpento como técnica literaria
y, sobre todo, al humor, un humor reforzado con una prosa exquisita y un
extraordinario dominio del eufemismo. Este estilo, rico en matices,<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>es muy propio de los autores norteamericanos
que proceden del mundo periodístico: Ambrose Bierce, Mark Twain, Bret Harte.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">A diferencia de sus colegas europeos, de
moral más relajada, O.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Henry es un
escritor que se caracteriza por una notable pulcritud. Siguiendo las pautas de
la literatura norteamericana, influenciada por el puritanismo imperante en la
sociedad, O.Henry es un autor para todo tipo de público. Ni una palabra
malsonante, ni un personaje sórdido o moralmente reprobable. Incluso los
malvados y los personajes con alguna carga de negatividad, tienen un alma, una
componente espiritual, una sensibilidad que atenúa y redime sus pecados,
minimizando el carácter doloso de sus comportamientos. Tal vez, esta
benevolente mirada hacia los delincuentes sea consecuencia de la empatía que el
autor llegó a establecer con sus compañeros de prisión. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Conviene resaltar que O. Henry bebió en
otros autores de cuentos. Conocía al maestro de la narración breve, Guy de
Maupassant, al que menciona en uno de sus relatos, haciendo alusión a su
maestría. Pero también fue fuente de inspiración para muchos otros, y hoy en
día el relato corto con final sorprendente suele ser una constante en muchos de
los más afamados escritores de nuestro tiempo.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Las tramas que desarrolla se centran
normalmente en las inquietudes de un personaje, protagonista principal del
cuento, a veces de dos, más que en situaciones que impelen a una colectividad a
la acción. Todo ello sin demasiados alardes psicológicos y yendo directamente a
lo que le interesa. Las mujeres, por ejemplo, desempeñan un rol característico
en su obra como seres delicados, frágiles, sumisos y deseosos de emanciparse
económicamente.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Como muchos autores de
fin de siglo, O. Henry no es ajeno a los prejuicios de su época, y, en una
sociedad eminentemente patriarcal, trata a la mujer con cierto paternalismo no
exento de desdén. Las expresiones que la mujer le sugiere, muestran a todas
luces una ligera actitud machista, sin llegar a la misoginia que impera<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>durante todo el siglo XIX y gran parte del
XX, con las doctrinas y principios de Schopenahauer o Nietzche. Las mujeres son
«la brigada del carmín y el estropajo». Así las define O. Henry, en un contexto
humorístico, en el cuento <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Una Navidad en
el empalme</i>, haciendo alusión a su coquetería y a su dedicación a las
labores domésticas. En casos excepcionales, el débil y sumiso es el hombre,
pero su condición masculina provoca una reacción de valentía final, rebelándose
contra la opresión a la que está sometido (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Memorias
de un perro amarillo</i>).</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>En
los cuentos de O. Henry, la mayor ambición<span style="mso-spacerun: yes;">
</span>de la mujer es el matrimonio. La búsqueda de un compañero que bajo el
cual pueda guarecerse de una sociedad que considera a la mujer solitaria, como
un ser condenado a un destino incierto y miserable, puesto que ha sido creada
para convertirse en la compañera, o mejor dicho en el complemento del hombre.
Y, paradójicamente, una vez en pareja, sometida a los caprichos y autoridad del
esposo, su situación se vuelve más penosa, pues es víctima de malos tratos y
desconsideración, pero lo asume con alegría, como si todo ello formase parte de
su propia condición de mujer. Este es el caso del célebre cuento <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Tragedia en Harlem</i>, cuyo título resulta
muy sugestivo porque el lector nunca llegará a determinar si el término
“tragedia” se refiere a la violencia doméstica explícita en el cuento, o si
alude al dolor de la esposa porque su marido no la agrede, considerando esta
inacción como un gesto de indiferencia y por tanto de falta de amor. O. Henry
da un tratamiento a la violencia doméstica que hoy nos puede parecer
insultante, pues la mujer disfruta siendo víctima; incluso considera su
matrimonio fracasado si su marido no tiene poder sobre ella. Y la propia
sociedad lo tiene tan asumido que lo ve con normalidad. Tan es así, que un policía,
testigo de una riña doméstica, hace caso omiso con toda naturalidad del
incidente, continuando con su ronda nocturna (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Entre dos asaltos</i>). Pero en realidad lo que O. Henry nos plantea es
una crítica social sobre el matrimonio y la difícil convivencia en cuartos de
pensión barata, pequeños habitáculos, donde la falta de espacio y la miseria
catalizan y despiertan los instintos más violentos del hombre.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Todo lo anterior, como ya hemos dicho,
matizado con una pátina de humor que desencadena en el lector una sonrisa, más
que un sentimiento de indignación o de lástima.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Otro tema bastante recurrente en su obra
es la del sujeto insatisfecho con su condición social, deseando alcanzar un
estatus diferente. Esto provoca narraciones donde se produce un travestismo temporal.
El pobre se transforma en rico, el rico en pobre… (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Mientras el auto espera</i>)</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Por último, O. Henry manifiesta una
especial sensibilidad hacia los más desfavorecidos. Los vagabundos y mendigos,
son protagonistas en muchos de sus cuentos. Los trata con cierto paternalismo,
pero no incide en su miseria, sino que destaca sus ganas de vivir y su satisfacción
por pagar el precio de la miseria a cambio de alcanzar una libertad absoluta. (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">El policía y el himno, Dos caballeros en
acción de gracias</i>)</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">En resumen, hoy podríamos calificar la
literatura de O. Herny de “blanca” en oposición a la de otros compatriotas
suyos como Edgar Allan Poe o Ambrose Bierce, que tildaríamos de “negra”, sobre
todo por los contenidos más oscuros y dramáticos de sus relatos. Su forma de
narrar nos recuerda más a Mark Twain, aunque este haga gala de un humor más caustico,
y su crítica social resulte mucho más evidente.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Con humor y un sarcasmo carente de
malicia, nos sumerge en la ciudad y nos muestra como sigue su curso, cobijando
a esa humanidad hormigueante y gregaria, que camina y marcha sin saber muy bien
hacia donde… tal vez su destino sea un final inesperado del que O. Henry es
consumado maestro.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"> </span> </div>
<div align="right" class="MsoNormal" style="text-align: right;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif";">José M. Ramos. Vigo 7 julio 2015.</span></div>
Unknownnoreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-8239222414850851254.post-91585423473494504552015-04-02T03:53:00.005-07:002015-04-02T03:59:36.102-07:00El profanador (relato)<!--[if gte mso 9]><xml>
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<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 21.3pt; text-justify: inter-ideograph;">
<span lang="ES-TRAD">Las broncíneas campanas del carrillón
del ayuntamiento dieron las doce. Los goznes de la vieja puerta del cementerio
chirriaron, produciendo un efecto horrísono en las sombras de la noche. No se
oía otro ruido que el grito lastimero generado por el rozamiento del metal
oxidado con el granito milenario.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 21.3pt; text-justify: inter-ideograph;">
<span lang="ES-TRAD">El portalón, gigante verja de hierro
fundido, tenía cuatro metros de alto, y la fuerza desplegada por el profanador
para entreabrirla era considerable, pero éste era un hombre fornido y resuelto.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 21.3pt; text-justify: inter-ideograph;">
<span lang="ES-TRAD">Acostumbrado a violentar todo tipo de
obstáculos, abrir esa puerta era cuestión baladí; por suerte no tenía que
luchar contra un candado o una cerradura que pudiera haberse opuesto a sus malévolas
intenciones. Todavía joven, vivía de los robos que perpetraba aquí y allá, pero
sobre todo de los pingües beneficios obtenidos con el saqueo de tumbas, robando
todo aquello de valor que el finado se lleva consigo en su postrer viaje:
joyas, relojes, gemelos, pulseras, cadenas…etc.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 21.3pt; text-justify: inter-ideograph;">
<span lang="ES-TRAD">El hombre, tan voluntarioso como
desalmado, carente del más mínimo escrúpulo, escoria social, delincuente
irredento, entró en el camposanto mirando a izquierda y derecha, como
escrutando en el silencio la presencia de cualquier elemento que pudiera
delatarle, pero ni los ojos ni el ulular de pesadilla de las lechuzas, ni
siquiera las copas de los cipreses meciéndose merced a un viento inexistente, se
manifestaban en la oscura noche. La naturaleza parecía tan muerta como los que
dormían su eterno sueño en las tumbas que se alineaban con precisión matemática
en un despliegue de sencillo diseño arquitectónico, cuyo único fin era
optimizar el espacio en tan pocas hectáreas de terreno.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 21.3pt; text-justify: inter-ideograph;">
<span lang="ES-TRAD">Conocedor de los múltiples vericuetos y
senderos de esa necrópolis, de esa ciudadela sin vida con sus calles solitarias
y sus pequeños edificios, sus cenotafios, sepulcros y panteones, artísticos los
unos, prosaicos los otros, el profanador se dirigió sin dudar hacia su
objetivo: la tumba de una mujer que había sido enterrada esa misma mañana. Sabía
que era joven; había asistido a su inhumación para estudiar el terreno. Se
había quedado un tanto alejado de la comitiva porque no quería llamar la
atención. Toda precaución era poca, y pasó desapercibido entre algunos
visitantes que, a aquella hora, presentaban sus respetos y adecentaban las
últimas moradas de sus difuntos. Mientras tanto, el sepelio de la infortunada
muchacha se celebraba con manifestaciones de duelo y con gran incontinencia de
llantos. Una pareja de ancianos, con el semblante distorsionado por un rictus
de dolor, parecían ser los padres de la muerta. Un grupo de personas, con caras
serias y circunspectas, los rodeaban con ánimo protector y condescendiente. <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>En algunos de esos tristes rostros ve veían
como las lágrimas rodaban por las pálidas mejillas y <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>el movimiento de los pañuelos blancos,
destacando sobre el luto del conjunto, que se obstinaban en secarlas.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 21.3pt; text-justify: inter-ideograph;">
<span lang="ES-TRAD">Él apuntó mentalmente la ubicación del
nicho donde habían introducido el ataúd de cedro, cuyo brillo, debido a la capa
de barniz que lo cubría, quedó apagado de inmediato en la oscuridad de la
hendidura donde permanecería para siempre, salvo que él lo impidiera. Y esa
noche, era precisamente lo que él iba a hacer bajo el cielo que, cual sudario
negro, no permitía pasar ni el más mínimo resplandor de las estrellas eclipsadas
por las estáticas nubes que permanecían en lo alto como mudos testigos de lo
que iba a suceder. Las estatuas marmóreas de los ángeles que coronaban los
sepulcros, en mirada lánguida dirigida al cielo, se aferraban a las cruces para
no levantar un vuelo que los liberase de custodiar una tumba terrena. Formaban
un ejército alado y pétreo, indiferentes a la presencia de aquel mortal que caminaba
ajeno a ellos y que todavía no había ido a engrosar las legiones de demonios que
eternamente combatían.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 21.3pt; text-justify: inter-ideograph;">
<span lang="ES-TRAD">Cuando le asaltaba algún prurito de
miedo atávico a los muertos, no lograba comprender esa debilidad de su
inconsciente y trataba de racionalizarlo.<span style="mso-spacerun: yes;">
</span>Siempre se decía a sí mismo que los vivos eran más peligrosos que los difuntos,
porque estos últimos jamás presentaban batalla ni oponían la más mínima
resistencia. Robar a un muerto era más fácil que quitarle el caramelo a un
niño. Así pues, a diferencia de todo mortal, no temía lo que para muchos la muerte
tiene de tétrico y pavoroso ni respetaba lo que para la mayoría la muerte
representa de sagrado.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 21.3pt; text-justify: inter-ideograph;">
<span lang="ES-TRAD">A derecha… ahora a izquierda… todo
recto…<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Y así, en una caótica trayectoria,
por él<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>retenida en su memoria de
predador, se encontró ante el panteón que contenía el nicho de la recién sepultada.
Una mujer joven debería haber sido colocada en el féretro con sus mejores
galas, con sus más caras joyas; al menos una sortija, una cadena… Debido a la
juventud de la difunta no esperaba encontrar oro en su dentadura.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 21.3pt; text-justify: inter-ideograph;">
<span lang="ES-TRAD">Cuando se encontraba alguna pieza de
oro, la extraía con las tenacillas que portaba consigo en el bolsillo, herramienta
que, junto con una ganzúa para <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>forzar la
tapa del ataúd y un duro mazo de hierro para romper el mármol que tapaba la
entrada al nicho, portaba en una bolsa. Buscando piezas dentarias de oro, a
veces utilizaba la ganzúa para abrir las mandíbulas del cadáver porque el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">rigor mortis</i> las mantenía fuertemente
apretadas. Su decepción era muy grande cuando no hallaba el preciado metal, porque
últimamente las dentaduras de oro eran muy escasas.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 21.3pt; text-justify: inter-ideograph;">
<span lang="ES-TRAD">Volvió a mirar una última vez hacia
atrás, pero no por temor a que lo vieran, sino por un mero acto reflejo del que
sabe que va a cometer un acto ilegal. En su alma no había siquiera un ápice de
arrepentimiento por lo sacrílego de su proceder.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 21.3pt; text-justify: inter-ideograph;">
<span lang="ES-TRAD">Abrió la bolsa. El ruido de la
cremallera, amplificado por la quietud reinante, se hizo más estridente de lo
normal, por lo que se vio obligado a mirar nuevamente a su alrededor. Tomó el
mazó, lo levantó sobre su cabeza y, cuando estaba a punto de asestar el primer
golpe que haría añicos la lápida, escuchó un ruido que lo sobresaltó, no de
miedo, sino por lo inesperado que resultaba en aquel instante y en aquel lugar.
Era un ruido rítmico, como de pisadas arrastradas en un caminar pausado. El
ruido aumentaba, se acercaba al lugar donde el profanador se encontraba.
Haciendo un acopio de lógica, pensó que se trataría de algún animal,
probablemente un perro<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>o un gato que se
había introducido por algún agujero del muro que rodeaba el camposanto. De
pronto, una vaga inquietud comenzó a invadirle. Bajó el mazo y, llevándolo
contra su pecho, lo aferró con más fuerza en automática actitud defensiva.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 21.3pt; text-justify: inter-ideograph;">
<span lang="ES-TRAD">Súbitamente, y de entre las sombras, surgió
una horrenda figura. Una mujer casi desnuda, con el rostro ensangrentado, los
cabellos lacios y empapados en un líquido espeso, la mirada desorbitada y la
ropa hecha jirones. Por la esbeltez de su cuerpo parecía joven y la blancura de
su piel destacaba por zonas sobre la sangre y la tierra que tenía adherida por
todas partes. Un reguero de sangre caía por sus muslos. Se movía como un alma
en pena y se dirigía hacia el profanador con los dos brazos dirigidos hacia él
y emitiendo unos sonidos guturales que rompían el silencio de la noche de forma
pavorosa.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 21.3pt; text-justify: inter-ideograph;">
<span lang="ES-TRAD">Ante esa aparición que le señalaba,
intentando arrojarse en sus brazos, enfrentado a ese ente de ultratumba salido
de la imaginación más abyecta que parecía querer atacarle, el hombre gritó, y
notó como en su mente algo se rompía. Un razonamiento invasor se introdujo en
su cerebro y comenzó a consumirlo a velocidades vertiginosas. Todo su ser
estaba poseído por la esencia del miedo, aunque él no sabría definir que era
aquello que lo devoraba desde su interior. Y cuando aquel espectro se
encontraba a dos pasos, en un instante de alarma desatada en un rincón de no se
sabe qué lugar de su conciencia, asestó un golpe de mazo a aquel ser en la
cabeza. Aquella cabeza explotó como explota una calabaza cuando se golpea con
un objeto contundente. El ruido del cráneo reverberó como un eco maléfico, pero
también silenció aquel lamento, entre llanto y chillido, que emitía aquella
imagen fantasmal, lo que alivió por un instante al aterrorizado hombre que sin
embargo recibía una lluvia de sangre y sesos.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 21.3pt; text-justify: inter-ideograph;">
<span lang="ES-TRAD">Y aquel miedo cerval, aquel miedo que
jamás había sentido, le impelió a correr sin mirar hacia atrás, a correr como
un poseso, a correr huyendo de aquella ánima, de la personificación de todas
sus debilidades, de toda su maldad, en definitiva… a escapar de sí mismo,
creyendo que era víctima de una venganza por toda su perfidia. Mientras corría
enloquecido, rezaba por primera vez en su vida con el fervor del más ardiente
de los arrepentidos.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 21.3pt; text-justify: inter-ideograph;">
<span lang="ES-TRAD">Una hora después, tras beber sin desmayo
en un solitario callejón,<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>cayó en el
sopor de una embriaguez que casi lo mata, mientras soñaba con tumbas, cadáveres
y dientes de oro… en una especie de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">delirium
tremens</i> fúnebre.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Cuando despertó,
creyendo haber tenido una horrible pesadilla, descubrió que sus ropas estaban
manchadas de sangre, y trozos secos de una sustancia gelatinosa y blanquecina,
como los gusanos que tantas veces había tenido que apartar de su camino para
obtener su macabro botín, se adherían a su chaqueta y a sus pantalones como
mudos testigos de la realidad de lo acontecido. Se estremeció y de nuevo le
invadió el miedo, un miedo mitigado por la claridad del amanecer. Se levantó, y
trastabillando, con las ropas hechas unos harapos, apestando a alcohol y a
heces, comenzó a caminar sin rumbo ante la repulsión y el desdén de los
transeúntes que trataban de esquivarlo.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 21.3pt; text-justify: inter-ideograph;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 21.3pt; text-justify: inter-ideograph;">
<span lang="ES-TRAD">En el periódico de la tarde de hoy, se
pudo leer el siguiente titular y el ulterior desarrollo de la noticia:</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 21.3pt; text-justify: inter-ideograph;">
<br /></div>
<div align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center; text-indent: 21.3pt;">
<b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">Brutal crimen</span></b></div>
<div align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center; text-indent: 21.3pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-left: 1.0cm; text-align: justify; text-indent: 21.3pt; text-justify: inter-ideograph;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11.0pt;">Ayer,
sobre las 23 horas, A.R y J.A, <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>vecinos y
novios de esta localidad, se encontraban en su automóvil en las proximidades
del cementerio local, cuando cuatro hombres encapuchados, les hicieron salir
del vehículo a punta de pistola. El muchacho fue golpeado hasta que los
delincuentes lo dieron por muerto, mientras que la mujer fue arrastrada al
interior del recinto funerario. Esta mañana, mientras hacía su ronda, el guarda
del cementerio, encontró el cadáver de la mujer. Del análisis forense se
desprende que fue violada repetidas veces, torturada y golpeada posteriormente,
probablemente un mazo que se encontró en el lugar que le destrozó la caja
craneal, produciéndole la muerte de inmediato. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-left: 1.0cm; text-align: justify; text-indent: 21.3pt; text-justify: inter-ideograph;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11.0pt;">La
policía está llevando a cabo las pesquisas para encontrar a los responsables,
pero todavía no ha trascendido el fruto de sus investigaciones.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-left: 1.0cm; text-align: justify; text-indent: 21.3pt; text-justify: inter-ideograph;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-left: 1cm; text-align: right; text-indent: 21.3pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 11.0pt;">José M. Ramos González. Febrero 2015</span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://4.bp.blogspot.com/-CsrF7UQe1v0/TMMGei5p8JI/AAAAAAAAACI/pe1LtO2YDj8/s1600/Linea-separadora3inv.png" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="http://4.bp.blogspot.com/-CsrF7UQe1v0/TMMGei5p8JI/AAAAAAAAACI/pe1LtO2YDj8/s1600/Linea-separadora3inv.png" height="27" width="320" /></a></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-left: 1cm; text-align: right; text-indent: 21.3pt;">
</div>
Unknownnoreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-8239222414850851254.post-28061196825927417712015-03-08T09:47:00.003-07:002015-03-08T09:48:52.820-07:00La oscuridad (relato)<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1cm;">
<span lang="ES-TRAD">Dicen que cuando alguien se enfrenta a la
muerte, ve pasar ante sí la película de su vida, condensada en unos segundos,
antes de entrar en el oscuro túnel donde la conciencia se desvanece. Muchos
psiquiatras y otros estudiosos han tratado de explicar este curiosa fenómeno,
justificando el proceso como una reacción de la mente ante un hecho traumático,
una defensa de la psique ante una amenaza.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1cm;">
<span lang="ES-TRAD">¿En realidad qué pasa en el interior de
estas personas ante situaciones límite? </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1cm;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1cm;">
<span lang="ES-TRAD">Se despertó relajada, pero muy
somnolienta. Los párpados parecían pesarle una tonelada por lo que no se esforzó
en intentar abrirlos. Sentía una paz interior indolora, sin embargo su sentido
del olfato parecía no estar aletargado y le olía a lejía. La lasitud de su
cuerpo dio paso a un pequeño movimiento espasmódico de sus miembros. Hacía
frío. Esa frigidez estaba comenzando a atenazarla y los temblores iniciaban la
distensión de s<a href="https://www.blogger.com/null" name="_GoBack"></a>us músculos hasta ese momento inertes.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1cm;">
<span lang="ES-TRAD">Hizo un nuevo intento para abrir los ojos,
y, sobreponiéndose a la pereza, logró entreabrirlos, pero no vio absolutamente
nada porque la oscuridad era más negra que la intensidad de cualquier color
negro que podía recordar. Sin embargo el olor era penetrante.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1cm;">
<span lang="ES-TRAD">Intentó recordar quien era y donde
estaba, pero su mente se resistía al igual que lo habían hecho sus párpados. Hizo
un acopio de voluntad para tratar de rememorar su reciente pasado y el esfuerzo
fue recompensado con el recuerdo de su enfermedad: Una parálisis progresiva que
la había tenido postrada en una cama, casi en estado vegetativo durante años.
Recordaba que escuchaba lo que la rodeaba, la voz de sus familiares, sus caras,
sus visitas. Luego las visitas se habían hecho cada vez más esporádicas. Por
último, el abandono, la soledad de días y días sin que nadie fuese a visitarla
a aquel sórdido hospital donde las enfermeras la ignoraban, mientras pedía
auxilio a gritos; gritos que solo ella podía escuchar en el interior de su
cerebro, pero que no trascendían en ondas acústicas que pudieran ser percibidas
por los demás. Comenzó a recordar los inicios de su enfermedad y como de pronto
se encontró en aquel hospital sin poder moverse, sin poder hablar, sin poder
manifestar sus sentimientos ni expresar todo el horror que sentía. De vez en
cuando una lágrima fluía desde su lacrimal hasta el mentón, cayendo pesadamente
sobre la sábana, pero solamente era un proceso fisiológico ya que cuando quería
llorar – y era la mayor parte del tiempo–, las lágrimas no afloraban. Solo su
mente estaba activa, lamentablemente alerta y activa, para ser consciente del
estado en el que se encontraba. Esa era su condena.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1cm;">
<span lang="ES-TRAD">Deseó morir muchas veces. La mayor parte
del tiempo se lo pedía a Dios, pero hacía tiempo que había dejado de creer que
Dios tuviera algo que ver en su situación. Quiso acabar con aquello durante
mucho tiempo, hasta que se rindió a la evidencia. Sus padres no la
desconectarían jamás de la máquina que la mantenía con vida, nunca le
arrancarían el cordón umbilical mecánico que la unía a aquel artilugio que
hacía funcionar su cuerpo inerte, que la hacía respirar artificialmente y que
estimulaba su corazón para que latiese hasta que el músculo se deteriorase por
el uso. Su familia era rica y no tendrían problemas para mantenerla durante
años al cuidado de esa institución médica que la conservaba como un jarrón en
una habitación al que hay que cambiar el agua cada dos días. La férrea
educación católica de su madre jamás permitiría que rompiesen el vínculo
sagrado que la aferraba a la vida, lo cual no dejaba de ser un claro rasgo de
egoísmo por parte de su madre que permitía que su hija permaneciese en ese
infierno, tan solo para no transgredir su fe.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1cm;">
<span lang="ES-TRAD">Recordó haber leído en una ocasión, que
cuando alguien se enfrenta a la muerte ve pasar ante sí toda la película de su
vida condensada en unos segundos. Y en efecto, veía su vida pasar ante sí, pero
no en segundos, sino durante muchos días, meses, años… Tenía tiempo, mucho
tiempo, y lo único que podía recordar era <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>precisamente su vida antes de su debacle
física… Intentaba dirigir sus recuerdos hacia los pocos momentos felices de su
infancia para olvidar por unos instantes su pavorosa realidad.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1cm;">
<span lang="ES-TRAD">Después de volver en sí, sospechó que
acababa de salir de un profundo sueño. Era extraño, porque normalmente su mente
descansaba poco y su sueño era muy liviano y corto. Dormía a intervalos muy
cortos durante todo el día, porque ya había perdido el concepto del tiempo.
Vivía en un mundo atemporal, los segundos se confundían con los minutos, los
meses con los años, y todo su espacio vital se reducía al techo de la
habitación con la tenue lámpara que se mantenía encendida cuando alguien
accedía a la habitación y era apagada cuando salía. Pero su vista, tanto tiempo
fija, se había acostumbrado a la oscuridad, por lo que ahora le sorprendía esa
negrura como un manto, como una venda negra sobre sus ojos.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1cm;">
<span lang="ES-TRAD">El olor a lejía se hacía cada vez más
intenso. Sin saber porque, relacionó el olor con los días de invierno, y pensó
en la tierra mojada después de llover. Aquel olor le resultaba casi una
fragancia, pero ahora era de una intensidad tan brutal que le producía nauseas.
El silencio no era normal. Su oído se había desarrollado en tantos años de
inactividad física que podía escuchar zumbar un insecto en la habitación
contigua o los pasos de las enfermeras en los pisos inferiores del hospital
durante las rondas nocturnas. Ahora no escuchaba absolutamente nada. Silencio
absoluto.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1cm;">
<span lang="ES-TRAD">Notó algo que se deslizaba por su
mejilla. Era un objeto frío que se arrastró por su cara hasta introducirse en
su boca. Al contacto con la lengua supo que se trataba de algo delgado y duro
con sabor a plástico. Temió que fuera algún insecto – no sería la primera vez –
y la invadió una sensación de asco y repulsión. Su desconcierto iba en aumento,
no obstante comenzó a relacionar la penetrante oscuridad, el silencio, la
evocación de la tierra mojada, el bicho… cuando en su mente irrumpió una idea
como un mazazo: ¡Estaba enterrada viva!</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1cm;">
<span lang="ES-TRAD">No sabía que pensar, al fin y al cabo su
situación actual poco difería de la que había padecido los últimos diez años:
inmóvil, sin poder hablar, solo sufrir y padecer. Esta idea mitigó el impacto
de su descubrimiento, y poco a poco se tranquilizó. ¿Acaso no había logrado lo
que había deseado hacía tanto tiempo? Morir. Si la habían enterrado moriría de
hipotermia o inanición. Solo tendría que esperar, pero estaba acostumbrada…
Ahora tocaba prepararse para la muerte que llegaría como una liberación. Por
fin todo iba a acabar. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1cm;">
<span lang="ES-TRAD">Estaba convencida del fin de sus males de
que el merecido descanso llegaría, pero su mente no le permitía descansar, y de
pronto pensó que si era consciente de que estaba enterrada y al mismo tiempo
estaba viva, no necesitaba la máquina de respiración artificial. La habían
enterrado viva y sin embargo podía respirar por sí misma. No era posible. ¿Y si
se estaba recuperando? Por un momento el instinto de conservación se hizo
presente y pensó que era una triste paradoja, una ironía cruel, lo que le
estaba sucediendo.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Pero el deseo de
acabar con su sufrimiento primaba sobre todo lo demás y el fugaz pensamiento de
una posible curación se diluyó en la esperanza de que aquello por fin dejase de
atormentarla. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1cm;">
<span lang="ES-TRAD"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Y
cuando ya estaba entregada y en paz, escuchó una voz que pronunciaba su nombre.
Al principio lejana, pero que se acercaba cada vez más. Pensó que su mente
seguía desvirtuando la realidad, pero la voz era persistente y le conminaba a
despertar.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1cm;">
<span lang="ES-TRAD">Una luz cegadora surgió ante sí, y cuando
sus ojos pudieron acostumbrarse a ella, vio una cabeza sin boca y sin nariz.
Unos ojos, enmarcados por un óvalo cubierto con una tela verde, la observaban
con mirada indiferente… El fantasmagórico rostro despareció de su fondo de
visión y al cabo de un instante escuchó: </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1cm;">
<span lang="ES-TRAD">«Ha abierto los ojos. Enhorabuena,
caballeros, la operación ha sido un éxito. Hemos logrado extraerle el tumor. A
esta joven todavía le quedan muchos años de vida.»</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1cm;">
<span lang="ES-TRAD">Fue entonces cuando vio pasar ante sí la
película de su vida, condensada en unos segundos, incluyendo la secuencia de
los últimos diez años, sabiendo horrorizada que a esa película todavía le
quedaba mucho metraje para finalizar.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1cm;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: right; text-indent: 1cm;">
<i><span lang="ES-TRAD"> José M. Ramos González. Pontevedra, 26 de febrero de 2015.</span></i><br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://4.bp.blogspot.com/-Sof52G7S1WI/TMMHdVHfj3I/AAAAAAAAACM/oz71_G7Y3QA/s1600/Linea-separadora3inv.png" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="http://4.bp.blogspot.com/-Sof52G7S1WI/TMMHdVHfj3I/AAAAAAAAACM/oz71_G7Y3QA/s1600/Linea-separadora3inv.png" height="27" width="320" /></a></div>
</div>
Unknownnoreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-8239222414850851254.post-73697507547018608932015-03-08T01:22:00.000-08:002015-03-08T01:24:58.884-08:00El barbero (relato)<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1cm;">
</div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1cm;">
</div>
<div class="MsoNormal" style="margin-left: 163.05pt;">
<i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="font-size: 10.0pt;">¿Quién me afeitará a mí si soy el único
barbero de la ciudad que afeitará a todos aquellos que no se afeiten a sí
mismos?</span></i></div>
<div align="right" class="MsoNormal" style="margin-left: 163.05pt; text-align: right; text-indent: 14.15pt;">
<span style="font-size: 10.0pt;">“Paradoja del barbero”.
Bertrand Russell. </span></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1cm;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1cm;">
El forastero llegó conduciendo un
Cadillac rojo chillón. En la parrilla de ventilación tenía encastrada una
calavera de toro con dos enormes cuernos que le daban un toque <i style="mso-bidi-font-style: normal;">country</i> realmente espantoso y de mal
gusto.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1cm;">
Estacionó aquel endriago mecánico
en la avenida principal del pueblo, al lado de una boca de incendios, trasgrediendo
toda norma cívica. Lo primero que asomó por la puerta del automóvil fueron unas
botas de vaquero repujadas en cuero, con unos arabescos de lo más florido,
botas de auténtico <i style="mso-bidi-font-style: normal;">cowboy</i> urbano.
Detrás de las botas, y sobre unas piernas cubiertas por unos tejanos, se atisbó
un prominente vientre, un vientre que sobresalía por encima de un cinturón con una
gran hebilla, cuya presión sobre la parte inferior del abdomen hacía que aquella
monumental masa de carne y grasa, al sentirse oprimida, pugnase por salir hacia
delante en forma de colgajo oscilante a cada movimiento de su propietario. Un rostro
rubicundo y satisfecho, barba rala de cuatro o cinco días, camisa a cuadros
abrochada hasta el cuello, corbatín de lazo oscuro y todo el conjunto coronado
por un sombrero tejano a juego, daban al individuo la apariencia del nuevo
rico, del que hizo fortuna rápida sin cuestionarse los medios en conseguirla.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1cm;">
Una vez en la polvorienta calle,
el hombre miró en derredor suyo con un gesto que denotaba desagrado hacia lo
que veía. Se quitó el sombrero y llevó un pañuelo a la frente para secarse el
sudor que, debido <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>al calor del mediodía
y a su propia obesidad, le<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>caía a
chorros.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1cm;">
Pleno de autosuficiencia, observó
el letrero giratorio de bandas rojas y blancas que publicitaba la presencia de
una barbería y recordó que llevaba casi una semana sin afeitarse. Se encaminó
pesadamente hacia el establecimiento con la intención de darse un buen afeitado
y al mismo tiempo tumbarse un poco a la sombra, pues el viaje y el calor lo
habían agotado.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1cm;">
Cuando entró, la campanilla
situada encima de la puerta produjo un tintineo advirtiendo su llegada. En el
local no había clientes. El barbero, un hombre bajito, delgado, con la bata
blanca, de un blanco reluciente, lo miró a los ojos, esbozó una sonrisa y lo
saludó dándole las buenas tardes.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1cm;">
El hombre grueso, aliviado por
encontrarse en un lugar a la sombra, se quitó el sombrero, lo agitó ante su
cara a modo de abanico durante unos segundos, y lo colgó en un perchero de pie situado
a la entrada; se colocó bajo el ventilador que se encontraba anclado en el techo
y cuyas aspas giraban provocando un agradable viento que refrescaba el ambiente
del local. Allí se quedó inmóvil durante unos instantes mirando fijamente el
aparato y secándose todavía el sudor de su frente. Manteniendo una actitud de
desdén, no respondió al saludo del barbero.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1cm;">
–¿Qué va a ser, señor? – preguntó
solícito el barbero.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1cm;">
–¡Un afeitado!</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1cm;">
–De inmediato, señor. Tome
asiento, por favor.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1cm;">
El hombre se dejó caer sobre el
sillón que se le ofrecía, hundiendo el acolchado, tapizado de cuero del asiento,
bajo su peso. El barbero, diligente, apoyó su pie sobre el pedal que activaba
el mecanismo del reposacabezas y levantó esta a la altura de la nuca del
cliente, luego inclinó el respaldo accionando la palanca correspondiente hasta
dejarlo semitumbado, con una inclinación de unos cuarenta grados
aproximadamente. A continuación le colocó un mandil sobre el pecho, tan blanco y
limpio como su bata, y se lo ajustó introduciéndole dos esquinas por el cuello
de la camisa.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1cm;">
Mientras el barbero afilaba la
navaja de afeitar en una tensa tira de cuero, comenzó su cháchara habitual:</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1cm;">
–¿No es usted de aquí, verdad?</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1cm;">
Pese a no tener ganas de hablar,
el forastero respondió:</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1cm;">
–Sí lo soy, pero hace tiempo que
me he ido.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1cm;">
El barbero se sorprendió, pues
conocía a todos los habitantes de aquel pequeño pueblo. Incluso a los que se
habían ido tiempo ha, pues había cortado el pelo y afeitado ya a dos
generaciones de ciudadanos. Pero no recordaba a aquel tejano que aparentaba
rebosar dinero y salud. Probablemente hubiese cambiado mucho físicamente con el
transcurso de los años. Por otra parte, le aguijoneó la curiosidad cuando se
percató de que el hombre debía tener más o menos su edad. Tal vez se hubiesen conocido
en su juventud.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1cm;">
El hombre, con la cara llena de
espuma se sentía levemente amodorrado. El calor que había pasado durante el
viaje por carreteras que cruzaban el desierto, lo habían agotado, y el frescor
de la sombra de la barbería, al igual que la caricia de la espuma sobre su
rostro, lo habían relajado hasta el punto de caer en una brumosa y relajante
inconsciencia.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1cm;">
Pero el barbero, cada vez más
curioso, proseguía con su interrogatorio:</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1cm;">
–Y dígame, señor, ¿cuántos años
hace que se fue del pueblo?</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1cm;">
En susurros, el hombre respondió:</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1cm;">
–Unos veinte años. Me fui de este
pueblo muerto que nada ofrecía a un muchacho ambicioso como yo.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1cm;">
–Veo que le ha ido bien, señor.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1cm;">
–No me quejo.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1cm;">
–¿Y qué le trae por aquí?</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1cm;">
–Mis padres han muerto y vengo a
arreglar los papeles de la herencia…</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1cm;">
–Caramba… lo siento.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1cm;">
Mientras tanto, el barbero comenzó
a rasurar con suavidad la cara del hombre, pasando con rapidez, pero al mismo
tiempo con eficacia y seguridad, la afilada hoja de la navaja desde la parte
superior de la manzana de Adán, – invisible debido a un cuello en exceso
carnoso–, hasta el mentón, a contrapelo del nacimiento de la raíz del vello,
dejando un surco en la piel del hombre como una máquina quitanieves lo haría en
una carretera un día de copiosa nevada. Un surco de piel sin pelo, como la piel
de un recién nacido, fresca y brillante. A continuación, con un movimiento
mecánico, casi sin ser consciente de ello, dirigió la hoja de la navaja, oculta
por una montaña de nívea crema, hacia el lavabo que estaba situado frente al
cliente, la introdujo en él y abrió el grifo del agua fría. Salió un chorro a
presión que dispersó la crema de afeitar al mismo tiempo que la consumía,
haciéndola desaparecer por el desagüe de la pieza de porcelana.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>El barbero aprovechó ese instante para mirar
en el espejo su trabajo. Un trabajo de profesional, un afeitado apurado, el
mejor afeitado que se hacía en el pueblo. No en vano era el único profesional
del sector y no tenía competencia. Luego arrojó una rápida mirada a su reflejo
para comprobar que todo estaba en orden: su bata blanca sin mácula, los
bolígrafos de colores perfectamente alineados en el bolsillo; bolígrafos que
solo le servían de adorno, pues no recordaba la última vez que los había utilizado;
el pañuelo alrededor del cuello, disimulando una vieja herida. Su rostro
cetrino y curtido, dejaba ver las arrugas producidas por el paso de los años y
tal vez por algún suceso acaecido en su vida que lo había herido en lo más
profundo… Pero lo que destacaba sobre todo era su extrema delgadez y
fragilidad, como una caña de bambú a punto de quebrarse al menor soplo de
viento. </div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1cm;">
–Bueno, señor… ¿y quiénes eran sus
padres?</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1cm;">
–Los Blackwood. Vivían en un
rancho a dos kilómetros de aquí. Precisamente voy a hacerme cargo de la
hacienda…</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1cm;">
El barbero detuvo una décima de
segundo la hoja de afeitar en el cuello del hombre. Fue una detención tan
imperceptible que este no se percató.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1cm;">
–¿Los Blackwood?... Recuerdo al
viejo Blackwood. Tenían un hijo, un tal James. Compartimos clase siendo
adolescentes… Era muy popular… todo el mundo le llamaba Jimmy. Hace años que no
sé de él… ¿No me diga que…?</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1cm;">
–Amigo, lo tiene sentado en su
barbería.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1cm;">
–¿James?... Digo… ¿Jimmy?... No es
posible… ¿Cómo has cambiado?</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1cm;">
–Los años, los kilos, la ropa… yo
que sé.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1cm;">
–Pero ahora que te veo te
reconozco. Ya lo creo que has cambiado. Además no se te esperaba… ¡Caray!... Jimmy…
Veo que tú tampoco me recuerdas…</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1cm;">
El barbero parecía disfrutar con
el descubrimiento. Realmente se le veía alegre, su rostro, antes impersonal y
serio, se mudó en un gesto de agradable sorpresa. Mostraba sus dientes en una
sonrisa perpetua, y su conversación seria y pausada se tornó más alegre y
atropellada por la emoción de reencontrarse con un antiguo compañero de
estudios. El cliente, todavía amodorrado en el sillón, no pudo ver el brillo
malicioso que de pronto surgió en las pupilas del barbero ante tal revelación.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1cm;">
–La verdad que no, amigo. Si me
das alguna pista que haga activar esta mala memoria mía, tal vez lo logre.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1cm;">
–¿Recuerdas a John Logan? ¿Te
suena de algo?</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1cm;">
–¿Logan?... Lo siento, amigo… No
me suena.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1cm;">
–¿Y si te digo que le llamaban <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Mierdecilla</i>?</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1cm;">
–¿<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Mierdecilla</i>?</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1cm;">
–Sí, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Mierdecilla</i>… ¡Ahí va el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Mierdecilla</i>,
ja, ja, ja…¡qué mal huele!... ¡vamos a empapelarlo con papel higiénico!… ¡Vamos
a meterle la cara en el retrete que es el lugar que le corresponde!… Joder, Jimmy,
cuántas veces estuve a punto de ahogarme en los meados de los chicos.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1cm;">
El hombre se puso tenso.
Recordaba, ¿cómo no iba a recordar a aquel chaval que era el hazmerreír del colegio?...
¡<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Mierdecilla</i>!... el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">friki</i> del que se reían las chicas y que
era objeto de las chanzas de los muchachos… Y él lideraba el grupo acosador… él
era el verdugo, el que más lo humillaba, el que más lo zahería… Iba recordando…
En una ocasión lo habían pillado entre tres y lo arrojaron sobre un montón de estiércol
de caballo hasta que el pobre muchacho casi había echado los hígados vomitando
durante una hora. </div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1cm;">
No quería seguir pensando más en
aquello. Solamente sabía que ahora <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Mierdecilla</i>
tenía una navaja de afeitar, afilada como una espada samurái, sobre su cuello,
y no sabía si era aprensión o no, pero parecía que la presión sobre la piel había
aumentado.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1cm;">
Comenzó a sudar de nuevo, pero
ahora se trataba de un sudor frío. El estómago le dio un vuelco y un líquido amargo
le subió a la garganta.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1cm;">
–Caramba Logan… Lo siento… Los
chavales a veces son jodidamente crueles… No sé qué decir… Me has dejado sin
palabras… Claro que te recuerdo…</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1cm;">
De pronto, el tono de voz del
barbero pasó de ser alegre y dicharachera a ser grave e imponente, casi hablaba
a gritos:</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1cm;">
–¿Recuerdas el día que me arrojasteis
entre los excrementos de las cuadras de la granja del Sr. Peabody? ¿Y no me permitisteis
salir de allí hasta que casi se me sale el estómago debido a las arcadas?...
No, no querrás recordarlo… Llegué a casa, y mi padre, borracho como siempre, me
dio una buena paliza ante la timorata mirada de mi madre. No era la primera
vez, pero en esa ocasión, entre golpe y golpe,<span style="mso-spacerun: yes;">
</span>me gritaba que era un cobarde, que no sabía defenderme, que era un
inútil… un <i style="mso-bidi-font-style: normal;">mierdecilla</i>. Dijo la
palabra clave, y yo, en mi inocencia de adolescente traumatizado, me lo creí y
viví con ese estigma durante muchos años. Cuando te fuiste conservé ese alias en
el pueblo, y los chicos todavía me seguían llamando así… No había lugar donde
pudiera esconderme. Pero eso se acabó.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1cm;">
El hombre sudaba cada vez más. La
navaja se deslizaba sobre su carne con más intensidad, casi dolía.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1cm;">
–Me alegro mucho Logan de que todo
aquello haya quedado atrás.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1cm;">
–¿Quedado atrás? Maldita sea, Jimmy…
Tú y tus amigos me destrozasteis la vida…Y tú eras el instigador, el que
dirigía el cotarro, el de las ideas brillantes, el líder del grupo que me hizo
ser quien soy hoy.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1cm;">
–Bueno… mejor es que me vaya…</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1cm;">
–No, no, no… Todavía no he
acabado. Falta que te afeite un lado de la cara… ¿Quieres que te alinee las
patillas?... ¿Sabes porque me hice barbero, Jimmy?</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1cm;">
–¿Por qué, Logan?</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1cm;">
–Para que los muchachos del pueblo
dejaran de llamarme <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Mierdecilla</i>…ja,
ja, ja…¿Te lo puedes creer?... Y a fe mía que lo conseguí, ya te imaginas la
razón. Soy el único barbero del pueblo y la mayoría de los hombres de por aquí
son demasiado zoquetes o perezosos para afeitarse a sí mismos.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1cm;">
Jimmy tenía empapada la camisa y
su nerviosismo era creciente.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1cm;">
–Eran cosas de chicos, Logan. Unos
irresponsables e inconscientes…</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1cm;">
–¿Sabes que no me he casado?
¿Quién iba a querer a un mojón? </div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1cm;">
–Lo siento, Logan. ¿Qué pretendes
hacer?</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1cm;">
La voz del barbero se fue haciendo
más tranquila, pero con un deje manifiesto de ironía:</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1cm;">
–Afeitarte, Jimmy… afeitarte… No te
imaginas las veces que soñé con este momento.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1cm;">
–¡Dios Santo, Logan! ¿No estarás
pensando…?</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1cm;">
–Nunca te preocupó lo que pensaba
cuando me metíais la cabeza en el retrete de los baños de los chicos… ¿Por qué
has de preocuparte ahora?</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1cm;">
–Porque somos adultos y responsables.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1cm;">
–Gracias a Dios que es así, porque
eso es precisamente lo que me permite hacer esto. Soy adulto y responsable de
mis actos y te tengo a mi merced por primera vez en mi vida.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1cm;">
–¡Te lo suplico, Logan!</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1cm;">
–¿Me lo suplicas? Sabe Dios
cuántas veces te supliqué yo a ti, y cuantas más súplicas te prodigaba, más me
torturabas, Jimmy.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1cm;">
–Teníamos quince años.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1cm;">
–¡No me vuelvas a repetir esa
mierda de la edad! ¡Sabías lo que hacías!</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1cm;">
El barbero afeitaba mientras
hablaba, y cuando tenía necesidad de retirar la navaja para limpiar la espuma
sobrante, lo hacía con un movimiento tan rápido que era imposible que Jimmy
hiciese cualquier movimiento evasivo.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1cm;">
Estaba a punto de finalizar el
afeitado. El frescor de la espuma en la cara contrastaba con el calor que
emanaba del cuerpo de Jimmy, donde el copioso sudor estaba descomponiéndolo.
Podía notar que su cuerpo había perdido tres litros de líquido durante esa
breve conversación. Se sentía como un reo subiendo al cadalso sin posibilidad
de redención.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1cm;">
–Jimmy… te lo vuelvo a preguntar…
¿quieres que te recorte las patillas o no, maldito cabrón?</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1cm;">
Ante el insulto recibido a
bocajarro, Jimmy supo que estaba a punto de morir y comenzó a gemir.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1cm;">
–¡Por Dios!... ¡no me mates!...</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1cm;">
Un olor a excrementos surgió de
pronto en la barbería y un chorro de orines se desplegó en una mancha creciente
en los pantalones de Jimmy…</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1cm;">
–Vaya, vaya… Jimmy… no me digas
que te has cagado…¡Qué bonita ironía! ¿verdad?<span style="mso-spacerun: yes;">
</span>¿Quién es ahora el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Mierdecilla</i>,
Jimmy?</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1cm;">
–¡No me mates!… ¡Perdóname <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>por lo que te hice!...</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1cm;">
–Bueno Jimmy… veo que no quieres
que te corte las patillas. Tampoco vas a necesitar loción de afeitado. Con ese
olor que despides, la loción sería como ponerle una guinda a un pastel de
mierda… ¡Vete! y si tienes en estima tu vida no vuelvas a pisar este pueblo o
tendrías que dejarte crecer la barba… ja, ja, ja… porque con esos dedos que
parecen salchichas, me da la impresión de que eres uno de esos zotes <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>que cuando se afeitan dejan la cara como si se
la hubiese acariciado un puma… ja, ja, ja.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1cm;">
Temblando de miedo, y creyendo que
la navaja iba a deslizarse por su cuello de un momento a otro, Jimmy se levantó
a duras penas, sollozando. Salió a la calle y, casi a tientas, alcanzó el
Cadillac.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1cm;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1cm;">
<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>La gente del pueblo vio como un Cadillac rojo
chillón, con las ventanillas abiertas y la calavera de toro con los cuernos en
la parrilla de la ventilación, circulaba por la avenida principal. A su paso
quedaba en el ambiente un tufo a excrementos que la gente achacó a un problema
en el alcantarillado.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span><span style="mso-spacerun: yes;"></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-indent: 1.0cm;">
<br /></div>
<div align="right" class="MsoNormal" style="text-align: right; text-indent: 1.0cm;">
<i>José
M. Ramos González. Pontevedra, 26 de febrero de 2015</i>.<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://4.bp.blogspot.com/-Sof52G7S1WI/TMMHdVHfj3I/AAAAAAAAACM/oz71_G7Y3QA/s1600/Linea-separadora3inv.png" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="http://4.bp.blogspot.com/-Sof52G7S1WI/TMMHdVHfj3I/AAAAAAAAACM/oz71_G7Y3QA/s1600/Linea-separadora3inv.png" height="27" width="320" /></a></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
</div>
Unknownnoreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-8239222414850851254.post-29100036171832497252015-03-01T02:23:00.002-08:002015-03-01T02:23:35.774-08:00El cura (relato)<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1.0cm;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif";">Entró en la
sacristía y se quitó la casulla con la que había oficiado la misa de la tarde.
Una feligresa lo interrumpió para comprar una misa por sus difuntos.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>La despachó con rapidez, después de haberle
cobrado por adelantado una generosa suma. Sus misas eran más caras que las de
las parroquias limítrofes. Algunos vecinos recalcitrantes ya habían presentado
más de una queja ante el obispo, pero como era un regular pagador del diezmo
que el obispado se llevaba por los oficios religiosos, los jerarcas de la alta
institución eclesiástica habían hecho la vista gorda.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1.0cm;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif";">Cuando estuvo seguro
de que la iglesia había quedado vacía, salió presuroso al altar para comprobar
que no se encontraba ninguna anciana rezagada rezando el rosario. Odiaba a las
ancianas porque éstas, viendo próxima su muerte, lo consideraban un agente de
Dios, el único autorizado a interceder por la salvación de sus almas. Se veía
obligado a confesarlas casi a diario y ya se sabía de memoria la monótona y
repetitiva cháchara de esas mujeres que nunca pecaban, pero que aún así querían
confesar a todo trance, porque el cielo hay que ganárselo día a día, según decían.
A veces se quedaba dormido en el confesionario, mientras la penitente debía
llamarlo varias veces para que la absolviera, lo cual hacía de forma
automática, sin pensar, tan solo para librarse cuanto antes de tan tediosa
tarea.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1.0cm;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif";">Miró los bancos
alineados y al no ver a nadie se volvió al sagrario, abrió la pequeña puerta
que estaba cubierta por una cortinilla bordada y tomó el cáliz. En un pequeño
armario del retablo principal,<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>cuya
puertezuela estaba disimulada con unos relieves de querubines que parecían
formar parte del conjunto artístico, cogió una botella de vino. Vertió el
cristalino y rojo licor en el cáliz y se lo llevó a los labios con avidez, con
el ansia del sediento tras larga jornada sin beber. Repitió la acción, y,
cuando ya había vaciado los tres cuartos de la botella, dejó el cáliz en el
sagrario sin limpiarlo siquiera, llevándose la botella a la boca para engullir
de un trago el cuarto restante.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1.0cm;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif";">Con la botella vacía
en la mano dio la espalda al sagrario y, sin hacer la respetuosa genuflexión
ante el Cristo crucificado que presidía el retablo, se dirigió de nuevo a la
sacristía arrastrando los pies, mareado y notando como la embriaguez comenzaba
a invadirlo. Aquella sensación de éxtasis que el alcohol le producía era lo
mejor que el día le deparaba.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1.0cm;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif";">Se tumbó a lo largo
sobre el sofá de la sacristía que crujió bajo su peso y llevó sus pensamientos
lejos, cuando era joven, recién salido del Seminario. Como descubrió los
placeres de la vida cuando salió de aquel recinto de mojigatería. Lo rápido que
las tentaciones materiales habían destruido la aquella fe ilusoria y bobalicona
que le habían inculcado unos profesores viciosos e indolentes. Ahora comprendía
muchas de las actitudes que, en su inocencia, le habían pasado desapercibidas.
Aquellas manifestaciones de cariño, aquellas caricias, las sonrisas lascivas
que le prodigaban algunos de los próceres del Seminario. Se había convertido en
uno de ellos.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1.0cm;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif";">Bebía a escondidas
el vino de las misas, y, cuando consagraba la hostia, a veces lo hacía solo con
agua, pues la jarra que debía contener la sangre de Cristo estaba vacía porque
ya había dado buena cuenta de ella con anterioridad. Se apoderaba de él la
lujuria cuando confesaba a una mujer joven y, bajo la máscara del sacerdote
preocupado por la salvación del alma de la arrepentida, quería conocer los más
ínfimos detalles del pecado relatado. Tal era su deleite que, en el paroxismo de
la lascivia, preguntaba a la mujer si no había realizado tal o cual acto
pecaminoso que esta ni se podía imaginar, excitándose con el rubor que
provocaba en sus confesantes.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1.0cm;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif";">Un día, después de
una confesión especialmente sugerente, se dirigió a un club de carretera que se
encontraba alejado muchos kilómetros de distancia de su parroquia. Se aseguró
que no era reconocido y pagó por yacer con una de las mujeres que allí
trabajaba. Fue toda una revelación, y desde ese día repetía con relativa
asiduidad, tratando de no ser sorprendido y, cuando en una ocasión alguien lo
reconoció, se justificó manifestando que realizaba su trabajo de catecúmeno
entre las prostitutas de la comarca. Pero ya le precedía cierta fama de díscolo
y en el pueblo comenzaron a circular los rumores. Pero no tenían pruebas y él
continuaba realizando sus labores pastorales, por lo que desde el obispado nada
se le podía reprochar.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1.0cm;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif";">Seguía sumido en sus
reflexiones bajo la niebla vaporosa de su borrachera, cuando escuchó un ruido
que delataba la presencia de alguien en la iglesia. Se dijo que sería una
anciana que quería confesar o algún feligrés que venía a pedirle a Dios algún
favor y siguió en su estado de abatimiento alcohólico. Pero el ruido se hacía
intenso, parecían estar golpeando algo con precipitación… Se levantó de mala
gana, su humor se agrió y vacilando se encaminó hacia la puerta de la sacristía
para observar que estaba pasando.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1.0cm;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif";">Fue entonces cuando
lo vio. Estaba intentando forzar el cepillo de las limosnas, que ese día
todavía no había sido recogido. Su ira alcanzó extremos inimaginables y su
borrachera se disipó cuando fue consciente de que le estaban robando. Su
avaricia no se limitaba a cobrar misas a precios desorbitados, sino que era
innata en él, formaba parte de su naturaleza rústica. De todos los pecados
conocidos, el peor de todos era el robo a su patrimonio, el robo a su persona.
El dinero era su “becerro de oro” y no iba a permitir que ultrajasen a su único
dios verdadero, la única cosa en el mundo que le proporcionaba todos aquellos
placeres que eran prometidos por sus colegas en el más allá. Él solo creía en
el más acá, y aquel miserable quería robarle un ínfimo trozo de su cielo. Tomó
un candelabro de metal, cuyas velas se habían consumido y se dirigió cauteloso,
casi en actitud felina, hacia el ladrón. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1.0cm;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif";">Cuando estuvo a
algunos pasos de él lo reconoció. Era un mendigo que deambulaba por el pueblo
hacía años y que se dedicaba a pedir limosna en la puerta de la iglesia, pero
jamás se había atrevido a profanar la casa de Dios.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1.0cm;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif";">Cuando las miradas
de los dos hombres se encontraron, la del mendigo era el terror personificado
en un cuerpo débil, enflaquecido por el hambre crónica, mientras que la de él,
hombre fuerte, alto, con prominente vientre, como un de Goliat ante un David
sin honda, era de rabia y odio incontenible. Le golpeó repetidas veces con el
candelabro hasta que el mendigo cayó con sordo ruido sobre el suelo de madera
de la iglesia, dejando correr las pocas monedas de centavo que había extraído
del cepillo.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1.0cm;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif";">Cuando se agachó
para comprobar si el hombrecillo seguía con vida, vio que no respiraba y no tenía
pulso. Su experiencia con los muertos le dijo que el hombre había dejado de
existir. No se inmutó, no pasó por él ni el menor atisbo de arrepentimiento ni
desesperación. Creyó tener derecho a hacer lo que había hecho en justa
proporción al pecado contra él cometido. Ni siquiera le aplicó la
extremaunción. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1.0cm;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif";">Como era fuerte y
vigoroso, envolvió el cadáver en una alfombra y como pesaba poco lo trasladó
sin dificultad a la tapia del cementerio que lindaba con la iglesia. Cavó un
profundo agujero y allí enterró a aquel hombrecillo anónimo al que nadie
echaría de menos.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1.0cm;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif";">Satisfecho, pues
había librado a la parroquia de un mendigo al mismo tiempo que disfrutaba de la
venganza, volvió a la sacristía para tumbarse de nuevo y descansar de tan
accidentada jornada. Al día siguiente tenía que oficiar un bautizo, una boda y
una misa de aniversario. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1.0cm;">
<br /></div>
<div align="right" class="MsoNormal" style="text-align: right; text-indent: 1.0cm;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif";">José Manuel Ramos
González, Pontevedra, 25 de febrero de 2015.</span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://4.bp.blogspot.com/-CsrF7UQe1v0/TMMGei5p8JI/AAAAAAAAACI/pe1LtO2YDj8/s1600/Linea-separadora3inv.png" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="http://4.bp.blogspot.com/-CsrF7UQe1v0/TMMGei5p8JI/AAAAAAAAACI/pe1LtO2YDj8/s1600/Linea-separadora3inv.png" height="27" width="320" /></a></div>
<div align="right" class="MsoNormal" style="text-align: right; text-indent: 1.0cm;">
<br /></div>
Unknownnoreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-8239222414850851254.post-83973965540213646842013-12-31T05:22:00.002-08:002014-01-03T03:22:58.434-08:00Realismo y patología. J.L. Dubut de Laforest<!--[if !mso]>
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<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
En los tratados de psiquiatría existe una palabra que evoca
una de las más grandes heroínas de la literatura universal. El término es <i style="mso-bidi-font-style: normal;">bovarismo</i>, que describe el estado de
insatisfacción crónica de una persona, producido por el contraste entre sus
ilusiones y aspiraciones, es decir la frustración por querer ser lo que no es.
El personaje del que deriva esta palabra es Emma Bovary, la protagonista de la
celebérrima novela de Gustave Flaubert, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Madame
Bovary</i>.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Se han escrito miles de artículos sobre esta novela que, por
su calidad, tal vez se encuentre entre las cincuenta novelas más importantes de
la historia de la literatura.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
De sobra es conocido el argumento de esta historia que, en
su día, levantó ampollas entre la gente <i style="mso-bidi-font-style: normal;">bienpensante</i>
de la Francia decimonónica. Flaubert, que tenía aversión por la burguesía, hace
de Emma Bovary una típica bu <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>rguesa,
casada con un médico de provincias anodino. Ella, que aspira a elevarse por
encima de su estatus social, se entrega a un amante. Viéndose rechazada, y
comprendiendo la imposibilidad de ser la mujer que no es, acaba con su vida.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Los contemporáneos de Flaubert vieron en esta obra una dura
crítica a la creciente y pujante burguesía, y la acusaron de atentar contra la
moral y las buenas costumbres, por lo que la justicia llevó al autor al
estrado, formulándose una acusación formal. Finalmente, y ante las voces que
clamaron por la independencia del arte, Flaubert fue absuelto, pero <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Madame Bovary</i> quedaría estigmatizada entre
los más recalcitrantes reaccionarios.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Es necesario recordar que el estudio de la psique humana,
comenzó a estar de moda en esa época. Eran célebres los martes del Dr. Charcot
que reunía en el hospital de la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Salpêtriere</i>
a la flor y nata de la sociedad parisina para mostrar los casos clínicos más
espectaculares. Era una especie de clase magistral sobre psiquiatría, a la vez
que un espectáculo morboso. Esta ambivalencia entre ciencia y curiosidad,
despertó un interés desmedido y la literatura no fue ajena a tal moda.</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://1.bp.blogspot.com/-t1gg26nYCEw/UsLE64ujyRI/AAAAAAAAAlc/qy2q8dakExo/s1600/Dubut+de+Laforest.gif" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" src="http://1.bp.blogspot.com/-t1gg26nYCEw/UsLE64ujyRI/AAAAAAAAAlc/qy2q8dakExo/s1600/Dubut+de+Laforest.gif" height="192" width="200" /></a></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Madame Bovary fue la espoleta que encendió el reguero de
pólvora que seguirían muchos otros autores que, tomando el testigo de Flaubert,
plasmaron, con mayor o menor acierto, las patologías más desviadas de la
sociedad parisina del siglo XIX. Uno de los más destacados, por lo audaz de su
obra, y hoy caído en el olvido, fue Jean Louis Dubut de Laforest.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Jean-Louis Dubut de Laforest nació en Saint-Pardoux-la-Rivière (Dordogne) el 24 de julio de 1853. Estudio
la carrera de derecho y trabajo para la administración del Estado. Dimitió de
sus funciones públicas para dedicarse por completo a la literatura. Empezó
colaborando en <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Le Figaro</i>, bajo el
pseudónimo de Jean Tolbiac, para acabar siendo un prolífico escritor.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Si tuviésemos que clasificar la obra de Dubut de Laforest,
vinculándola con algún movimiento literario, no cabe duda de que estaría
inmerso en el realismo, pero en un tipo de realismo muy particular. Si bien
escribió algunas novelas de costumbres que pasaron más o menos desapercibidas,
el grueso de su obra se caracteriza por la cantidad de personajes con
patologías de índole sexual: prostitutas, ninfómanas, pederastas… Añadiendo lo
que, por aquel entonces, se consideraban inclinaciones anti natura, tales como
el lesbianismo o la homosexualidad.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Dubut de Laforest se recreaba en exceso en las
manifestaciones de las desviaciones de sus personajes, llegando incluso a
describir situaciones inverosímiles. Así, más de un crítico consideraba su obra
anticlerical y obscena. Amparado en conocimientos de medicina que había
adquirido tras un estudio de las obras de los alienistas más reputados,
pretendía ser el creador de un nuevo estilo literario, de liderar la novela que
fuese fiel reflejo de las patologías de la sociedad.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Al verse cuestionada su probidad literaria, pues fue
condenado por ultraje a la moral y las buenas costumbres, a dos años de cárcel y
1000 francos de multa por su novela <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Le
Gaga</i>, publicada en 1886, optó por recopilar toda su obra, bajo el epígrafe «
Patología Social », haciendo llamadas a pie de página parar explicar y/o
justificar, desde un punto de vista científico, los actos abyectos de sus
personajes. Este procedimiento provocó que la obra se revistiese de un cierto
prurito científico que permitió que circulara entre el público sin tener que
vérselas de nuevo con la justicia.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
El hecho de que algunas de sus novelas fuesen dedicadas a
eminencias como el Dr. Charcot o el célebre criminalista Cesare Lombroso,
constituía una declaración de intenciones con respecto al contenido de la
misma.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
La novela que le granjeó más problemas con la
justicia, fue <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Le Gaga</i>. Es la historia
de un viejo aristócrata que se va sumiendo progresivamente en el vicio,
arrastrado por un primo libertino que pretende volverlo loco para quedarse con
su esposa. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El Gaga</i>, expresión popular
que en castellano significa Chocho, se va desmoronando cada vez más. Su esposa
todavía joven y bella, y su hija, alarmadas, optan por cuidarlo. La mujer, un
dechado de virtudes, se somete a todos los caprichos de su marido que, falto
de<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>razón, la somete a múltiples
humillaciones que esta acepta a fin de conseguir la curación del hombre.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Otra novela destacable es <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Mademoiselle Tantale</i>, la historia de una joven y bella escultora
inglesa que pasa de la frigidez a la más bestial ninfomanía. Su incapacidad
para amar la vuelve loca y la lujuria la posee como un demonio del que no puede
desprenderse. Escenas de lesbianismo, de zoofilia, etc. discurren, siempre de
forma implícita y más o menos velada, por toda la novela…</div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: justify;">
<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Le
Faiseur d’hommes</i>, aparecida en 1884, trataba por vez primera en la historia
de la literatura, el problema de la inseminación artificial.<br />
<i>Morfina</i>, aparecido en 1891, trata de los perniciosos efectos de la droga, y, si el estudio desde el punto de vista patológico es descarnado, el argumento subyacente es el típico folletín melodramático, muy del gusto de la época. </div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: justify;">
Fue considerado un escritor maldito
y le fue dedicado un honroso lugar en el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Infierno</i>
de la Biblioteca nacional.</div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: justify;">
Él nunca se consideró un escritor
obsceno, tan solo deseaba mostrar sus observaciones, para lo que solía
mezclarse con las gentes y ambientes sórdidos que luego describía en sus obras.
Si bien su fama alcanzó unas cotas considerables, más que por la calidad de su
obra, por las polémicas que esta suscitaba, cayó en una depresión al final de
su vida, creyendo no haber conseguido los objetivos que pretendía.</div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: justify;">
Así, a las tres y quince minutos de
la tarde del día 3 de abril de 1902, se arrojó por la ventana de su despacho,
en un cuarto piso del nº 10 de la avenida parisina de Trudaine. Murió al cabo
de algunos minutos, cuando algunos transeúntes lo trasladaban a su domicilio.</div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: justify;">
A diferencia de otros, Dubut de
Laforest no fue un escritor pornográfico. No cayó en el mal gusto ni se recreó
en las situaciones morbosas. Trató de expresar sus observaciones con toda la
delicadeza que el tema le permitía, pero quizá sus contemporáneos no estaban
preparados todavía para asumir la realidad que los rodeaba y ante la cual
miraban para otro lado. Si al propio Zola lo consideraban un autor obsceno
cuando recreaba toda la basura humana en <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Le
ventre de Paris</i> o en <i style="mso-bidi-font-style: normal;">L’Assomoir</i>,
que no dirían de Dubut de Laforest con sus personajes lujuriosos, bestiales…exageradamente
malvados tal vez, pero prototipos de muchas personas que pasan día a día a
nuestro lado sin que nos percatemos del aura de abyección que proyectan.</div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: justify;">
Hoy en día, las novelas de Dubut de
Laforest no nos provocan el rechazo que antaño suscitaron, e incluso pueden
resultar anodinas y barnizadas de un melodramatismo pasado de moda, pero no dejan de ser motivo de análisis en el estudio de la
literatura universal, y en particular del realismo francés que tensó hasta un
grado de ruptura, la cuerda dejada por Flaubert con Madame Bovary. ¿Realismo patológico
o realismo exagerado? Lean y juzguen.</div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: justify;">
Algunas novelas de Dubut de
Laforest han sido traducidas al castellano recientemente y pueden encontrarse accediendo a
los siguientes vínculos:</div>
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<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<a href="https://drive.google.com/file/d/0B7mXk195PkGvVHFIRG55ckhnbDA/edit?usp=sharing" target="_blank">El viejo chocho</a> (Le Gaga); <a href="https://drive.google.com/file/d/0B7mXk195PkGvczhoTWNqLWdtU2M/edit?usp=sharing" target="_blank">La señorita Tántalo</a> (Mademoiselle Tantale) ; <a href="https://drive.google.com/file/d/0B7mXk195PkGvc19FaTd2c0xmT1U/edit?usp=sharing" target="_blank">La tranfusión de sangre</a> (La transfusión du sang); <a href="https://drive.google.com/file/d/0B7mXk195PkGvekdKVW82NWw1cVk/edit?usp=sharing" target="_blank">Cuentos para bañistas</a> (Contes pour baigneuses) <a href="https://drive.google.com/file/d/0B7mXk195PkGvME5YcHZVcDVSa1E/edit?usp=sharing" target="_blank">Morfina </a>(Morphine) </div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: right;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-size: 11.0pt; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US;">José M. Ramos González. 31 de diciembre de 2013</span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://4.bp.blogspot.com/-T2jmvp7mZIc/TMv_aqLoX_I/AAAAAAAAACg/ocXkwBv-KTU/s1600/Linea-separadora3inv.png" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="http://4.bp.blogspot.com/-T2jmvp7mZIc/TMv_aqLoX_I/AAAAAAAAACg/ocXkwBv-KTU/s1600/Linea-separadora3inv.png" height="27" width="320" /></a></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: center;">
<br /></div>
Unknownnoreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-8239222414850851254.post-62740681921569809382013-12-29T14:00:00.003-08:002013-12-29T14:00:21.408-08:00100 y Cía S.L. (relato)<!--[if gte mso 9]><xml>
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<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27.0pt;">
Como una
iniciativa empresarial en el mercado nacional, con perspectivas de extenderse a
otros países, 100 y Cía S.L. comienza su andadura profesional con la intención
de proporcionar a su distinguida clientela, en muy breve tiempo, un bagaje
científico más allá de lo que pueden ofrecer los métodos ortodoxos, tales como <span style="color: #632423;">e</span>scuelas, <span style="color: #632423;">u</span>niversidades,
<span style="color: #632423;">c</span>entros <span style="color: #632423;">t</span>ecnológicos
u otros medios convencionales al uso.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27.0pt;">
100 y Cía S.L.
ofrece al cliente un acercamiento a la ciencia de un modo nunca visto<span style="color: maroon;"> </span>antes, puesto que la naturaleza de sus servicios
son de una índole absolutamente original, pero no por ello exentos del rigor
requerido.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27.0pt;">
La compañía
ofrece cuatro tipos de servicios, según las cualidades personales del cliente a
satisfacer, tras un estudio psicológico previo muy exhaustivo y que nos indicará
las carencias científicas y vicios adquiridos en este ámbito<span style="color: #632423;"> </span>de la sabiduría humana.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27.0pt;">
Nuestra
compañía está asesorada por prestigiosos hombres de ciencia, especializados en sus
respectivos campos, e incluso disponemos de una sección donde un filósofo se
ocupa de algunas cuestiones de carácter metafísico. Con la participación de
biólogos, matemáticos, físicos, astrónomos, médicos y un largo etcétera que
abarca todas las disciplinas científicas, 100 y Cía S.L. ofrece sus servicios a:</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27.0pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27.0pt;">
1º) Escépticos
y teóricos de la conspiración.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27.0pt;">
2º) Moralistas
y otras personas de conciencia frágil.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27.0pt;">
3º) Dogmáticos
y religiosos.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27.0pt;">
4º) Paracientíficos
incorregibles.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27.0pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27.0pt;">
En el primero
de los casos, supongamos que usted sea un escéptico, es decir que no cree en el
progreso de la Ciencia y que el hombre no ha llegado a la luna. Usted piensa y
está convencido de que esa gesta se trata sencillamente de una argucia de la
NASA para engañar al gran público y amedrentar a la antigua Unión Soviética en
la carrera espacial. Así que va usted comentando por ahí que las imágenes
tantas veces vistas son un montaje cinematográfico rodado una noche de 1969 en
el desierto de Nevada. Pues bien, nuestra empresa se hará cargo de demostrarle,
por un precio módico,<s> </s>el error que comete dando pábulo a esas teorías de
la conspiración, que no hacen otra cosa que sus interlocutores se burlen de
usted y le tilden de ingenuo riéndose a sus espaldas o siendo objeto de chanza.
No dude que resulta de muy mal gusto dar muestras de escepticismo respecto a
los grandes hitos científicos. Pueden considerarlo a usted un retrógrado, y sus
ambiciones profesionales y relaciones sociales pueden verse mermadas debido a
ese tipo de opiniones. </div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27.0pt;">
¡¡Póngase al
día. Inspírese en la Ciencia!! Ese es nuestro lema.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27.0pt;">
Para los más reacios,
disponemos de psiquiatras que valorarán el grado de escepticismo que estos
poseen y, en caso de que nuestros intentos por convencerlos resulten
infructuosos, solamente se les cobrará una pequeña tasa por el tiempo invertido
en su terapia. Ahora bien, debemos confesar modestamente que el índice de
fracasos tenidos hasta el momento es de un ridículo 3%.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27.0pt;">
Nuestras
actividades también están dirigidas a los moralistas. ¿Tiene usted algún amigo
que cree que la clonación carece de ética? Aconséjele que acuda a 100 y Cía
S.L. y le demostraremos que el proceso de clonación puede paliar el hambre en
el mundo y salvar múltiples vidas gracias a los órganos que pueden ser creados
in vitro. Nuestros biólogos así se lo harán saber. No permita que una moralina baladí
frene el imparable desarrollo de la Ciencia. Que no le cuenten <i style="mso-bidi-font-style: normal;">milongas</i>. Cierto es que la oveja Do<span style="color: maroon;">l</span>ly murió tempranamente, pero ¿cuántas bombillas se
le fundieron a Edison antes de que la luz eléctrica cambiase nuestras vidas?</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27.0pt;">
¿Es usted dogmático?
¿Cree a pies juntillas la Biblia? ¿Es creacionista? </div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27.0pt;">
Antes de
proseguir, hemos de manifestar que 100 y Cía S.L., tiene el beneplácito y la
bendición del Vaticano para desarrollar sus actividades profesionales, por lo
tanto no hay peligro de excomunión, ni tendrá que confesarlo al sacerdote. Las
actividades de 100 y Cía S.L., aparte de ser completamente legales, no
constituyen pecado. Siempre desde el estricto respeto a sus convicciones, le
recomendamos que no divulgue entre sus amigos ni conocidos que Dios creó el
mundo en 7 días y que Darwin era un charlatán. Su reputación penderá de un
hilo. Pero si acude a 100 y Cía S.L., nuestro gabinete de biólogos y
paleontólogos, en un par de sesiones, cuyo coste será ínfimo comparado con la
puesta al día que le van a realizar, hará de usted un hombre nuevo, y sus
conocimientos sobre la teoría de la evolución serán tantos y tan firmes, que
sus familiares no cabrán en sí de gozo al verlo convertido en un hombre moderno
que desciende de un simio, acorde con los tiempos que corren. A partir de ese
momento podrá salir a cenar con sus amigos sin tener que soportar al guasón de
turno preguntándole si Adán y Eva tenían ombligo.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27.0pt;">
Por una
pequeña cantidad adicional, nuestros astrofísicos le darán todo tipo de
detalles acerca del origen del Universo y la teoría del Big Bang. Y sin hacer
de usted un ateo, pues no es esa nuestra pretensión en absoluto, puesto que
como ya afirmamos anteriormente tenemos la bendición del Santo Padre, le
demostraremos que Dios no pudo haber creado el Universo en siete días.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27.0pt;">
Veamos como trabajarían
al respecto nuestros expertos para que se hagan una idea de su metodología:</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27.0pt;">
En primer
lugar, romperían el hielo con una sencilla cuestión que nuestros astrofísicos
le plantearían. Desde luego con la presencia de un teólogo para que usted se
sintiera cómodo:</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27.0pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27.0pt;">
A ver… Si
según el libro del Génesis, Dios creó el sol, la luna y las estrellas en el cuarto
día, ¿de cuántas horas eran los tres primeros días? ¿De 24? ¿Por qué, si el sol
todavía no había sido creado y la tierra no podía girar en torno a él? ¿Cómo
medir la duración de un día si el día no existía? </div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27.0pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27.0pt;">
Ante sus dudas
y el silencio del teólogo, al que obviamente tenemos en nómina, los
profesionales de 100 y Cía S.L., continuarían con argumentos de mucho más rigor
científico que necesariamente lo acabarían convenciendo sin ningún tipo de
dudas de que el Creacionismo es una teoría completamente anacrónica e incluso
refutada por la propia Iglesia, tal como el teólogo le confirmará.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27.0pt;">
<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Dicho lo anterior, nuestros científicos jamás
le afirmarán que no se encuentre Dios detrás de todo lo que existe, pero
llegado este punto deberá usted entrevistarse con el filósofo para pulir esos
pequeños matices y limar esas molestas asperezas que puedan turbar levemente su
espíritu.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27.0pt;">
Es importante
destacar que, tanto para moralistas como para dogmáticos, disponemos de los
servicios de competentes sacerdotes, expertos en exorcismos, que sabrán extraer
de usted ese malvado ángel de incredulidad que lleva dentro. Al mismo tiempo
velarán por la quietud de su espíritu y de que su fe permanezca indemne tras el
impacto inicial que puede producir en personas sensibles el cambio de opinión
largos años mantenida.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27.0pt;">
Por último,
nuestra compañía, dedica un especial tratamiento a paracientíficos
incorregibles, donde tienen cabida sobre todo los parapsicólogos, los ufólogos
y los abducidos por extraterrestres. Normalmente los servicios llevados a cabo
sobre estos clientes se realizan a demanda de las familias, y la tarifa por
nuestra terapia es la más costosa, porque el trabajo a desarrollar sobre ellos
es realmente exhaustivo y agotador. En muchas de estas ocasiones, nuestros
profesionales suelen desviar estos casos a los psiquiatras y, salvo contadas
excepciones, solo podemos cobrar las tasas, porque hasta el momento nuestro porcentaje
de éxitos no ha sido muy alto, pero seguimos trabajando en ello con la
profesionalidad que nos caracteriza y buscando nuevas vías argumentales y
empíricas para minimizar costes y lograr el mayor número de resultados
positivos. </div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27.0pt;">
Es importante
resaltar que 100 y Cía S.L. ha suscrito una importante póliza de seguros con
una compañía de solvente prestigio, a fin de dar cobertura a posibles traumas
irreversibles que puedan surgir durante el tratamiento al que el cliente es
sometido. Si bien dicha posibilidad es ínfima, es posible que beatas,
incrédulos irreversibles y algunas otras personas de especial condición, se
vean seriamente afectadas y salgan insatisfechas tras nuestros servicios. En
ese caso, y después de una investigación al respecto, la compañía de seguros se
hará cargo de pagar la indemnización a que hubiere lugar siempre y cuando el juez,
lamentablemente hombre de letras, dictamine algún tipo de responsabilidad por
nuestra parte.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27.0pt;">
Acuda a 100 y
Cía S.L. ¡¡Póngase al día. Inspírese en la Ciencia!! La relación calidad-precio
de nuestros servicios es óptima y ha sido calculada por el método de los
mínimos cuadrados por nuestros matemáticos en plantilla.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27.0pt;">
No lo piense
más. La modernidad lo espera, y su familia y amigos quedarán maravillados. </div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27.0pt;">
No lo olvide:</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27.0pt;">
<br /></div>
<div align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;">
Póngase usted al día,</div>
<div align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;">
Sin que lo ciegue una
venda,</div>
<div align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;">
Discurriendo por la
senda,</div>
<div align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;">
que le ofrece 100 y
Cía.</div>
<div align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://4.bp.blogspot.com/-T2jmvp7mZIc/TMv_aqLoX_I/AAAAAAAAACg/ocXkwBv-KTU/s1600/Linea-separadora3inv.png" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="http://4.bp.blogspot.com/-T2jmvp7mZIc/TMv_aqLoX_I/AAAAAAAAACg/ocXkwBv-KTU/s1600/Linea-separadora3inv.png" height="27" width="320" /></a></div>
<div align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;">
<br /></div>
Unknownnoreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-8239222414850851254.post-55319246365973355692013-12-29T12:57:00.001-08:002013-12-29T12:57:28.737-08:00La primera lamprea (microrrelato)<!--[if gte mso 9]><xml>
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<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 26.95pt;">
En tiempos
remotos habitaba cerca del río Miño una joven tan hermosa como malvada. Todos
los hombres de la comarca caían rendidos ante su encanto, pero al sentirse rechazados
se arrojaban al río, pues no podían soportar el gran dolor que padecían por el
desprecio de la bella.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 26.95pt;">
Un día pasó
por la región un apuesto juglar que recitaba sus poemas de pueblo en pueblo.
Cuando vio a la joven su corazón comenzó a latir como nunca hasta entonces
había experimentado. Como era bien parecido, la muchacha consintió en coquetear
con él. Cuando estuvo segura de que sus ardides habían obtenido éxito, prorrumpió
en una desdeñosa carcajada y dijo al pobre enamorado que jamás sería suya
porque su mano estaba destinada a un rey. El bardo, loco de pena, siguió los
pasos de los suicidas y las gélidas aguas del río apagaron su llanto y los
delirios de su alma atormentada.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 26.95pt;">
Las ninfas
del río, hartas de tanta iniquidad, decidieron castigar a aquella pérfida
mujer. Un día, mientras paseaba por las orillas del Miño, una fuerza invisible
la empujó a las aguas. <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Lo primero que
las náyades hicieron fue privarla de su rostro angelical, sustituyendo su
hermosa y sensual boca por un redondo y gran agujero oscuro, con tantos
pequeños dientes como hombres había seducido. Luego, su estilizado cuerpo fue
convertido en el de una serpiente marina, pero de modo que su carne siguiese
siendo tan apetitosa como antes, aunque en vez de lujuria sólo despertaría gula
en los hombres.</div>
<div align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center; text-indent: 26.95pt;">
………………………………………</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 26.95pt;">
Por el légamo
del Miño, se arrastra hoy la primera lamprea. Hechizada eternamente, continúa
siendo una devoradora de hombres, pues se alimenta de los ahogados, pero hasta
el final de los tiempos redime con su exquisita carne todo el daño que hizo
cuando era mujer mortal.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 26.95pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: right; text-indent: 26.95pt;">
José M. Ramos González. Pontevedra 2013</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: right; text-indent: 26.95pt;">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://4.bp.blogspot.com/-T2jmvp7mZIc/TMv_aqLoX_I/AAAAAAAAACg/ocXkwBv-KTU/s1600/Linea-separadora3inv.png" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="27" src="http://4.bp.blogspot.com/-T2jmvp7mZIc/TMv_aqLoX_I/AAAAAAAAACg/ocXkwBv-KTU/s320/Linea-separadora3inv.png" width="320" /></a></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: center; text-indent: 26.95pt;">
</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27.0pt;">
<br /></div>
Unknownnoreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-8239222414850851254.post-81817056058041831362013-12-29T12:53:00.002-08:002013-12-29T12:53:34.835-08:00La carrera (relato)<!--[if gte mso 9]><xml>
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<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Uno</i> miró hacia atrás y solo logró ver a <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Cero</i> que lo seguía. Se preguntó si tras
este, la fila se prolongaría, pero el grosor de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Cero</i> no le permitía observar lo que había más allá de aquel orondo
cuerpo. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Uno</i> ocupaba la primera posición
en esa carrera; no obstante le preocupaba el número de participantes. Ganar a <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Cero</i> carecía de mérito. Era sabido que <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Cero</i> jamás podría adelantarlo, pues aun
en el hipotético caso de que esto aconteciese, de inmediato este desaparecería;
no en vano para expresar algo sin valor se utilizaba la expresión «ser un cero
a la izquierda». </div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27.0pt;">
<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Uno</i> corría desaforadamente, pues sabía
que era muy posible que <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Seis</i> u <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Ocho</i>, con su forma circular inferior, pudiesen
adelantarlo. No le preocupaba ni <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Cuatro</i>
ni <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Siete</i>, pues solo tenían una pata y
su cuerpo asimétrico los desequilibraba.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27.0pt;">
La carrera
discurría por un circuito constituido por rectas que se quebraban en ángulos
rectos; algo así como correr por las líneas de un sistema de cuadrículas.
Destellos de luz, como flashes de cámaras fotográficas, los rodeaban y, a lo
largo del recorrido, podían verse pequeños cilindros y otros objetos
tridimensionales cuya función les resultaba desconocida.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27.0pt;">
En una
desviación hacia la derecha, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Uno</i> miró
hacia atrás girando la cabeza en un ángulo de 135 grados y observó que tras <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Cero</i> se encontraban otros dos <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Unos</i>, mientras un <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Cero</i> cerraba la fila. Solamente eran cinco corredores. Una leve
decepción lo invadió.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27.0pt;">
Le pareció
sumamente extraño que no se encontrase en la fila ningún digito superior a él. La
probabilidad de que un número, tomado al azar de cinco dígitos, solo contuviese
<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Ceros</i> y <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Unos</i> era del orden aproximado de 0,00017, es decir 17 casos entre cien
mil. Era realmente sorprendente.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27.0pt;">
El hecho de
carecer de rivales le dio la certeza de que obtendría la victoria. En el peor
de los casos, solamente otro <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Uno</i>
podría superarlo, pero la presencia de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Cero</i>
tras él era un considerable obstáculo para que cualquiera de sus dos congéneres
tuviesen alguna oportunidad.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27.0pt;">
La carrera
llegaba a su fin. Se veía el final del circuito, y, en lo que resultaba ser la
meta, se encontraban una serie de artilugios en forma de pequeños rectángulos
asidos al suelo mediante una especie de patas metálicas, como si se tratasen de
unas garrapatas artificiales. </div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27.0pt;">
Ya no había
posibilidad de que se alterase el orden de los dígitos en esa carrera peculiar.
<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Uno</i> venció seguido de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Cero</i>; en tercer y cuarto lugar dos <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Unos</i> y cerraba la serie un <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Cero</i>.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27.0pt;">
Tras cruzar la
meta, todos se sintieron azotados por lo que parecían ser descargas eléctricas
emitidas por aquellos rectángulos de sílice. <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Mientras advertían como perdían la consciencia
de sí mismos y todo parecía desvanecerse, pensaron fugazmente en lo injusto que
resultaba aquel desenlace después de haber disputado aquella carrera. </div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27.0pt;">
Sus destinos
consistían en ser procesados para metamorfosearse en algo diferente.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27.0pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27.0pt;">
La pantalla rectangular
de la calculadora de bolsillo se iluminó con luz verde esmeralda y el
estudiante pudo leer:<span style="mso-spacerun: yes;"> </span><b style="mso-bidi-font-weight: normal;">22.</b></div>
<div class="MsoNormal">
</div>
<div align="right" class="MsoNormal" style="text-align: right;">
José M. Ramos González.
<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Pontevedra, 10 de enero de 2013.</div>
<div align="right" class="MsoNormal" style="text-align: right;">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://4.bp.blogspot.com/-T2jmvp7mZIc/TMv_aqLoX_I/AAAAAAAAACg/ocXkwBv-KTU/s1600/Linea-separadora3inv.png" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="27" src="http://4.bp.blogspot.com/-T2jmvp7mZIc/TMv_aqLoX_I/AAAAAAAAACg/ocXkwBv-KTU/s320/Linea-separadora3inv.png" width="320" /></a></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: center;">
<br /></div>
Unknownnoreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-8239222414850851254.post-39135573615420164322013-12-29T12:48:00.000-08:002013-12-29T12:50:01.681-08:00Dúas bágoas pola lingua (relato)<!--[if gte mso 9]><xml>
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<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 17.85pt;">
– <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>… Catro por tres doce, catro por catro
dezaseis, catro por cinco… hum…</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 17.85pt;">
Xurxo, con
ritmo monótono, recitaba a táboa do catro, mentres don Xulián asentía con
bondade nun movemento suave de cabeza. Ante a súpeta dúbida de Xurxo, o mestre tentou
axudalo a saír do seu atranco:</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 17.85pt;">
<span lang="PT-BR" style="mso-ansi-language: PT-BR;">– … Vinnnn…</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 17.85pt;">
<span lang="PT-BR" style="mso-ansi-language: PT-BR;">– Vinte – dixo Xurxo con confianza
renovada e cun sorriso na faciana – Catro por seis vinteca…</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 17.85pt;">
O alumno
calou e o seu rostro mudou serio, mirando cos ollos abertos cara a porta da
escola. Don Xulián, nun movemento reflexo, tamén volveu a cabeza para ver que
era aquilo que sorprendera tanto ao rapaz. Tódolos alumnos de don Xulián, sentados
nas súas cadeiras, miraron tamén con curiosidade infantil, coma se fosen
autómatas accionados por un resorte que lles obrigase a xirarse.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 17.85pt;">
Na porta,
veladas as caras pola oposición entre as sombras da aula e a claridade que
entraba da rúa, que cegou por un instante aos nenos, perfilábanse tres homes. Cando
os ollos se afixeron á luz, advertiron que o home do medio, máis adiantado cós
outros dous, ía elegantemente vestido cun traxe no que destacaba unha
bandeiriña española no ollal da lapela dereita, e cunha gravata de cor azul
claro como un ceo de verán. Na man dereita tiña un bastón de madeira con
empuñadura de nácara. <span lang="PT-BR" style="mso-ansi-language: PT-BR;">Ao seu
lado, un pouco máis atrás, coma columnas inmóbiles, dous gardas civís, con
xesto adusto baixo o tricorne e cubertos cunha capa que lles daba un aspecto
sinistro, escoltaban ao recentemente chegado.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 17.85pt;">
Don Xulián, logo
dos primeiros segundos de sorpresa, dirixiuse ao seu alumno que seguía mirando
fixamente a porta da aula como magnetizado por aquelas presenzas:</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 17.85pt;">
<span lang="PT-BR" style="mso-ansi-language: PT-BR;">– Séntate Xurxo… moi ben… Para mañá
ides todos estudar a táboa do cinco…</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 17.85pt;">
<span lang="PT-BR" style="mso-ansi-language: PT-BR;">O home da gravata azul, sen pronunciar
palabra, comezou a camiñar polo corredor que separaba as dúas ringleiras de
pupitres sen dar tempo a don Xulián a rematar as súas instrucións. </span>Camiñaba
amodo debido a unha leve coxeira que tentaba disimular apoiándose no bastón. Os
dous gardas civis permaneceron quedos baixo o limiar da porta.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 17.85pt;">
Cando aquel
home estivo frente a don Xulián, díxolle:</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 17.85pt;">
–Veo que
imparte sus clases en gallego.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 17.85pt;">
–Sí, señor.
Es el único idioma que estos niños entienden – respostou don Xulián facendo un
esforzo en falar o castelán para mostrar a súa cortesía con aquel que entrara
daquel xeito na súa escola.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 17.85pt;">
–¿Idioma? ¡Jerigonza
de bárbaros!... Estamos en España y aquí solo se habla el español. ¿Está claro?</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 17.85pt;">
–Pero,
señor…estos niños han hablado el gallego desde que han nacido y no…</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 17.85pt;">
–¡Cállese! –
espetou, case con violencia, aquel home – Acompañe a los dos agentes. A partir
de hoy, yo me hago cargo de esta escuela. Debería usted saber que con autoridad
y disciplina los niños a estas edades son fácilmente maleables. Si no saben
hablar en español, le aseguro que aprenderán muy pronto.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 17.85pt;">
Don Xulián, coñecedor
da situación na que se atopaba e da sorte que lle esperaba, non tiña medo da
cadea nin dos pelotóns de fusilamento que por aqueles días estaban a devastar
as aldeas da bisbarra. Non obstante, arrásabanlle os ollos, e, sen poder
contelas, dúas bágoas escorregaron polas súas fazulas pensando no futuro que
lles esperaba a aqueles rapaces, aos que quería como se foran os seus fillos.
Tamén eran bágoas pola súa lingua nai, pisoteada e asoballada. </div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 17.85pt;">
Penosamente
camiñou cara á porta coa cabeza gacha para que os nenos non se decataran da
tristura que o embargaba. Mentras os seus pés se arrastraban con lentitude,
tivo un <i style="mso-bidi-font-style: normal;">déjà vu. </i>Onde vivira antes
esta situación, ese sentimento tan intenso de mágoa? E de súpeto recordou un conto,
que lera cando era mozo, dun escritor francés chamado Alphonse Daudet que se
titulaba <i style="mso-bidi-font-style: normal;">La dernière classe<a href="http://www.blogger.com/blogger.g?blogID=8239222414850851254#_ftn1" name="_ftnref1" style="mso-footnote-id: ftn1;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><span class="MsoFootnoteReference"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[1]</span></b></span></span></span></a></i>. <span lang="PT-BR" style="mso-ansi-language: PT-BR;">Era o exemplo máis claro da intolerancia e o desprezo
por parte dos vencedores sobre os vencidos. </span>A historia volvía a
repetirse. <span lang="PT-BR" style="mso-ansi-language: PT-BR;">Quixo mostrar
valentía pero o peso da pena abraiabao.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 17.85pt;">
<span lang="PT-BR" style="mso-ansi-language: PT-BR;">–Adeus, nenos. </span>Teño que marchar.
<span lang="PT-BR" style="mso-ansi-language: PT-BR;">Portádevos ben con este señor
que vai ser o voso novo mestre.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 17.85pt;">
<span lang="PT-BR" style="mso-ansi-language: PT-BR;">Cando don Xulián saíu e a porta se
pechou, o home da gravata, enriba da tarima, semellaba xigantesco. O seu peiteado
impecable, aquel traxe que os nenos só viran nos adultos en raras ocasións,
coma na festa do patrón ou na voda dalgún parente, a lapela lucindo a bandeiriña
cunha aguia maxestuosa no centro… </span>Toda esa posta en escena deslumbraba
aos cativos que aínda non saíran da súa sorpresa e, na súa inocencia, non
comprendían o que estaba a pasar.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 17.85pt;">
–Bien,
muchachos, – dixo o xigante enerxicamente e con voz grave – a partir de hoy yo
seré vuestro nuevo maestro. Don Julián se jubila por la edad.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 17.85pt;">
Que lle
pasaba a don Xulián? Que era <i style="mso-bidi-font-style: normal;">jubilar</i>?
Seica unha enfermidade? Xa non tiñan que aprender a táboa de multiplicar? Mil
inocentes preguntas amoreábanse nas súas cabeciñas.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 17.85pt;">
Mentres as mentes
dos nenos aínda estaban a asumir a nova situación, o home levantou o bastón do
chan e púxoo en posición horizontal. Apoiándose con firmeza sobre as súas
pernas, comezou a bater cadenciosamente na man esquerda co estremo romo daquel bastón
de empuñadura tan bonita de cor ámbar. Máis dun recordou a pequena pía de auga
bendita que se atopaba na igrexa, porque tamén era de nácar.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 17.85pt;">
–Niños – dixo
con arrogancia o home – hoy vamos a aprender la letra de una hermosa canción. Cantad
conmigo la primera estrofa. </div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 17.85pt;">
O home
entonou con voz modulada:</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 17.85pt;">
– «Cara al
sol con la camisa nueva… »</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 17.85pt;">
Os rapaces
mirábanse sin saber que facer. </div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 17.85pt;">
–¡Vamos…ahora
todos! – ordenou, batendo con máis forza o bastón na palma da man, facendo que
cada golpe soase como unha lapada.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 17.85pt;">
Ao cabo duns
segundos, timidamente, poido escoitarse un murmurio de voces infantís dende as ringleiras
de adiante, que tiñan unha visión máis clara do ameazador bastón:</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 17.85pt;">
–«Cara al
sol…»</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 17.85pt;">
E as
ringleiras de atrás uníronse para repetir a primeira estrofa daquel himno que non
entendían e que nada lles dicía.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 17.85pt;">
Na esquina
dereita superior do taboleiro podía lerse, trazada con pulcra ortografía, a
data que don Xulian tiña por costume escribir tódolos días. Cando os rapaces
acabaron de aprender as primeiras estrofas daquela estraña canción, o mestre
usurpador volveuse cara ao encerado, e ao decatarse de que o día da data estaba
mal escrito, tomou un pano que facía de borrador e frotou aquela verba ata que
non quedou pegada dela. Logo colleu un anaco de xiz, e onde don Xulián
escribira «luns», o xigante, facendo chiar o xiz pola forza e a rabia con que
presionaba no encerado, escribiu «lunes». E aínda que a letra do novo mestre
non era tan bonita como a de don Xulián, os rapaces puideron ler con claridade:
</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 17.85pt;">
<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>«Lunes, 3 de abril de 1939»<a href="http://www.blogger.com/blogger.g?blogID=8239222414850851254#_ftn2" name="_ftnref2" style="mso-footnote-id: ftn2;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[2]</span></span></span></span></a>.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 17.85pt;">
A choiva caía
miúda na rúa. Un home secaba cun pano a súa cara mollada, onde se mesturaban as
bágoas coa auga que o ceo choraba. Mentres camiñaba penosamente, acompañado de
dous gardas civís, pensaba que non deixaba de ser unha triste casualidade que
Alphonse Daudet, setenta anos antes, escribise aquel conto dentro dunha
antoloxía que titulou <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Contes du lundi.<a href="http://www.blogger.com/blogger.g?blogID=8239222414850851254#_ftn3" name="_ftnref3" style="mso-footnote-id: ftn3;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><span class="MsoFootnoteReference"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[3]</span></b></span></span></span></a></i></div>
<div style="mso-element: footnote-list;">
<br clear="all" />
<hr align="left" size="1" width="33%" />
<div id="ftn1" style="mso-element: footnote;">
<div class="MsoFootnoteText">
<a href="http://www.blogger.com/blogger.g?blogID=8239222414850851254#_ftnref1" name="_ftn1" style="mso-footnote-id: ftn1;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 10.0pt; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[1]</span></span></span></span></a> <i style="mso-bidi-font-style: normal;">A derradeira clase</i> é un conto sobre a guerra franco-prusiana de
1870.</div>
</div>
<div id="ftn2" style="mso-element: footnote;">
<div class="MsoFootnoteText" style="text-align: justify;">
<a href="http://www.blogger.com/blogger.g?blogID=8239222414850851254#_ftnref2" name="_ftn2" style="mso-footnote-id: ftn2;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 10.0pt; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[2]</span></span></span></span></a> O
sábado, 1 de abril de 1939, Franco fixo público o derradeiro parte de guerra.
Considerada esa data como o fin da guerra civil española, o texto decía: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">En el día de hoy, cautivo y desarmado el
Ejército Rojo, han alcanzado las tropas nacionales sus últimos objetivos
militares. La guerra ha terminado. El<span style="mso-spacerun: yes;">
</span>Generalísimo Franco. Burgos 1º abril 1939.</i></div>
</div>
<div id="ftn3" style="mso-element: footnote;">
<div class="MsoFootnoteText">
<a href="http://www.blogger.com/blogger.g?blogID=8239222414850851254#_ftnref3" name="_ftn3" style="mso-footnote-id: ftn3;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 10.0pt; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[3]</span></span></span></span></a> Contos do luns.</div>
<div class="MsoFootnoteText">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<div class="MsoFootnoteText" style="text-align: right;">
José M. Ramos González. Pontevedra 2013 </div>
<div class="MsoFootnoteText" style="text-align: right;">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://2.bp.blogspot.com/-1-xIZocP4mo/TY-Id0tfOnI/AAAAAAAAAFo/Qe5UVIiyob8/s1600/Linea-separadora3inv.png" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="27" src="http://2.bp.blogspot.com/-1-xIZocP4mo/TY-Id0tfOnI/AAAAAAAAAFo/Qe5UVIiyob8/s320/Linea-separadora3inv.png" width="320" /></a></div>
<div class="MsoFootnoteText" style="text-align: center;">
<br /></div>
</div>
</div>
Unknownnoreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-8239222414850851254.post-57839901607197803442012-12-06T01:53:00.000-08:002013-04-21T12:44:03.771-07:00La manzana de Newton (relato)<!--[if gte mso 9]><xml>
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<br />
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 18.0pt; margin-right: 22.95pt; margin-top: 0cm; text-align: justify; text-indent: 27.0pt;">
–¡Profesor!</div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 18.0pt; margin-right: 22.95pt; margin-top: 0cm; text-align: justify; text-indent: 27.0pt;">
–¿Sí?</div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 18.0pt; margin-right: 22.95pt; margin-top: 0cm; text-align: justify; text-indent: 27.0pt;">
–¿Es real la historia de la manzana de Newton?</div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 18.0pt; margin-right: 22.95pt; margin-top: 0cm; text-align: justify; text-indent: 27.0pt;">
El profesor dudó. Lo cierto es que no lo sabía porque los historiadores
tampoco eran unánimes al respecto. Había quien afirmaba que la anécdota era una
leyenda para mayor gloria del científico inglés, que venía a significar que
cualquier percance, por ínfimo que fuese, podría dar lugar a una ley universal.
Lo que trataba de ocultarse tras la historia de la manzana no era otra cosa que
la existencia de una estrecha interrelación entre el microcosmos y el
macrocosmos; entre un fenómenos determinístico y uno aleatorio. El universo era
una globalidad, no en vano existía una gran similitud entre un átomo y un
sistema planetario.</div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 18.0pt; margin-right: 22.95pt; margin-top: 0cm; text-align: justify; text-indent: 27.0pt;">
Todo ese razonamiento pasaba fugazmente por la mente del profesor y era
procesado en décimas de segundo para tratar de responder a la pregunta
formulada. Este, en su afán de dar una explicación convincente y satisfacer la
curiosidad de su alumno, dijo:</div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 18.0pt; margin-right: 22.95pt; margin-top: 0cm; text-align: justify; text-indent: 27.0pt;">
– Newton era un genio, sin duda, pero se me hace difícil creer que la
caída de una manzana fuese el detonante del descubrimiento de la mayor ley del
universo. Aunque es posible. Según parece, Einstein desarrolló la teoría de la
relatividad inspirado por la visión de un reloj en una estación de ferrocarril
y dicen que Galileo obtuvo sus fórmulas del movimiento en caída libre cuando
arrojó un objeto desde la torre de Pisa.</div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 18.0pt; margin-right: 22.95pt; margin-top: 0cm; text-align: justify; text-indent: 27.0pt;">
El profesor se detuvo un instante para observar la reacción de su
alumno. Se hizo un breve silencio durante el cual el alumno asintió con la
cabeza.</div>
<div align="center" class="MsoNormal" style="margin-right: 22.95pt; text-align: center; text-indent: 17.85pt;">
<br /></div>
<div align="center" class="MsoNormal" style="margin-right: 22.95pt; text-align: center; text-indent: 17.85pt;">
<span style="font-size: 16.0pt;">***</span></div>
<div align="center" class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 18.0pt; margin-right: 22.95pt; margin-top: 0cm; text-align: center; text-indent: 27.0pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 18.0pt; margin-right: 22.95pt; margin-top: 0cm; text-align: justify; text-indent: 27.0pt;">
Les contaré lo que ocurrió en realidad:</div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 18.0pt; margin-right: 22.95pt; margin-top: 0cm; text-align: justify; text-indent: 27.0pt;">
Nos dice el libro del Génesis que Dios creó el mundo en siete días.
Cuando finalmente creo al hombre, Dios vio al hombre solo, y, compadeciéndose,
le dio una compañera para que le hiciese compañía y para que reinasen ambos sobre
la tierra, los mares y los animales, con la condición de que podrían tomar todo
lo que quisieran con excepción de las manzanas del árbol del Bien y del Mal.
Eva, tentada por la serpiente, no pudo resistir y tomó una manzana desafiando a
Dios. La mujer ofreció a Adán el fruto prohibido y, éste, lo tomó. Fue en ese
momento cuando la manzana se convirtió en el fruto más tentador y al mismo
tiempo deleznable de la historia.</div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 18.0pt; margin-right: 22.95pt; margin-top: 0cm; text-align: justify; text-indent: 27.0pt;">
Fijémonos en la tendencia en atribuirle a este fruto un curioso
protagonismo. La manzana de la discordia que enfrentó a las diosas griegas Hera,
Atenea y Afrodita y que provocó la guerra de Troya; la manzana envenenada que
la madrastra disfrazada de anciana ofreció a Blancanieves en el famoso cuento
infantil; el manzano bajo el que presuntamente Newton sesteaba… </div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 18.0pt; margin-right: 22.95pt; margin-top: 0cm; text-align: justify; text-indent: 27.0pt;">
Newton no sesteaba. No tenía tiempo para ello. Sus investigaciones
sobre la naturaleza de las cosas lo absorbía. Pero lo que más le obsesionaba
era encontrar el mensaje críptico contenido en los Evangelios. Estaba seguro de
que en el Libro Sagrado se encontraba un código oculto que, una vez descifrado,
le permitiría averiguar el día exacto de la creación, así como la fecha del fin
del mundo.</div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 18.0pt; margin-right: 22.95pt; margin-top: 0cm; text-align: justify; text-indent: 27.0pt;">
La alquimia era una práctica todavía en vigor en época de Newton y el
sabio inglés no podía sustraerse a cierta praxis adquirida durante su formación
en las universidades por donde había pasado. Pero él, hombre piadoso, creyente
en la teoría del Creacionismo,– todavía faltaba siglo y medio para que naciera
Charles Darwin –, esperaba conseguir descubrir en la Palabra Divina el misterio
del Universo, el Secreto del Gran Alquimista. </div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 18.0pt; margin-right: 22.95pt; margin-top: 0cm; text-align: justify; text-indent: 27.0pt;">
Enfrascado en su Biblia y realizando cálculos cabalísticos, utilizando
los viejos métodos que, desde la civilización babilónica, habían sido
desarrollados por los más prestigiosos numerólogos del medievo, se afanaba en
descubrir la edad del Universo.</div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 18.0pt; margin-right: 22.95pt; margin-top: 0cm; text-align: justify; text-indent: 27.0pt;">
Conocía el libro del Génesis a la perfección; era capaz de recitar de
memoria pasajes de cualquier versículo contenido en la historia de la creación.
Había combinado mil veces esas palabras. Un día, desesperado por su falta de
resultados, se hizo una pregunta elemental: ¿Por qué razón Dios había prohibido
a los primeros padres comer la manzana? Le intrigaba esa imposición para
demostrar a Dios obediencia. La fidelidad exigía más sacrificio, algo más
noble… Aquella prohibición le resultaba infantil… Y ¿por qué Eva la había
tomado contraviniendo las órdenes del Señor? No era capaz de entender que los
argumentos de la Serpiente convenciesen a Eva. Newton no tenía en muy buena
consideración a las mujeres. Creía, como muchos de sus contemporáneos, que la
mujer había sido creada solamente para las perpetuación de la especie y poco
más. En este sentido podía entender el irreflexivo acto de Eva, pero no
justificaba en modo alguno a Adán. ¿Qué le había llevado a tomar el fruto
prohibido?</div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 18.0pt; margin-right: 22.95pt; margin-top: 0cm; text-align: justify; text-indent: 27.0pt;">
Sumido en esas reflexiones, Newton abandonó su estudio y se dispuso a
dar un paseo por el jardín de su residencia, donde los manzanos ya estaban a
rebosar de la preciada fruta, con la que su criada hacía exquisitas tartas y
deliciosas compotas.</div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 18.0pt; margin-right: 22.95pt; margin-top: 0cm; text-align: justify; text-indent: 27.0pt;">
Observó los árboles, y una vez más se preguntaba cual era la razón de
que Dios hubiese elegido la manzana. ¿Qué tenía la manzana que no tuviesen las
demás frutas? Concentró toda su atención en una hermosa, roja y lustrosa
manzana que colgaba de una rama. Cuando su esfuerzo mental casi llegaba al
paroxismo la manzana cayó.</div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 18.0pt; margin-right: 22.95pt; margin-top: 0cm; text-align: justify; text-indent: 27.0pt;">
Fue como si se abriese una puerta hacia el infinito y tuvo una
sensación de vértigo que casi lo hace caer. Se sintió como Adán. El primer hombre
había tomado la manzana que Dios le había negado, él había comprendido lo que
Dios había mantenido en secreto hasta ese momento y tal vez no quería que el
hombre lo descubriese. Fue como sorprender a Dios en la intimidad. Se sintió
exultante y al mismo tiempo un pecador. Una especie de mirón lujurioso. Había
descubierto el misterio del Universo. Ahora comprendía porque los objetos
caían; ahora entendía porque la luna siempre orbitaba en torno a la tierra y
esta en torno al sol…. </div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 18.0pt; margin-right: 22.95pt; margin-top: 0cm; text-align: justify; text-indent: 27.0pt;">
Adán tomó la manzana creyendo que podría ser como Dios. Newton, más
devoto y creyente en un Dios Todopoderoso, no se sintió Dios, pero en su
vanidad de mortal se creyó un ser superior. Había establecido la ley que atraía
a los objetos entre sí. Se trataba de una fuerza invisible y de naturaleza
desconocida, que actuaba en función de la masa de estos. Así, la manzana caía a
tierra porque la enorme masa de esta última atraía a la insignificante masa de
la manzana. Esa era la misma razón por la que la luna se encontraba prisionera girando
alrededor del sol. La fuerza de atracción la mantenía en órbita, mientras que
la fuerza centrípeta de la rotación la trataba de arrancar de esa posición,
evitando de ese modo que la luna cayese sobre la tierra como había hecho la
manzana. </div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 18.0pt; margin-right: 22.95pt; margin-top: 0cm; text-align: justify; text-indent: 27.0pt;">
Newton, en su candor religioso, había descubierto la Ley de la
Gravitación Universal gracias a la lectura del Antiguo Testamento. ¿Cuántos
secretos no contendría ese Libro?</div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 18.0pt; margin-right: 22.95pt; margin-top: 0cm; text-align: justify; text-indent: 27.0pt;">
Pese a la gloria y fama que en vida tuvo a raíz de sus descubrimientos;
pese a los honores que le fueron rendidos por la comunidad científica de todo
el mundo y ser considerado el mayor sabio de su época, Newton, convertido ya en
Sir por el rey Carlos II, continuó con sus estudios teológicos y alquímicos.</div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 18.0pt; margin-right: 22.95pt; margin-top: 0cm; text-align: justify; text-indent: 27.0pt;">
En su euforia, creyó haber dado con la fecha de la creación del
Universo y, pese a toda su fama y honores, se atrevió a afirmar que Dios había
creado todo lo visible e invisible el año 4000 antes de Cristo. Siguiendo la
tradición de todos los grandes alquimistas, del cual Nostradamus fue ejemplo,
Newton no podía dejar de vaticinar la fecha del fin del mundo que dedujo habría
de suceder en el año 2060.</div>
<div align="center" class="MsoNormal" style="margin-right: 22.95pt; text-align: center; text-indent: 17.85pt;">
<span style="font-size: 16.0pt;">***</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 18.0pt; margin-right: 22.95pt; margin-top: 0cm; text-align: justify; text-indent: 27.0pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 18.0pt; margin-right: 22.95pt; margin-top: 0cm; text-align: justify; text-indent: 27.0pt;">
Satisfecho de su respuesta, y ante el silencio de aceptación de su
curioso alumno, el profesor continuó explicando la Ley de la Gravitación
Universal y se fue olvidando paulatinamente de la anécdota de la célebre
manzana de Newton.</div>
<div class="MsoNormal">
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://2.bp.blogspot.com/-mhq2Cj-QxY8/TMNoj3HjmMI/AAAAAAAAACQ/ePOpkGLzl4E/s1600/Linea-separadora3inv.png" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="27" src="http://2.bp.blogspot.com/-mhq2Cj-QxY8/TMNoj3HjmMI/AAAAAAAAACQ/ePOpkGLzl4E/s320/Linea-separadora3inv.png" width="320" /></a></div>
<br /></div>
Unknownnoreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-8239222414850851254.post-52650506087990849442012-12-06T01:41:00.003-08:002013-04-21T12:44:10.848-07:00Terror en planilandia<!--[if gte mso 9]><xml>
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<br />
<div align="center" class="MsoNormal" style="margin-right: 22.95pt; text-align: center; text-indent: 18.0pt;">
I</div>
<div align="center" class="MsoNormal" style="margin-right: 22.95pt; text-align: center; text-indent: 18.0pt;">
<u><span style="text-decoration: none;"><br /></span></u></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-right: 22.95pt; text-align: justify; text-indent: 18.0pt;">
Tomó un folio y lo depositó en la mesa. Encendió el flexo. El súbito
haz de luz lo deslumbró y al ver la blancura del papel bajo la intensa
claridad, tuvo una de esas absurdas asociaciones de ideas; pensó en la
Inmaculada Concepción. ¿Por qué afloraba semejante idea? Si cada vez que veía
algo sin mácula pensaba en la Virgen tenía un problema y por añadidura un tema
para discutir con su psiquiatra. Alejó esa idea justificando que se trataba
sencillamente de una extraña, pero lógica relación etimológica sin mayor
trascendencia. En fin… tenía ante sus ojos un perfecto rectángulo de papel
destinado a recoger su poema. ¿Qué poema?, se preguntó mientras observaba aquel
objeto bidimensional. Escribiría un soneto. De pronto percibió que no era él
quien miraba el papel sino que aquel folio lo escudriñaba a él. Fue una
sensación fugaz, pero intensa. En esas décimas de segundo lo invadió un terror
que no fue capaz de explicarse; fue una turbación<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>tan breve y absurda que de inmediato se
olvidó del asunto. Se inclinó sobre la mesa y la pluma estilográfica que tenía
en su mano derecha incidió en el papel rompiendo la continuidad impoluta de la
superficie del folio, trazando una hermosa S. Fue en ese preciso instante
cuando lo oyó…</div>
<div align="center" class="MsoNormal" style="margin-right: 22.95pt; text-align: center; text-indent: 17.85pt;">
II</div>
<div class="MsoNormal" style="margin-right: 22.95pt; text-indent: 17.85pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-right: 22.95pt; text-align: justify; text-indent: 18.0pt;">
De pronto se encontró solo, apoyado en una superficie más dura que su
esencia. Se sintió cegado por una luz que provenía de algún sitio indefinido.
No lograba ver el origen de aquella luz. Cuando acostumbró su visión a aquella
nueva situación, miró en derredor suyo. Solo veía la blancura de su ser. Nada
había de extraño; sin embargo lo embargó el miedo. Sabía que algo iba a
ocurrir, pero no estaba seguro de lo que era. </div>
<div class="MsoNormal" style="margin-right: 22.95pt; text-align: justify; text-indent: 18.0pt;">
Súbitamente sintió un dolor en su parte superior. Era un dolor agudo y
pudo observar como en su blanca superficie aparecía, surgiendo de la nada, un
punto de color negro que se fue extendiendo en una línea continua como una
serpiente, conformando un extraño símbolo…Gritó, pero su grito no era del dolor
que le producía aquel surco oscuro que le rasgaba la piel a medida que crecía y
se desarrollaba en su cuerpo; gritaba por el terror que le producía ignorar de
donde procedía aquella anomalía. Lo atenazaba el miedo a lo desconocido…</div>
<div class="MsoNormal" style="margin-right: 22.95pt; text-align: justify; text-indent: 18.0pt;">
<br /></div>
<div align="center" class="MsoNormal" style="margin-right: 22.95pt; text-align: center; text-indent: 18.0pt;">
III</div>
<div align="center" class="MsoNormal" style="margin-right: 22.95pt; text-align: center; text-indent: 18.0pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-right: 22.95pt; text-align: justify; text-indent: 18.0pt;">
Le pareció oír un grito lejano. No, seguramente era una sensación
acústica producida en el interior de su propio oído por una vibración
accidental de su tímpano, o como cuando cierras los ojos y ves estrellas, pero
en realidad no están allí. Escribió “Soneto” y debajo comenzó el primer verso:</div>
<div class="MsoNormal" style="margin-right: 22.95pt; text-align: justify; text-indent: 18.0pt;">
<br /></div>
<div align="center" class="MsoNormal" style="margin-right: 22.95pt; text-align: center; text-indent: 18.0pt;">
<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Cuando los campos
despiertan al alba</i></div>
<div align="center" class="MsoNormal" style="margin-right: 22.95pt; text-align: center; text-indent: 18.0pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-right: 22.95pt; text-align: justify; text-indent: 18.0pt;">
Tenía que buscar una palabra que rimase con alba… ¿calva?...¡Por Dios,
qué ocurrencia!... ¿malva? no, muy prosaico; ¿alma?...demasiado evidente;
¿gualda?... demasiado patriótico; ¿falda?... bastante frívolo. </div>
<div class="MsoNormal" style="margin-right: 22.95pt; text-align: justify; text-indent: 18.0pt;">
Y así estuvo durante un buen rato, hasta que se cansó. Desesperado por
su falta de inspiración, agarró el folio en un alarde de rabia y lo estrujó en
su puño arrojándolo a la papelera. Apagó el flexo y se fue.</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://2.bp.blogspot.com/-mhq2Cj-QxY8/TMNoj3HjmMI/AAAAAAAAACQ/ePOpkGLzl4E/s1600/Linea-separadora3inv.png" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="27" src="http://2.bp.blogspot.com/-mhq2Cj-QxY8/TMNoj3HjmMI/AAAAAAAAACQ/ePOpkGLzl4E/s320/Linea-separadora3inv.png" width="320" /></a></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-right: 22.95pt; text-align: justify; text-indent: 18.0pt;">
<br /></div>
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<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;">
Con motivo de
la aparición y auge de las nuevas tecnologías y su incorporación a la vida
cotidiana de un número exponencialmente creciente de personas, cierto día, ya
lejano, me propuse elaborar un sitio web, más por interés en la técnica y
mecánica de su realización que por el contenido en sí mismo. Cabría pensar que
mi actividad profesional como docente de matemáticas me inclinase a tratar un
tema propio de esta rama de la ciencia, pero se presentaba ante mí un gran
inconveniente; se añadía a mi desconocimiento del leguaje del hipertexto, la
dificultad que entrañaba trasladar a dicho lenguaje la notación científica y en
particular la matemática. Descartada pues esta alternativa, debería optar por
algo más fácil y al mismo tiempo práctico y, a ser posible didáctico. </div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;">
Desde que era
muy joven, la literatura ha sido uno de mis más preciados entretenimientos,
pudiendo presumir de tener una biblioteca muy bien surtida. Me propuse divulgar
toda la información obtenida de las lecturas que había realizado y de aquellos
autores cuya presencia en el espacio virtual era escasa o nula en castellano.
Fue de ese modo como surgió mi primer sitio web dedicado al escritor
norteamericano de ciencia ficción Fredric Brown. Debido a mis dispares gustos
literarios, de la ciencia ficción de las novelas <i style="mso-bidi-font-style: normal;">pulp</i> de los años 60, di un salto cuantitativo y cualitativo en el
tiempo a la Francia
del siglo XIX con otro autor: Guy de Maupassant. A continuación mis desvelos
divulgativos se enfocaron en Roald Dahl, para finalmente trabajar sobre la vida
y obra de Catulle Mendès, uno de los más eclécticos escritores franceses y casi
desconocido en su país, con motivo del I Centenario de su muerte.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;">
De estos dos últimos trata el presente
artículo.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;">
<br />
<a name='more'></a><br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;">
En el
transcurso de mis lecturas para documentar mis sitios webs, me encontré con dos
relatos que presentaban unas similitudes más que curiosas; <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Danger pour tous<span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 12pt;">[1]</span></b></span></span></i> de Catulle Mendès
y <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Vengeance is Mine Inc<span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 12pt;">[2]</span></b></span></span></i>. de Roald Dahl. A
partir de ahora me referiré a ambos relatos con sus traducciones al español, a
saber <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Peligro para todos</i> de Catulle Mendès
y <i style="mso-bidi-font-style: normal;">La Venganza</i><i style="mso-bidi-font-style: normal;">
en Mía</i>, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">S.A</i>. de Roald Dahl. El primero apareció por primera vez en la
antología titulada <i style="mso-bidi-font-style: normal;">L’Homme Orchestre</i>
en el año 1896 en París, su extensión es de unas 2551 palabras, mientras que el
relato de Dahl se publico en la colección de relatos <i style="mso-bidi-font-style: normal;">More Tales of the Unexpected</i>, aparecido en Gran Bretaña 84 años
después, es decir en 1980 y contiene 6393 palabras.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;">
Pese a carecer
de conocimientos de literatura comparada, voy a intentar buscar similitudes que
me permitan conjeturar de algún modo que Roald Dahl se inspiró en el cuento
de Catulle Mendès para elaborar el suyo.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;">
En primer
lugar conviene abordar las analogías que ambos escritores presentan en el
ámbito de su obra, considerada de un modo global.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27.0pt;">
De todos es
sabido que Roald Dahl, inglés de ascendencia noruega, es un escritor célebre en
nuestros días por sus cuentos para niños. ¿Quién no ha oído hablar de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Matilda<span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 12pt;">[3]</span></b></span></span></i> o <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Charlie y la fábrica de chocolate<span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 12pt;">[4]</span></b></span></span></i>? libros que han
sido llevados con éxito al cine; no obstante es autor de otros muchos libros
todos ellos de gran valor literario que incluso son la admiración de muchos
adultos. Sus cuentos para niños tienen una
cierta pátina escatológica que es inédita en la literatura infantil y
que sin embargo es uno de los rasgos que caracteriza a este autor, siendo a su
vez del agrado de los niños que ven en lo grotesco e incluso grosero, un motivo
de chanza y diversión. </div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27.0pt;">
Roald Dahl
nació en Llandaff, País de Gales, en 1916, aunque sus padres eran noruegos,
pasando su juventud entre Gran Bretaña y Noruega. Fue protagonista destacado en
la II Guerra
Mundial como piloto de la RAF,
vivencias que narra en su libro autobiográfico <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Volando solo<span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 12pt;">[5]</span></b></span></span></i>. Murió en 1990,
siendo mundialmente reconocido. </div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27.0pt;">
Catulle Mendès,
judío francés de ascendencia portuguesa, nació en Burdeos en 1841. Hijo de un
banquero, pudo dedicarse toda su vida a lo que más le gustaba: la literatura.
Fue autor y editor. Célebre en vida por sus cuentos de hadas, sus relatos mitológicos,
con una gran dosis de crueldad y sordidez en la mayoría de ellos, de modo que
la pátina escatológica de Dahl se torna erótica en Mendès. Mendès fue un poeta (toda
su obra rezuma poesía), autor de obras teatrales y novelas, líder del
movimiento de los parnasianos, escuela que recuperaba la mitología clásica en
su obra. Murió en trágicas circunstancias en 1909 en un accidente ferroviario.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27.0pt;">
Roald Dahl versificó poco, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Que asco de bichos</i>, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">el cocodrilo enorme<span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 12pt;">[6]</span></b></span></span></i> y un libro de
poemas titulado <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Cuentos en verso para
niños perversos<span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 12pt;">[7]</span></b></span></span>,</i>
donde da un giro de 180 grados a los cuentos clásicos, alterando su final
original: Caperucita es más feroz que el lobo, Blancanieves tiraniza a los
enanitos... Mendès a su vez, toma el cuento <i style="mso-bidi-font-style: normal;">La
bella durmiente del bosque<span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 12pt;">[8]</span></b></span></span></i> y también lo transgrede:
la princesa, una vez despertada por el beso, quiere que la dejen seguir
durmiendo ya que lo que el bello príncipe le promete no tiene parangón con lo
que vive en sus sueños. </div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27.0pt;">
Ya tenemos la
primera casual concordancia: ambos se dedicaron a los cuentos, dándoles un
tratamiento completamente diferente al clásico cuento infantil con final feliz.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27.0pt;">
Pero Dahl
también presenta una faceta menos conocida, pero no por ello de menor interés.
Se trata de sus cuentos para adultos, en los que mantiene un tema recurrente,
el del cazador cazado. Algunos famosos relatos de este tipo son <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Placer de clérigo<span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 12pt;">[9]</span></b></span></span> </i>o <i style="mso-bidi-font-style: normal;">La señora Bisby y el abrigo del coronel<span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 12pt;">[10]</span></b></span></span></i>, y sus cuentos
eróticos. El erotismo de Dahl está sazonado de un gran sentido del humor y a
veces es difícil discernir si catalogarlos como eróticos o como humorísticos,
tales como <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El gran cambiazo<span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 12pt;">[11]</span></b></span></span>, El visitante<span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 12pt;">[12]</span></b></span></span></i>...etc. Mendès
tiene una producción narrativa ingente de relato erótico, igualmente con mucho
sentido del humor, entre muchos de ellos destaco <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El cochero ideal<span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 12pt;">[13]</span></b></span></span> </i>y<i style="mso-bidi-font-style: normal;"> La caseta volcada<span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 12pt;">[14]</span></b></span></span></i>. </div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27.0pt;">
Como en Dahl,
en Mendès resulta difícil distinguir la frontera entre el humor y el erotismo,
estableciéndose entre ambos géneros una simbiosis perfecta.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27.0pt;">
Es importante
poner de manifiesto que el humor de Mendès se ve propiciado, en la mayoría de
los casos, por el objetivo de mitigar un
erotismo demasiado explícito, ya que a finales del siglo XIX muchos escritores
eran condenados por el delito de “escándalo público y contra las buenas
costumbres”. Es célebre el proceso que llevó a Gustave Flaubert ante los
tribunales de justicia con ocasión de su más famosa novela, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Madame Bovary</i><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 12pt;">[15]</span></span></span>, una
obra maestra considerada una de las novelas mejores de todos los tiempos. Este
hecho hoy nos sorprende, pero es importante recordarlo porque los autores del
siglo XIX se veían obligados a escribir erotismo explícito anónimamente
(recuerdo, entre otros, la novela <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Las
once mil vergas<span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 12pt;">[16]</span></b></span></span></i>
de Guillaume Apollinaire) o, si no, tenían que ser muy sutiles. Esa es la razón
de que el erotismo en Mendès se deje entrever, sugerir, por lo que resulta más
difícil y talentoso que el de Dahl, ajeno a los problemas de la censura.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27.0pt;">
Más
similitudes van surgiendo entre uno y otro, y cuanto más profundicemos más
encontraremos.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27.0pt;">
Los
protagonistas de los cuentos de Dahl, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El
señor Botibol<span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 12pt;">[17]</span></b></span></span></i>
o <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El hombre del paraguas<span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 12pt;">[18]</span></b></span></span>,</i> bien podrían ser
dos de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">los Monstruos parisinos<span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 12pt;">[19]</span></b></span></span> </i>de Mendès, título
de una de sus más famosas antologías, donde narra las peripecias de múltiples personajes
de la capital francesa, caracterizados por algún rasgo fuera de lo común.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27.0pt;">
Mendès escribió
teatro. Dahl llevó al cine y a la televisión muchas de sus obras. Cada uno de
ellos se adaptó a los espectáculos en boga de la época que les tocó vivir.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27.0pt;">
¿Con estos
antecedentes cabría pensar que Mendès influyó en Dahl? La posibilidad de
momento no está descartada, pero las pruebas aportadas hasta ahora pueden considerarse,
por parte de los más escépticos, insuficientes y usadas <i style="mso-bidi-font-style: normal;">ad hoc,</i> en un deliberado intento de reforzar mi tesis, no obstante abordaré
el estudio comparativo entre los relatos citados ante la posibilidad de
encontrar indicios que no sean una mera coincidencia.</div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27.0pt;">
Respetando el
orden cronológico, comenzaré por el cuento de Mendès, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Peligro para todos</i>. </div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27.0pt;">
<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Peligro para todos</i> narra los servicios prestados
por una empresa fundada por dos caballeros, Monsieur Caribert y Monsieur
Pestel, que se dedica a ofrecer peligros a una clientela ávida de emociones
fuertes. Caribert es el gestor de los peligros naturales y Pestel de los sobrenaturales,
ambos reputados especialistas en sus campos. No olvidemos que cuando fue
escrito este cuento, el espiritismo estaba de moda y todo lo que se relacionaba
con él fascinaba en todos los ámbitos, sobre todo al intelectual y artístico. El
científico se mostraba más escéptico, y, algún que otro médico, como e famoso
psiquiatra Charcot, vinculaba la mediumnidad con la histeria. Eran famosas sus
conferencias abiertas al público en general en el hospital de la Salpetriere a las que,
entre otros, asistían Mendès o Maupassant.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27.0pt;">
El cuento está escrito en estilo epistolar. Es
una carta dirigida a sus potenciales clientes con el siguiente encabezamiento a
modo de membrete:</div>
<div align="center" class="MsoNormal" style="margin-left: 7.5pt; margin-right: 7.5pt; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto; text-align: center;">
<b><span style="font-family: Arial; font-size: 9pt;">AGENCIA CARIBERT, PESTEL & C<sup>ia</sup></span></b><span style="font-family: Arial; font-size: 9pt;"><br />
Plaza Vendôme, 26</span><b><span style="font-family: Arial; font-size: 10pt;"><br />
</span></b><b><span style="font-family: Arial; font-size: 9pt;">VENTA Y ALQUILER<br />
DE<br />
PELIGROS</span></b><span style="font-family: Arial; font-size: 9pt;"><br />
Pagos semanales, mensuales o anuales.</span><i><span style="font-size: 9pt;"><br />
(Se recogen los peligros que han dejado de asustar.)</span></i><span style="font-size: 9pt;"></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;">
En dicha
circular explican la naturaleza de su negocio. Extraigo algunos párrafos de la
misma para que se hagan una idea de cómo estos empresarios se promocionan y los
argumentos que sustentan su oferta.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 45.0pt; margin-right: 38.2pt; margin-top: 0cm; tab-stops: 72.0pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: 10pt;">[…] Al hombre moderno le falta las ocasiones del Miedo, del Miedo que rompe
la monotonía de la existencia, del Miedo que produce el delicioso
estremecimiento, del Miedo que le es necesario, que él exige. […]</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 45.0pt; margin-right: 38.2pt; margin-top: 0cm; tab-stops: 72.0pt; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 45.0pt; margin-right: 38.2pt; margin-top: 0cm; tab-stops: 72.0pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: 10pt;">[…] Es cierto que hay accidentes de coche, choques de
trenes, chimeneas que caen bajo el viento de una tempestad, explosiones de
bombas, pero no se puede contar razonablemente con la reiteración numerosa y
segura de estos acontecimientos; y nos vemos obligados a confesar que non
pueden ocurrir a todo el mundo. […]</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 45.0pt; margin-right: 38.2pt; margin-top: 0cm; tab-stops: 72.0pt; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 45.0pt; margin-right: 38.2pt; margin-top: 0cm; tab-stops: 72.0pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: 10pt;">[…] A unos precios que esperamos poder bajar todavía,
ofrecemos al público, bien en venta o en alquiler, Peligros de todo tipo;
entendiendo por la palabra venta que el Peligro adquirido por una persona
estará reservado a ella sola, que únicamente ella podrá a partir de ese momento
conocer el Miedo, y, por el término alquiler que, al contrario, nosotros
volveremos a disponer libremente, luego de un determinado tiempo, del Peligro,
que no fue, por así decirlo, más que prestado. […]</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 45.0pt; margin-right: 38.2pt; margin-top: 0cm; tab-stops: 72.0pt; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 45.0pt; margin-right: 38.2pt; margin-top: 0cm; tab-stops: 72.0pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: 10pt;">[Tenemos a] disposición de las señoras y los
caballeros, silbidos lejanos, luego más cercanos, a la hora en la que después
del teatro se regresa a casa por calles desiertas, unas putas que amenazan si
no se les da limosna o si no se les sigue, ataques nocturnos, ruidos de
merodeadores nocturnos en el umbral de la puerta de entrada, unos pasos a
través de la habitación de personas agachadas, furtivas, que llevan algo bajo
el brazo, o, únicamente, un movimiento de alguien escondido bajo la cama.
Gracias a unos contratos con un gran número de vendedores ambulantes y con la
mayoría de los cocheros, se puede poner a la venta o en alquiler, las
avalanchas contra una pared con patadas en el vientre, ruedas de coches que
pasan rozando, – o se vuelcan, según el precio […]. A las familias burguesas
que, en el campo, se pasean en barca los domingos, se les ofrece el brusco
hundimiento de las planchas de la barca, y, a aquellas que prefieren los
espectáculos matinales en un circo o en un cabaret, el grito: «¡Fuego! ¡fuego!»
que provoca de repente las avalanchas del rebaño enloquecido de espectadores contra
las puertas cerradas y hacia las infranqueables paredes […]</span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;">
Y muchos más
casos en los que estos singulares empresarios urden tramas a cada cual más
truculenta para que la adrenalina de su clientela se convierta en un
desbordante manantial.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;">
Por ejemplo
entre las acciones para producir un miedo sobrenatural, podemos destacar éste:</div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 45.0pt; margin-right: 38.2pt; margin-top: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-size: 10pt;">[…]Ayudándose de pequeños decorados fúnebres,
fácilmente transportables, y con un personal muy experto, elegido en su mayoría
entre sepultureros y antiguos empleados de Pompas Fúnebres, – personas
completamente adecuadas para dar una pincelada de naturalismo (pues hay que ser
moderno) a lo sobrenatural, – está en disposición de servir todos los pedidos
de una clientela que, pensamos, estará compuesta sobre todo de jóvenes damas
adictas a la morfina, de viudas o madres melancólicas que lloran a un esposo o
a un hijo, y cabalistas casi alcohólicos. Recomienda las apariciones que, dos a
dos, añaden al terror espectral un poco de sadismo de ultratumba, las lejanas
resurrecciones de seres amados entre un ruido de cadenas para el que no hay
igual. […]</span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Finalmente, para reafirmar la calidad de estos servicios,
reproducen dos cartas que le han sido enviados por clientes satisfechos. Sirva
como ejemplo la siguiente:</div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div align="right" class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 45.0pt; margin-right: 38.2pt; margin-top: 0cm; text-align: right;">
<span style="font-size: 10pt;">Castillo de Blessival, por Fleuriot (Eure) <br />
12 de mayo de 1895.</span><span style="font-size: 11pt;"></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 45.0pt; margin-right: 38.2pt; margin-top: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-size: 10pt;">Estimados Sres:</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 45.0pt; margin-right: 38.2pt; margin-top: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-size: 10pt;">[…] Me place unir mi testimonio a tantos otros que
militan a favor de la empresa que ustedes han inaugurado. Mi abuela, la
marquesa de Blessival, de sesenta y cinco años, y que, desde hacía mucho
tiempo, se dedicaba a las prácticas del espiritismo, no había obtenido más que
resultados más o menos negativos […]</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 45.0pt; margin-right: 38.2pt; margin-top: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-size: 10pt;">[…] tal fue el realismo de sus espectros, […] que mi abuela
cayó en síncope; desde ese instante no ha podido dejar su sofá, paralizada,
azorada, y esperamos su muerte de un día a otro. Les escribo esta carta para
que hagan de ella el uso que gusten y les ruego que crean en mi más sincera
admiración.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 45.0pt; margin-right: 38.2pt; margin-top: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div align="right" class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 45.0pt; margin-right: 38.2pt; margin-top: 0cm; text-align: right;">
<span style="font-size: 10pt;">RENÉE DE BLESSIVAL.</span><span style="font-size: 11pt;"></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27.0pt;">
Como se puede
comprobar se trata de un relato típicamente humorístico con cierto sarcasmo y
crítica hacia la burguesía emergente y a la aristocracia decadente de finales
del XIX, ávida de unas sensaciones
diferentes para escapar de la monotonía de una vida burguesa, acomodaticia y fácil,
así como de una burla al preponderante mundo de la parapsicología que llenaba
los salones de la época en la búsqueda de contactos con personas fallecidas.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27.0pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27.0pt;">
Llegado a este
punto, no puedo sustraerme a referirme a la película <i style="mso-bidi-font-style: normal;">The Game</i>, dirigida por David Fincher en 1997, donde un hombre (Sean
Penn) encarga a una empresa, como regalo de aniversario para su hermano
(Michael Douglas), un multimillonario hombre de negocios de carácter agrio y
huraño, a extraordinarios peligros ficticios sin que éste se percate de que
todo se trata de una farsa. La idea es la misma que la del cuento de Mendès,
con la diferencia de que la película es un <i style="mso-bidi-font-style: normal;">thriller</i>
y por tanto carece del contenido humorístico que Mendès le confiere, centrándose
únicamente en el aspecto dramático y en la acción, algo propio del dinamismo
cinematográfico americano.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27.0pt;">
Después de
este paréntesis fílmico, analizaremos el cuento de Roald Dahl, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">La
Venganza</i><i style="mso-bidi-font-style: normal;"> es Mía,
S.A</i>.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27.0pt;">
Como ya
indican sus siglas finales, se trata de una sociedad anónima, una empresa
creada por dos amigos, George y Claude. El relato está narrado en primera
persona por Claude. Comienza cuando ambos se encuentran sin un centavo y
pensando como van a salir de su penosa situación financiera. Cierto día, leyendo
la sección de “cotilleos” de los periódicos de sociedad de los periódicos,
advierten que alguno de los allí citados no repararía en gastos a la hora de
vengarse de aquellos periodistas que, impunemente, invadían vidas privadas y
publicaban como relación escandalosa asuntos íntimos y personales. Algo propio
de la prensa amarilla de finales del siglo XX y, lamentablemente, con una gran
audiencia en la televisión del XXI.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27.0pt;">
En esta tesitura,
Claude propone a George que sean ellos quiénes se encarguen de vengar al agraviado
o agraviada de las infamias vertidas públicamente en un medio de comunicación con
tanta difusión. Para ello se dedican a leer todos los días los ecos de sociedad
de los periódicos. Encargan unas tarjetas a un amigo impresor con el siguiente
encabezamiento y texto, que dirigen a los posibles clientes, casi todos de un
alto estatus social y por tanto de un elevado poder adquisitivo:</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27.0pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 45.0pt; margin-right: 38.2pt; margin-top: 0cm;">
<i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="font-size: 10pt;">LA
VENGANZA</span></i><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="font-size: 10pt;"> ES</span></i><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="font-size: 10pt;"> MÍA S.A.</span></i></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 45.0pt; margin-right: 38.2pt; margin-top: 0cm;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 45.0pt; margin-right: 38.2pt; margin-top: 0cm; mso-layout-grid-align: none; tab-stops: 10.2pt; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 27.0pt;">
<span lang="ES-MX" style="font-size: 10pt;">Estimado................................ </span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 45.0pt; margin-right: 38.2pt; margin-top: 0cm; mso-layout-grid-align: none; tab-stops: 15.0pt; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 27.0pt;">
<span lang="ES-MX" style="font-size: 10pt;">Seguramente habrá
visto el calumnioso ataque, sin que mediara provocación alguna, que el
periodista ........................... ha desatado contra su persona en el periódico
de hoy. Sus insinuaciones son escandalosas, una deformación deliberada de la
verdad.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 45.0pt; margin-right: 38.2pt; margin-top: 0cm; mso-layout-grid-align: none; tab-stops: 15.0pt; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 27.0pt;">
<span lang="ES-MX" style="font-size: 10pt;">¿Está usted
dispuesto a consentir que un miserable provocador le insulte de esa forma sin
hacer nada?</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 45.0pt; margin-right: 38.2pt; margin-top: 0cm; mso-layout-grid-align: none; tab-stops: 15.0pt; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 27.0pt;">
<span lang="ES-MX" style="font-size: 10pt;">Todo el mundo sabe
que los norteamericanos no permiten que se les insulte en público o en privado
sin que ello provoque su justa indignación y sin que procuren —mejor dicho, exijan—
una compensación adecuada.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 45.0pt; margin-right: 38.2pt; margin-top: 0cm; mso-layout-grid-align: none; tab-stops: 15.0pt; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 27.0pt;">
<span lang="ES-MX" style="font-size: 10pt;">Por otra parte, es
natural que un ciudadano de su posición y reputación no desee verse envuelto
personalmente en este sórdido asunto, ni tener el menor contacto directo con
persona de tal calaña.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 45.0pt; margin-right: 38.2pt; margin-top: 0cm; mso-layout-grid-align: none; tab-stops: 15.0pt; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 27.0pt;">
<span lang="ES-MX" style="font-size: 10pt;">¿Cómo, entonces,
puede reparar la afrenta? La respuesta es sencilla. LA VENGANZA ES MÍA,
SOCIEDAD ANÓNIMA, lo hace por usted. Nos comprometemos a infligir en su nombre,
con absoluta discreción, un castigo individual al periodista
..................... y a este fin sometemos respetuosamente a su consideración
diversos métodos (y precios).</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 45.0pt; margin-right: 38.2pt; margin-top: 0cm; mso-layout-grid-align: none; tab-stops: 25.5pt 36.25pt; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 27.0pt;">
<span lang="ES-MX" style="font-size: 10pt;">1.<b style="mso-bidi-font-weight: normal;"> </b>Un fuerte puñetazo en la nariz… 500
dólares.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 45.0pt; margin-right: 38.2pt; margin-top: 0cm; mso-layout-grid-align: none; tab-stops: 25.5pt 36.25pt; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 27.0pt;">
<span lang="ES-MX" style="font-size: 10pt;">2. Poner un ojo
morado…600 dólares.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 45.0pt; margin-right: 38.2pt; margin-top: 0cm; mso-layout-grid-align: none; tab-stops: 25.5pt 36.25pt; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 27.0pt;">
<span lang="ES-MX" style="font-size: 10pt;">3. Puñetazo en la
nariz y un ojo morado…1000 dólares</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 45.0pt; margin-right: 38.2pt; margin-top: 0cm; mso-layout-grid-align: none; tab-stops: 25.5pt 36.25pt; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 27.0pt;">
<span lang="ES-MX" style="font-size: 10pt;">3. Colocar una
serpiente de cascabel (tras haberle extraído el veneno) en el suelo del coche,
junto a los pedales, cuando aparque. 1500 dólares</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 45.0pt; margin-right: 38.2pt; margin-top: 0cm; mso-layout-grid-align: none; tab-stops: 25.5pt 36.25pt; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 27.0pt;">
<span lang="ES-MX" style="font-size: 10pt;">4. Secuestrarlo con
un coche, quitarle la ropa, excepto los calzoncillos, los zapatos y los
calcetines, y soltarlo en la
Quinta Avenida en una hora punta…2500 dólares.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-left: 25.5pt; mso-layout-grid-align: none; tab-stops: 25.5pt 36.25pt; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 27.0pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27.0pt;">
para
añadir finalmente:</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27.0pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 45.0pt; margin-right: 38.2pt; margin-top: 0cm; mso-layout-grid-align: none; tab-stops: 26.6pt 36.25pt; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 27.0pt;">
<span lang="ES-MX" style="font-size: 10pt;">Estos trabajos
serán realizados por profesionales.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 45.0pt; margin-right: 38.2pt; margin-top: 0cm; mso-layout-grid-align: none; tab-stops: 26.6pt 36.25pt; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 27.0pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 45.0pt; margin-right: 38.2pt; margin-top: 0cm; mso-layout-grid-align: none; tab-stops: 26.6pt 36.25pt; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 27.0pt;">
<span lang="ES-MX" style="font-size: 10pt;">Si desea
beneficiarse de alguna de estas ofertas, tenga la amabilidad de contestar a LA VENGANZA ES MÍA S. A.
(la dirección se indica en la tarjeta adjunta). Si es posible, se le notificará
con antelación el lugar y la hora en que tendrá lugar la acción, de modo que,
si lo desea, pueda presenciar nuestra actuación desde una prudente distancia
que le garantice el anonimato.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 45.0pt; margin-right: 38.2pt; margin-top: 0cm; mso-layout-grid-align: none; tab-stops: 26.6pt 36.25pt; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 27.0pt;">
<span lang="ES-MX" style="font-size: 10pt;">No tendrá que pagar
nada hasta que sus órdenes se ejecuten a su entera satisfacción, momento en que
se le enviará la cuenta por los procedimientos habituales.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-left: 25.5pt; mso-layout-grid-align: none; tab-stops: 25.5pt 36.25pt; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 27.0pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27.0pt;">
Ni que decir
tiene que para sorpresa de nuestros dos pícaros, comienzan a lloverles las
peticiones, recibiendo cartas agradecidas de sus clientes:</div>
<div class="MsoNormal" style="margin-left: 25.5pt; mso-layout-grid-align: none; tab-stops: 25.5pt 36.25pt; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 27.0pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 54.0pt; margin-right: 37.25pt; margin-top: 0cm; mso-layout-grid-align: none; tab-stops: 35.7pt 63.0pt; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 27.0pt;">
<span lang="ES-MX" style="font-size: 10pt;">Sus métodos parecen
un tanto heterodoxos, pero cualquier cosa que le hagan a ese canalla cuenta
con mi aprobación. De modo que adelante. Empiecen por el punto número uno, y si
lo logran, con mucho gusto les indicaré que continúen hasta el último. Envíenme
la factura.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 54.0pt; margin-right: 37.25pt; margin-top: 0cm; mso-layout-grid-align: none; tab-stops: 35.7pt 63.0pt; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 27.0pt;">
<br /></div>
<div align="right" class="MsoNormal" style="margin-right: 37.25pt; mso-layout-grid-align: none; tab-stops: 35.7pt 63.0pt; text-align: right; text-autospace: none;">
<span lang="ES-MX" style="font-size: 10pt;"> William S. Womberg</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 54.0pt; margin-right: 37.25pt; margin-top: 0cm; mso-layout-grid-align: none; tab-stops: 35.7pt 63.0pt; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 27.0pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 54.0pt; margin-right: 38.2pt; margin-top: 0cm; mso-layout-grid-align: none; tab-stops: 35.7pt 45.0pt; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 27.0pt;">
<span lang="ES-MX" style="font-size: 10pt;">Estimada La
venganza es mía, S. A. Es la mejor propuesta que he recibido desde hace años.
Aplíquenle al señor Jacob Swinski el tratamiento de la serpiente de cascabel
(punto 4). Pero no me importaría pagar el doble si se les olvidara sacarle el
veneno de los colmillos. Atentamente,</span></div>
<div align="right" class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 54.0pt; margin-right: 37.25pt; margin-top: 0cm; mso-layout-grid-align: none; tab-stops: 35.7pt 63.0pt; text-align: right; text-autospace: none; text-indent: 27.0pt;">
<span lang="ES-MX" style="font-size: 10pt;">Gertrude Porter-Vandervelt</span></div>
<div align="right" class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 54.0pt; margin-right: 37.25pt; margin-top: 0cm; mso-layout-grid-align: none; tab-stops: 35.7pt 63.0pt; text-align: right; text-autospace: none; text-indent: 27.0pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 54.0pt; margin-right: 38.2pt; margin-top: 0cm; mso-layout-grid-align: none; tab-stops: 45.9pt 54.0pt; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 27.0pt;">
<b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-MX" style="font-size: 10pt;">P.D</span></b><span lang="ES-MX" style="font-size: 10pt;">.: Será mejor
que le hagan un seguro a la serpiente. La mordedura de ese tipo es más
peligrosa que la de una cascabel.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 54.0pt; margin-right: 19.25pt; margin-top: 0cm; mso-layout-grid-align: none; tab-stops: 45.9pt 54.0pt; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 27.0pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 54.0pt; margin-right: 38.2pt; margin-top: 0cm; mso-layout-grid-align: none; tab-stops: 35.7pt 54.0pt; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 27.0pt;">
<span lang="ES-MX" style="font-size: 10pt;">En mi actual estado
de ánimo, y en contra de mi leal saber y
entender, me siento tentado a contestar a su tarjeta y a rogarles que
depositen a ese sinvergüenza de Walter Kennedy en la Quinta Avenida,
vestido únicamente con la ropa interior. Pongo como condición que el suelo
esté nevado y que la temperatura sea bajo cero.</span></div>
<div align="right" class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 54.0pt; margin-right: 38.2pt; margin-top: 0cm; mso-layout-grid-align: none; tab-stops: 54.0pt 191.6pt 206.35pt; text-align: right; text-autospace: none; text-indent: 27.0pt;">
<span lang="ES-MX" style="font-size: 10pt;">H. Gresham</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 54.0pt; margin-right: 19.25pt; margin-top: 0cm; mso-layout-grid-align: none; tab-stops: 45.9pt 54.0pt; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 27.0pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 54.0pt; margin-right: 38.2pt; margin-top: 0cm; mso-layout-grid-align: none; tab-stops: 35.7pt 81.0pt; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 27.0pt;">
<span lang="ES-MX" style="font-size: 10pt;">Tengo el cheque de 500<b style="mso-bidi-font-weight: normal;"> </b>dólares sobre la mesa, firmado. En el momento en que se me
presenten pruebas de que le han pegado un buen puñetazo en la nariz a Lionel
Pantaloon, se lo enviaré. Yo preferiría que le rompieran algo. Atentamente,
etc.,</span></div>
<div align="right" class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 54.0pt; margin-right: 38.2pt; margin-top: 0cm; mso-layout-grid-align: none; tab-stops: 54.0pt 154.45pt 387.0pt; text-align: right; text-autospace: none; text-indent: 27.0pt;">
<span lang="ES-MX" style="font-size: 10pt;">Wilbur H. Gollogly</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 54.0pt; margin-right: 19.25pt; margin-top: 0cm; mso-layout-grid-align: none; tab-stops: 45.9pt 54.0pt; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 27.0pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27.0pt;">
Finalmente
proceden a realizar los encargos solicitados, desapareciendo finalmente de la
ciudad para evitar las pesquisas policiales, con los bolsillos repletos,</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27.0pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27.0pt;">
A la vista de
lo expuesto, sospecho que Dahl conocía el cuento de Mendès. Aun cuando es obvio
que no se trata de un plagio, sin embargo la idea parece ser casi la misma. El
humor desplegado por Dahl es más moderno y su cuento está desarrollado en un
ámbito urbano propio de la época en el que fue escrito, criticando a la clase
alta y al periodismo sensacionalista que hace sentir a ésta última protagonista
inmerecida, para bien o para mal, de la sociedad de su tiempo. </div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27.0pt;">
Méndes le da
un aspecto más formal. Sus protagonistas son dos respetados caballeros de
negocios, mientras que los de Dahl son dos delincuentes de poca monta que han
tenido en un momento de su vida una idea descabellada pero brillante. También
es chocante este aspecto tan diametralmente opuesto.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27.0pt;">
En ambos casos
la estructura desarrollada en los dos cuentos, tanto a nivel expositivo como
temático, sigue un esquema casi idéntico:</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27.0pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27.0pt;">
1º)
Presentación de una insólita empresa que proporciona unos servicios de tal
naturaleza que en condiciones normales nadie solicitaría, pero que no dejan de
tener su cierto atractivo y una gran dosis de morbo.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27.0pt;">
2º) El envío
de las circulares a los clientes explicando el objetivo y naturaleza de sus
actividades, así como desarrollando los argumentos necesarios para hacerles ver
lo interesante de su oferta.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27.0pt;">
3º) La recepción
de cartas de clientes satisfechos.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27.0pt;">
4º) El humor
desplegado de principio a fin de los relatos.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27.0pt;">
5º) Crítica a
la sociedad de su época.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27.0pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27.0pt;">
Además de los
cinco puntos enumerados, hay que tener presentes las similitudes que ya hemos
analizado al principio del presente artículo. </div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27.0pt;">
Mendès derivó
hacia la novela dramática y las obras teatrales y a la poesía, propias de
finales del siglo XIX, y Dahl hacia los cuentos con matices escatológicos para
niños, y guionista para la televisión, grandes negocios del siglo XX, siendo
reconocido como uno de los mejores escritores de literatura infantil de todos
los tiempos. Por el contrario Méndes quedó relegado al olvido y a las tesis de
algún que otro estudiante de literatura francesa. Desde este modesto artículo
quiero reivindicarlo como un gran trabajador de las letras y un excelente
dramaturgo, así como un cuentista excepcional. No fue un Maupassant ni un
Chejov y no pasó a la historia de la literatura como mereciese porque su obra
no superó la barrera tan difícil de franquear del tiempo, pero esa misma
historia tiene mucho que agradecerle por la influencia y ayuda que este hombre
proporcionó a los escritores de su época, impulsando el lanzamiento de revistas
literarias donde se darían a cononcer, y tuvieron sus primeras oportunidades,
los que más tarde serían célebres.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27.0pt;">
Que este
modesto artículo sirva para honrarlo por el legado que dejó a las futuras
generaciones que tienen la oportunidad de leerlo, estudiarlo y finalmente
quererlo, como es mi caso.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27.0pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27.0pt;">
¿Es suficiente
todo lo anterior para afirmar que Roald Dahl fue influenciado por Catulle Mendès
cuando escribió su relato? Resulta difícil sostenerlo, pero moléstense en leer
ambos cuentos y al final decidan ustedes.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27.0pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27.0pt;">
Todos los
cuentos de Catulle Mendès citados, y muchos más, pueden consultarse, traducidos
al español, en el sitio web: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">http://www.iesxunqueira1.com/mendes/cuentos.
</i>El relato de Roald Dahl, todavía tiene en vigor los derechos de autor y fue
publicado en España por la editorial Edhasa en 1992, en una antología con el
mismo título.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27.0pt;">
Las sitios web
en español de Catulle Mendès y de Roald Dahl son respectivamente:</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27.0pt;">
http://www.iesxunqueira1.com/mendes</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27.0pt;">
http://www.iesxunqueira1.com/dahl
</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27.0pt;">
<br /></div>
<div style="text-align: right;">
José M. Ramos González</div>
<div>
<div style="text-align: right;">
Febrero 2010</div>
<hr align="left" size="1" width="33%" />
<div id="ftn1" style="mso-element: footnote;">
<div class="MsoFootnoteText">
<span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 10pt;">[1]</span></span></span> <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Le</i> <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Danger pour tous</i>, en
la antología<i style="mso-bidi-font-style: normal;"> L’Homme Orchestre</i> con
ilustraciones de Lucien Métives, Ollendorff editor, París, 1896</div>
</div>
<div id="ftn2" style="mso-element: footnote;">
<div class="MsoFootnoteText">
<span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 10pt;">[2]</span></span></span> <i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="EN-GB">Vengeance is
Mine Inc</span></i><span lang="EN-GB">. En <i style="mso-bidi-font-style: normal;">More
Tales of the Unexpected</i>, Penguin, Londres, 1980</span></div>
</div>
<div id="ftn3" style="mso-element: footnote;">
<div class="MsoFootnoteText">
<span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 10pt;">[3]</span></span></span> <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Matida</i> 1986. Llevada al cine en 1996, dirigida por Danny DeVito e
interpretada por Mara Wilson, Danny DeVito y Rhea Perlman.</div>
</div>
<div id="ftn4" style="mso-element: footnote;">
<div class="MsoFootnoteText">
<span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 10pt;">[4]</span></span></span> <i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="EN-GB">Charlie and the
chocolat factory</span></i><span lang="EN-GB">, 1964. </span>Llevada al
cine en 2005, dirigida por Tim Burton e interpretada por Johnny Depp, Freddie
Highmore e Helena Bonham Carter.</div>
</div>
<div id="ftn5" style="mso-element: footnote;">
<div class="MsoFootnoteText">
<span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 10pt;">[5]</span></span></span> <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Going solo</i>. 1986</div>
</div>
<div id="ftn6" style="mso-element: footnote;">
<div class="MsoFootnoteText">
<span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 10pt;">[6]</span></span></span> <i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="EN-GB">Dirty Beasts and
Enormous Crocodile </span></i><span lang="EN-GB">1978, 1983</span></div>
</div>
<div id="ftn7" style="mso-element: footnote;">
<div class="MsoFootnoteText">
<span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 10pt;">[7]</span></span></span> <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Revolting Rhymes </i>1982.</div>
</div>
<div id="ftn8" style="mso-element: footnote;">
<div class="MsoFootnoteText">
<span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 10pt;">[8]</span></span></span> <i>La Belle</i><i> au bois
rêvant</i>...na antoloxía <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Les Oiseaux
bleus</i>. Victor Havard editor. París, 1888.</div>
</div>
<div id="ftn9" style="mso-element: footnote;">
<div class="MsoFootnoteText">
<span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 10pt;">[9]</span></span></span> <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Parson's Pleasure, na antología <b><span style="color: maroon;"> </span></b>More
Tales of the Unexpected</i>, Penguin, Londres, 1980, aínda que foi escrito en
1958.</div>
</div>
<div id="ftn10" style="mso-element: footnote;">
<div class="MsoFootnoteText">
<span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 10pt;">[10]</span></span></span> <i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="EN-GB">Mrs. Bixby and
the Colonel's Coat<b><span style="color: maroon;"> </span></b>,
na antología <b><span style="color: maroon;"> </span></b>More Tales of the Unexpected</span></i><span lang="EN-GB">, Penguin, Londres, 1980.</span></div>
</div>
<div id="ftn11" style="mso-element: footnote;">
<div class="MsoFootnoteText">
<span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 10pt;">[11]</span></span></span> <i style="mso-bidi-font-style: normal;">The Great Switcheroo</i></div>
</div>
<div id="ftn12" style="mso-element: footnote;">
<div class="MsoFootnoteText">
<span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 10pt;">[12]</span></span></span> <i style="mso-bidi-font-style: normal;">The visitor</i></div>
</div>
<div id="ftn13" style="mso-element: footnote;">
<div class="MsoFootnoteText">
<span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 10pt;">[13]</span></span></span> <i>Le bon cocher</i><span style="font-family: Arial;">, </span>en la antología<span style="font-family: Arial;"> </span><i>La Princese</i><i>
nue</i><i><span style="font-family: Arial;">.</span> </i>Ollendorff editor.<i> </i>Paris, 1890.</div>
</div>
<div id="ftn14" style="mso-element: footnote;">
<div class="MsoFootnoteText">
<span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 10pt;">[14]</span></span></span> <i>La cabine hantée</i><span style="font-family: Arial;">, </span>en la antología<span style="font-family: Arial;"> </span><i>Les Boudoirs de verre,</i> Ollendorff editor.<i> </i>Paris, 1884</div>
</div>
<div id="ftn15" style="mso-element: footnote;">
<div class="MsoFootnoteText">
<span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 10pt;">[15]</span></span></span> <span lang="EN-GB">Gustave Flaubert. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Madame
Bovary </i>París 1857</span></div>
</div>
<div id="ftn16" style="mso-element: footnote;">
<div class="MsoFootnoteText">
<span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 10pt;">[16]</span></span></span> Escrito anónimo atribuido
a Guillaume Apollinaire, y considerada su primera obra. La primera edición
apareció en París en 1907, y la segunda en 1911 firmada con las siglas G.A.</div>
</div>
<div id="ftn17" style="mso-element: footnote;">
<div class="MsoFootnoteText">
<span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 10pt;">[17]</span></span></span> <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Mr. Botibol.</i></div>
</div>
<div id="ftn18" style="mso-element: footnote;">
<div class="MsoFootnoteText">
<span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 10pt;">[18]</span></span></span> <i style="mso-bidi-font-style: normal;">The Umbrella Man<b><span style="color: maroon;">
</span></b></i></div>
</div>
<div id="ftn19" style="mso-element: footnote;">
<div class="MsoFootnoteText">
<span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 10pt;">[19]</span></span></span> <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Monstres parisiens</i>; E. Dentu editor, París. 1882.</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://4.bp.blogspot.com/-JEfKXqxpmJE/T0fmpVFhQkI/AAAAAAAAAG4/QzRN1_FDWg4/s1600/Linea-separadora3inv.png" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="27" src="http://4.bp.blogspot.com/-JEfKXqxpmJE/T0fmpVFhQkI/AAAAAAAAAG4/QzRN1_FDWg4/s320/Linea-separadora3inv.png" width="320" /></a></div>
<div class="MsoFootnoteText">
<br /></div>
</div>
</div>
Unknownnoreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-8239222414850851254.post-1105168041617998512012-02-11T14:49:00.000-08:002013-04-21T12:44:18.282-07:00El loco de Siracusa (relato)<!--[if gte mso 9]><xml> <w:WordDocument> <w:View>Normal</w:View> <w:Zoom>0</w:Zoom> <w:HyphenationZone>21</w:HyphenationZone> <w:PunctuationKerning/> <w:ValidateAgainstSchemas/> <w:SaveIfXMLInvalid>false</w:SaveIfXMLInvalid> <w:IgnoreMixedContent>false</w:IgnoreMixedContent> <w:AlwaysShowPlaceholderText>false</w:AlwaysShowPlaceholderText> <w:Compatibility> <w:BreakWrappedTables/> <w:SnapToGridInCell/> <w:WrapTextWithPunct/> <w:UseAsianBreakRules/> <w:DontGrowAutofit/> </w:Compatibility> <w:BrowserLevel>MicrosoftInternetExplorer4</w:BrowserLevel> </w:WordDocument> </xml><![endif]--><!--[if gte mso 9]><xml> <w:LatentStyles DefLockedState="false" LatentStyleCount="156"> </w:LatentStyles> </xml><![endif]--><!--[if !mso]><img src="http://img2.blogblog.com/img/video_object.png" style="background-color: #b2b2b2; " class="BLOGGER-object-element tr_noresize tr_placeholder" id="ieooui" data-original-id="ieooui" /> <style>
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<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 29.75pt;">
Durante meses, la flota romana asediaba la ciudad de Siracusa. Situada en la isla de Sicilia, constituía un enclave fundamental para el control del tráfico marítimo entre la península y el norte de África. </div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 29.75pt;">
El general Marcelo comenzaba a desesperar y las dudas acerca del éxito de su empresa, comenzaban a hacer mella en su moral, viendo como no se cumplían las expectativas que en él había depositado el César. Su ejército también comenzaba a dar señales de impaciencia y no se podía permitir más bajas. Jamás pudo imaginar que aquel pequeño reducto podía haber resistido de aquel modo ante el mayor y más poderoso ejército del mundo.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 29.75pt;">
<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Aquella pequeña ciudad costera al sur de la isla, no sólo se defendía, sino que atacaba con unos medios que desconcertaban a los estrategas romanos. Un día, unas bolas de fuego catapultadas desde el interior de la urbe, habían sido tan efectivas, que veinte de las cien galeras que se alineaban desafiantes ante las murallas, fueron destruidas o seriamente dañadas. Marcelo y sus centuriones tuvieron que hacer uso de movimientos de dispersión al azar, azuzando con violencia a los esclavos que se encontraban remando en el interior de las naos. Tras la lluvia de aquellas rocas incendiarias, la flota tuvo que retirarse a alta mar para evitar ser alcanzada por los proyectiles. Los esclavos, cuyo cometido era remar, quedaron tan extenuados que se necesitaron más de tres días para recuperarse del esfuerzo y de las heridas infligidas por el inclemente y furioso látigo del timonel. Trascurrieron varios meses hasta reparar los daños materiales en los barcos, los morales en la tripulación y los físicos en los remeros.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 29.75pt;">
Marcelo, para evitar que sus embarcaciones fueron fácil objetivo de las catapultas, optó por dispersar las galeras, manteniéndolas alejadas lo suficiente para que la probabilidad de ser alcanzadas por las rocas ígneas se minimizase. Pero la sorpresa de los romanos fue mayúscula cuando desde las murallas de la ciudad asediada, pudo observar unos resplandores tan intensos que, mirados directamente, cegaban a los hombres, impidiéndoles dirigir la mirada hacia aquellos brillantes puntos que tenían su origen en lo alto de las torres de la ciudadela. Cuando todavía no habían salido de su asombro, los velámenes de las galeras comenzaron a arder, provocando el caos entre la tripulación. De inmediato los barcos alcanzados por aquellos rayos se veían envueltos en llamas, pues la brea con la que la que se encolaban los tablones de madera de los cascos, era una sustancia muy incendiaria. Los esclavos, atrapados en las bodegas, proferían horribles gritos; las cadenas que ataban sus tobillos al banco donde remaban, les impedían huir del fuego y morían abrasados. La tripulación se arrojaba al agua por la borda, tratando de ser rescatados por otros barcos que a su vez comenzaban a arder por el arma letal proveniente de las atalayas de Siracusa, allá en tierra firme.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 29.75pt;">
<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Tras horas de caos y agonía entre la flota romana, el mar se encontraba salpicado, aquí y allá, de cadáveres de romanos y fragmentos de madera carbonizada flotando en las tranquilas y cristalinas aguas del Mediterráneo. Una vez más, Roma había sido humillada.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 29.75pt;">
La conquista de Siracusa se convirtió en la prioridad del ejército romano, pues el poderío del mayor imperio del mundo estaba quedando en evidencia por un puñado de defensores cuyo armamento tenía desconcertados a los más preclaros militares e ingenieros de la ciudad más importante del mundo.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 29.75pt;">
Lo que en principio parecía una campaña rutinaria, acabó convirtiéndose en la mayor de las pesadillas del general Marcelo, cuya valía como militar estaba comenzando a ser cuestionada en el Senado capitalino y sobre todo por él mismo.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 29.75pt;">
Era necesario descubrir quienes estaban detrás de aquella maquinaria bélica impropia de aquel pequeño reducto en una isla ya plenamente conquistada. Siracusa era una ciudad insignificante. No tenía más relevancia que su posición estratégica en el Mediterráneo, pero su rey, Hierón, era valiente y debía contar con asesores e ingenieros excepcionales.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 29.75pt;">
Marcelo optó por enviar espías a tierra. Estos lograron averiguar que las catapultas que habían diezmado la flota habían sido construidas con una precisión cuyos cálculos de construcción y eficacia, estaban por encima de la ciencia y tecnología de la época. También descubrieron que los rayos cegadores que envolvieron en fuego lo que las catapultas habían dejado indemne, formaban parte de un complejo sistema de espejos que concentraban la luz del sol dirigiéndola a voluntad al punto que deseaban.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 29.75pt;">
Era fundamental buscar al autor de aquellas maravillas y a ser posible capturarlo con vida para llevarlo como esclavo a Roma. Allí, los ingenieros romanos sabrían hacer uso de sus conocimientos para mayor gloria del César y del Imperio.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 29.75pt;">
Una vez conocidas las causas de su derrota, Marcelo supo que la única solución para evitar una nueva derrota sería un ataque nocturno. La oscuridad evitaría ser vistos por los defensores que tan bien manejaban las certeras catapultas, y los espejos serían inservibles mientras el astro estuviese oculto.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 29.75pt;">
<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Así pues, una oscura noche, donde ni siquiera la luna alumbraba el firmamento, desembarcó con sus tropas a unos kilómetros de la ciudad. Sigilosamente, una columna formada por los mejores legionarios de Marcelo, recorrieron la corta distancia que los separaba de las infranqueables murallas. La estratagema tuvo el éxito deseado y la conquista de la ciudad fue cuestión de horas, debido a lo sorpresivo del ataque y a la relajación de los defensores, acostumbrados a espectaculares y fáciles victorias.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 29.75pt;">
<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Amaneciendo, y en el fragor del pillaje de la soldadesca vencedora, un centurión observó a un anciano que se mantenía ajeno al ajetreo que se desarrollaba a su alrededor. El hombre, de barbas blancas y cubierto con una simple toga, escribía en el suelo unos símbolos con una rama de olivo. Estaba absorto en una especie de meditación que más parecía locura. El soldado, en efecto pensó que aquel inofensivo anciano estaba loco. ¿Cómo podía ignorar la presencia del gran ejército romano y los desesperados gritos de sus conciudadanos que estaban siendo pasados por las armas? Irritado por la actitud desdeñosa de aquel hombre, el soldado le ordenó que se levantase. Se lo tuvo que repetir tres veces, alzando la voz y con arrogancia. El anciano, volvió la cabeza y dijo con acritud, acostumbrado al respeto de sus conciudadanos: ¿Cómo osas interrumpirme durante mis cálculos? El iracundo centurión, ante tamaño agravio, levantó su espada y con movimiento veloz segó la cabeza de aquel hombre que cayó brotando sangre sobre las figuras geométricas dibujadas en el suelo.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 29.75pt;">
Arquímedes de Siracusa, responsable de tantas victorias sobre la flota romana, acababa de dejar al mundo y comenzaba su glorioso periplo por la historia de la Ciencia.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 29.75pt;">
Cuando Marcelo se enteró, castigó al centurión y lamentó mucho la pérdida de aquel sabio, reconociendo la valía de sus descubrimientos.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 29.75pt;">
Aquel loco que antaño había salido corriendo desnudo por las calles de Siracusa gritanto <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Eureka</i>, o que había sido el más fiel y leal súbdito del rey Hieron, descubriendo que el orfebre, al que el monarca encargó su corona, había sisado parte del oro entregado y sustituido por una aleación de un metal inferior, murió decapitado a manos de un soldado del ejército romano.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 29.75pt;">
Siracusa fue tomada, pero los trabajos y hechos de Arquímedes permanecieron en la memoria de los hombres y hoy es considerado como uno de los más grandes sabios de la antigüedad.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 29.75pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 29.75pt;">
<br /></div>
<div align="right" class="MsoNormal" style="text-align: right; text-indent: 29.75pt;">
José M. Ramos González</div>
<div align="right" class="MsoNormal" style="text-align: right; text-indent: 29.75pt;">
Pontevedra, 11 de febrero de 2012</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://4.bp.blogspot.com/-Sof52G7S1WI/TMMHdVHfj3I/AAAAAAAAACM/oz71_G7Y3QA/s1600/Linea-separadora3inv.png" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="27" src="http://4.bp.blogspot.com/-Sof52G7S1WI/TMMHdVHfj3I/AAAAAAAAACM/oz71_G7Y3QA/s320/Linea-separadora3inv.png" width="320" /></a></div>
<div align="right" class="MsoNormal" style="text-align: right; text-indent: 29.75pt;">
<br /></div>
Unknownnoreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-8239222414850851254.post-14569825458815038842012-01-15T04:49:00.000-08:002012-03-23T09:00:39.304-07:00Bel-Ami. La universalidad de un alias<div style="text-align: justify;">
<a href="http://3.bp.blogspot.com/-HsyY8ckOfKs/T2yd0ZoLdYI/AAAAAAAAAf4/K6oZk9DNkVI/s1600/bel-ami-poster.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" height="200" src="http://3.bp.blogspot.com/-HsyY8ckOfKs/T2yd0ZoLdYI/AAAAAAAAAf4/K6oZk9DNkVI/s200/bel-ami-poster.jpg" width="131" /></a> Declan Donnellan y Nick Ormerod acaban de dirigir la película Bel-Ami, basada en la novela homónima del escritor francés Guy de Maupassant. Los exteriores han sido rodados en Budapest y Paris, cuidando con esmero el vestuario y, según parece, manteniendo con mucha fidelidad el guión al texto original. Todavía no ha sido estrenada por lo que no podemos juzgarla, excepción hecha del despliegue, tanto a nivel de reparto, como de medios, con la que nos consta que se ha producido. No obstante siempre nos queda el inevitable recelo, al tratarse de una producción actual, con lo que ello pueda conllevar en lo relativo al tamiz bajo el que se ha de filtrar una novela europea del siglo XIX para un público con un punto de vista de ciento veintisiete años de diferencia. Solamente hemos podido visionar los <i>trailers</i>, y por su aspecto el film nos parece muy prometedor. Mientras tanto permanezcamos a la espera.<br />
No es la primera versión cinematográfica que se realiza de esta novela, pues su contenido se presta sin duda a ser escenificada por desarrollar una historia intensa y susceptible de ser llevada a la pantalla con ciertas garantías de éxito. A continuación relacionamos la lista de películas basadas o inspiradas en esta novela que, como podemos comprobar, han sido considerables:<br />
<br />
1919 : Bel Ami, Italia, Augusto Genina<br />
1939 : Bel-Ami, Alemania, Willi Forst (96 minutos)<br />
1946 : El buen mozo. La historia de una canalla, México, Antonio Momplet (102 minutos)<br />
1947 : The Private affairs of Bel Ami, (Los asuntos privados de Bel Ami) USA, Albert Lewin (115 minutos)<br />
1955 : Bel-Ami, Francia-Austria, Louis Daquin (85 minutos)<br />
1966 : Bel Ami 2000 oder wie verführt man einen Playboy ?, Austria, Michael Pfleghar (90 minutos)<br />
1976 : L'Emprise des caresses, Suecia, Mac Ahlberg<br />
1978 : Bel-Ami, España, TV, Francisco Abad (15 capítulos).<br />
1979 : Bel Ami, Italia, TV, Sandro Bolchi<br />
1982 : Bel-Ami, Francia, TV, Pierre Cardinal (dos episodios 285 minutos)<br />
2002 :Bel Ami, l'uomo che piaceva alle donne (el hombre que gustaba a las mujeres), Italia, TV, Massimo Spano (dos episodios)<br />
2011: Bel-Ami. Reino Unido-Francia-Italia, Declan Donnellan y Nick Ormerod.<br />
<br />
Como vemos en la relación anterior, España no fue indiferente a la celebridad de Bel-Ami. El director gaditano Antonio Momplet, exiliado en México con motivo de la guerra civil, ya había dirigido en 1946 su versión de Bel-Ami. En 1978 Francisco Abad llevó a la pequeña pantalla la novela, en 15 capítulos, que se volvería a emitir en la segunda cadena de Televisión Española en septiembre de 1982. Esta adaptación en forma de telenovela, estaba protagonizada por Víctor Valverde en el papel de George Duroy (Bel-Ami), las actrices Silvia Tortosa (Madeleine Forestier) y Maite Blasco (Clotilde de Marelle), los actores Manuel Tejada (Sr. Forestier) y José María Cafarell (el banquero judío Sr. Walter).<br />
Tal vez la versión cinematográfica más conocida sea la película alemana, dirigida en 1939 por Willi Forst y protagonizada por el propio director en el papel de Georges Duroy, alias Bel-Ami. Su banda sonora incluye la canción titulada Bel-Ami que sería muy versionada desde entonces.<br />
La novela fue publicada en 1885. Tan pronto salió a la venta, levantó una gran polémica al verse en ella retratados los ambientes periodísticos y políticos de la época, denunciándose los tejemanejes de la prensa en conciliábulo con los políticos corruptos. Más de uno se vio reconocido en alguno de sus personajes. El mismo Maupassant tuvo que justificarse ante aquellos que lo acusaban de que su novela era un furibundo ataque contra los periodistas. Así se expresaba en una carta dirigida al Gil Blas, el 1 de junio de 1885, en respuesta a las críticas recibidas:<br />
<br />
<span style="font-size: small;"><i> Queriendo analizar a un crápula, lo he desarrollado en un medio digno de él a fin de dar más relieve a ese personaje. Tenía ese derecho absoluto como habría tenido aquel de tomar al más honorable de los periodistas para mostrar allí la vida laboriosa y tranquila de un hombre honesto.</i></span><br />
<br />
Por otra parte, y visto desde nuestra óptica, el periodismo es lo menos vituperado en la novela. <br />
A nosotros hoy no nos sorprende en absoluto la comunión entre la prensa y la política y todos aquellos intereses bastardos que se mueven en ambas direcciones; parece ser que es algo que todavía permanece en nuestros días, como si se tratase de algo inmutable. Lo que realmente llama la atención al lector del siglo XXI, es lo fielmente que Maupassant nos describe en su novela la condición de servidumbre a la que estaba sometida la mujer en el siglo XIX. Aparte de su evidente misoginia y las influencias de Schopenhauer, Maupassant no nos descubre nada que no fuese estrictamente real, no en vano es uno de los autores realistas más reputados. Y sin duda, lo hace con un realismo sorprendente. En su obra nos muestra con crudeza que las mujeres eran juguetes en manos de los hombres. No hay más que analizar los personajes femeninos de esta novela para apuntalar este aserto:<br />
Rachel, la prostituta que ronda por el Folies Bergière, con la que Bel-Ami convive cuando todavía no es nadie y de la que se aprovecha casi ejerciendo como su proxeneta.<br />
Madeleine Forestier, mujer adelantada a su tiempo, con ínfulas de independencia pero prisionera de su sexo, se ve imposibilitada a aceptar una herencia de un amigo porque su esposo no se lo autoriza, pretextando que sería de mal efecto y provocaría los rumores de la gente. Madeleine Forestier es la mujer inteligente, que desea emanciparse, pero que todo su talento ha de ser puesto al servicio de sus dos esposos, Forestier en primer lugar, y Bel-Ami tras enviudar del primero. Ellos han de llevarse todo el mérito de su trabajo porque a ella no le está permitido desarrollar sus aptitudes en ningún foro profesional masculino.<br />
Clotilde de Marelle, mujer casada, cuyo marido la deja sola grandes temporadas. Hermosa y joven se libra en brazos de Bel-Ami con la naturalidad de una chiquilla caprichosa. Es una mujer voluble y frívola con cierta dosis de estulticia. Se rige por las apariencias y las conveniencias sociales, pero en ella se oculta una personalidad díscola y despreocupada.<br />
La Sra. Walter, mujer madura pero con reminiscencias de una antigua belleza que todavía la hace atractiva. Prototipo de la mujer religiosa, madre y esposa ejemplar que cuando comete un desliz se considera condenada sin remisión. Aun así, el amor pecaminoso que siente por su amante es mayor que los remordimientos que casi la llevan a la locura y provocan que se cele de su propia hija.<br />
Suzanne Walter, hija de la anterior, la niña mimada que siempre obtiene lo que quiere y que no tiene más ambición en la vida que un marido divertido con el que pueda satisfacer sus locuras de juventud.<br />
Todas estas mujeres son las presas de Bel-Ami, un hombre que las seduce con el único fin de escalar socialmente, abandonándolas una vez alcanzado el peldaño que se propone ascender. Haciendo acopio de un encanto hipócrita, conquista a las mujeres, les saca todo el provecho posible y las abandona con la misma facilidad. <br />
<br />
<div style="text-align: center;">
<i>Seductor al conquistarlas,<br />
cariñoso al mantenerlas<br />
indiferente al perderlas,<br />
mezquino al abandonarlas.</i></div>
<br />
Tal es, en síntesis, el planteamiento de esta célebre novela, al margen del entorno en el que se mueven los personajes: la sociedad mundana, la política y el periodismo. Estos últimos ámbitos constituyen el marco que se presta perfectamente para plasmar todo el trasiego de intereses derivados de la ostentación del poder. Es ahí donde mueve Bel-Ami sus piezas, carente de todo escrúpulo, favorecido por la ciega complicidad de sus congéneres que, desde el cómodo sillón desde donde ejercen su autoridad, no saben proteger a sus mujeres de esos depredadores, auspiciando asimismo la situación de inferioridad social de la mujer ante los embates del recién llegado a su mundo. <br />
En 1912, Fernand Nozière realizó una adaptación teatral de la novela en ocho cuadros, que se estrenó el 24 de febrero en el teatro del Vaudeville. Como casi siempre sucede en estos casos, los guiones adaptados de novelas célebres no suelen ser del agrado del público, porque ese mismo público ya tiene hecha su propia representación previa a la del estreno y ambas casi nunca coinciden. No por ello dejaremos de valorar el trabajo de adaptar una densa novela a una obra de teatro, cuyo efecto final consigue el objetivo de transmitir el mensaje de la obra original. Como era de esperar, no obtuvo éxito. La crítica teatral se cebó con ella y el público fue indiferente. <br />
Al hilo de lo anterior, es nuestra opinión que el teatro debe ser un género al margen de la novela, al igual que el cine. Cada uno de ellos debe gozar de la independencia que le procura una trama original en exclusividad. Al igual que en toda traducción casi siempre se falsea, en mayor o menor grado, el sentimiento del autor original, lo mismo sucede con el cine y el teatro adaptado de la literatura. Son muy escasas las adaptaciones superiores a aquello en lo que se inspiran.<br />
Hoy, la expresión "Bel-Ami", se ha convertido en un todo un símbolo internacional, desvirtuándose en cierta parte la personalidad del protagonista para incidir más en su aspecto físico y sus dotes para la seducción. Bel-Ami es sinónimo del hombre apuesto y seductor, independientemente de sus inclinaciones sexuales. De hecho existe una revista de marcado carácter homosexual llamada Bel-Ami, y también es el título de una serie de películas pornográficas para el colectivo gay.<br />
Por lo tanto, de igual modo que su maestro Flaubert, con Madame Bovary creó el personaje que daría lugar a la expresión <i>bovarismo</i>, para indicar en psiquiatría una patología en la mujer, consistente en desear ser lo que en realidad no se es, Maupassant logró que su Bel-Ami fuese un icono de la belleza masculina que perdura en nuestros días con más pujanza que nunca.<br />
No debe confundirse con el <i>donjuanismo </i>o el <i>Casanova</i>, aunque a primera vista pudiese parecer lo mismo. Ambos son de generaciones y características muy diferentes. El don Juan es romántico y seduce porque ama a la mujer. Don Juan es el mujeriego por excelencia y Casanova representa al homo-erótico. Bel-Ami es la antítesis del romántico. Su personalidad tiene más alcance porque es pragmático y un arrivista que, partiendo de cero, utiliza a la mujer pero no ama. Esto le permite también utilizar sus encantos para seducir incluso a los maridos, tal y como hace en realidad. Bel-Ami no sabe amar porque su creador tampoco sabía hacerlo. Guy de Maupassant jamás amó a una mujer que no fuese de un modo material. Incluso llegó en muchas ocasiones a identificarse con su propio personaje. En más de una ocasión llegó a decir: «Yo soy Bel-ami». Esta incapacidad de Maupassant para amar, se manifiesta en su obra de un modo patente, llegando incluso a ser reconocido por él mismo:<br />
<br />
<i>En los diálogos amorosos rompí multitud de cuartillas, porque tras su lectura lo que en principio me parecía adecuado, luego me producía hilaridad. Nunca supe describir bien las escenas de amor.</i><br />
<br />
En cualquier caso, Bel-Ami es todo un triunfo de la literatura que nos demuestra la inmortalidad de ciertos personajes que trascienden más allá de lo meramente ficticio y salen de los libros para convertirse en paradigmas de algún aspecto, virtuoso o abyecto, de la condición humana, siendo absorbidos e incorporados al lenguaje ordinario. Eso es un gran privilegio que confiere universalidad a una obra.<br />
<br />
<br />
<div style="text-align: right;">
José Manuel Ramos González<br />
Pontevedra, 15 de enero de 2012</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://4.bp.blogspot.com/-Sof52G7S1WI/TMMHdVHfj3I/AAAAAAAAACM/oz71_G7Y3QA/s1600/Linea-separadora3inv.png" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="27" src="http://4.bp.blogspot.com/-Sof52G7S1WI/TMMHdVHfj3I/AAAAAAAAACM/oz71_G7Y3QA/s320/Linea-separadora3inv.png" width="320" /></a></div>
<div style="text-align: right;">
<br /></div>
</div>Unknownnoreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-8239222414850851254.post-75263280734180446832012-01-11T12:44:00.000-08:002015-03-08T09:50:09.215-07:00El milagro de Lucía. Cuento de Navidad<div class="Section1">
<div align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center; text-indent: 14.2pt;">
<b><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 12pt;"></span></b></div>
<div align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center; text-indent: 14.2pt;">
</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;">
<i><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 12pt;">Este es un cuento de Navidad que escribí una tarde de diciembre de 1995 para mis hijos Alejandro y Diana. He de decir que a los niños le gustó y quedaron un tanto conmovidos. Quiero compartirlo con quien le apetezca leerlo.</span></i></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 12pt;">Era Navidad. Las calles estaban abarrotadas de gente que iba y venía con paquetes envueltos en brillantes papeles adornados con motivos alusivos a las fiestas, tales como campanitas, pequeños dibujos de Papá Noel sentado en su trineo, árboles, Reyes magos y muchos más. Los escaparates de los comercios estaban decorados con cintas doradas y las calles se iluminaban con muchas bombillas de colores dispuestas en diversas formas, y en ocasiones se podía leer en ellas “Bo Nadal” o “Navidad 95".</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 12pt;">Pese al frío reinante, la gente estaba contenta porque se aproximaba Nochebuena e iban a disfrutar con su familia de una gran y apetitosa cena para conmemorar el nacimiento de Jesús, el Hijo de Dios. Unos a otros se saludaban diciéndose: “Feliz Navidad”, “Felices Fiestas”.</span><br />
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 12pt;"></span><br />
<a name='more'></a></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 12pt;">Sin embargo no todo el mundo era feliz. Había una niña que estaba triste. ¿Por qué?, os estaréis preguntando. Sí, en Navidad hay vacaciones, podemos levantarnos tarde y acostarnos cuando nos plazca, viene Papá Noel y los Reyes Magos con regalos, además en la tele hay programación especial, muchos dibujos animados y películas para niños.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 12pt;">Sí..., pero Lucía, que así se llama la niña de esta historia, no era feliz. No le apetecía ver la televisión ni tenía ganas de comer turrón ni mazapán, ni todas esas golosinas que tanto chiflan a los niños. Y todo ello porque su papá no podía pasar la Navidad con ella ni con su mamá. Su padre trabajaba en un barco mercante que se encontraba muy lejos, en la costa de Canadá.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 12pt;">–No llores Lucía, que papá vendrá para las fiestas de Carnaval – la consolaba su madre.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 12pt;">–Sí, – decía Lucía – pero para entonces ya será tarde. La Navidad habrá pasado y yo deseo que estemos todos juntos esos días tan especiales, como lo estaban Jesús, José y María en el portal de Belén.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 12pt;">– Pero no es posible Lucía. Tu padre tiene que trabajar para que tú puedas tener ropa que vestir, libros para estudiar y para que yo pueda comprar en el supermercado, ¿comprendes hija?</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 12pt;">Pero pese a lo que su madre decía, Lucía no contestaba. Se encerraba en su habitación y antes de acostarse se quedaba largo rato mirando las estrellas a través de la ventana, pensando que su papa también estaría echándola de menos en ese mismo instante.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 12pt;">Una noche, cuando en el cielo no había una sola nube y las estrellas brillaban más que nunca, vio una estrella fugaz recorrer a gran velocidad la bóveda celeste y recordó que alguien en una ocasión le había dicho que cuando pasaba una estrella fugaz se podía pedir un deseo.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 12pt;">Cerró los ojos con fuerza y pidió con todo su corazón: </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 12pt;">– Jesús, por favor, haz que mi papá venga esta Navidad.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 12pt;">Repitió muchas veces el mismo deseo y, sin dejar de pensar en su padre, se quedó dormida.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 12pt;">Al día siguiente su madre la llevó al centro comercial.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 12pt;">– Vamos a comprar turrones y almendras. Recuerda que tenemos que celebrar la Navidad – dijo su madre muy animada.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 12pt;">Lucía no contestó. No quería preocupar demasiado a su madre. Bastaba su pena. No quería ver a su madre triste.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 12pt;">– Mamá, ¿me dejas quedar en la librería? Me gustaría ver algunos cuentos para regalar a los primos.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 12pt;">– Muy bien Lucía, pero no te alejes de allí. Hay mucha gente y podrías perderte.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 12pt;">– No te preocupes mamá – tranquilizó Lucía a su madre.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 12pt;">– Lucía comenzó viendo los libros de las estanterías. Había unos libros muy gruesos, con muchas páginas y con unos títulos extraños: <i>Historia de la Alquimia, Grandes Astrónomos, Pasatiempos matemáticos.</i></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 12pt;">– ¿Qué será la Alquimia?– se preguntó Lucía – y los astrónomos deben ser unos gigantes sino no serían grandes. ¿Cómo será que hay pasatiempos matemáticos, si en el cole no resulta tan divertido estar multiplicando a todas horas?</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 12pt;">Abrió un libro y vio una página llena de letras diminutas y sin ninguna ilustración. Lucía pensó que jamás sería capaz de leer un libro tan enorme.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 12pt;">Después observó un cartel amarillo en el que podía leerse en grandes letras negras: LITERATURA INFANTIL Y JUVENIL. Allí se dirigió y en las estanterías vio libros más pequeños y delgados, con unas portadas más vistosas y divertidas; los títulos eran también muy atractivos: <i>Tintof, el monstruo de la tinta, El dragón de</i> <i>Jano, Blick lo lía todo</i> y muchos más. Les echó un vistazo y descubrió que eran libros fáciles de leer, de letra grande y con unos dibujos que ayudaban a seguir la historia que en ellos se narraba.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 12pt;">– Esto ya está mucho mejor – pensó Lucía.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 12pt;">Estaba ojeando los libros cuando alguien a sus espaldas, con voz grave dijo: – Hola pequeña.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 12pt;">Lucía se volvió y allí estaba él. Vestido de rojo, con una enorme barba blanca y con un gorro coronado con un pompón blanco que colgaba lacio al lado de la cara.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 12pt;">– ¿Quieres un caramelo?– preguntó Papá Noel.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 12pt;"> – Me gustaría – contestó Lucía – pero mi mamá me prohíbe aceptar obsequios de extraños.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 12pt;">– ¿Cómo? ¿No me conoces? Yo no soy un extraño. Soy Papá Noel, aunque en otros países me llaman San Nicolás o Santa Claus, y soy amigo de todos los niños. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 12pt;">– No lo creo ¿sabes? Pablo me dijo que tú eres un señor disfrazado y que Papá Noel no existe.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 12pt;">– ¿Y quién es ese Pablo? – preguntó Papá Noel.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 12pt;">– Pablo es un niño de mi colegio. –</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 12pt;">– Seguro que ese Pablo no es muy listo porque está equivocado – dijo Papá Noel con una sonrisa dibujada en sus labios.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 12pt;">– La verdad es que se equivoca mucho cuando suma y la profesora le regaña con frecuencia – explicó Lucía.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 12pt;">– Entonces no debes fiarte mucho de lo que dice ¿ no crees ?</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 12pt;">– Tal vez, pero yo también tengo mis dudas. ¿Me dejas tirarte de la barba?</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 12pt;">– Bueno, pero con cuidado que duele.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 12pt;">Lucía dio al principio un tirón débil y al ver que la barba no se despegaba hizo más fuerza.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 12pt;">– Uff...– se quejó Papá Noel – ¡Detente que me vas a arrancar los pelos!</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 12pt;">– ¡Anda, es verdad! Esa barba no es postiza – exclamó Lucía sorprendida – Es una barba real.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 12pt;">– Y yo también soy real. ¿Aceptas ahora mi caramelo?</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 12pt;">– Bueno, vale – dijo Lucía venciendo su desconfianza inicial.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 12pt;">Lucía introdujo el caramelo en la boca y de pronto notó como su lengua y todo su paladar se veían invadidos por un intenso sabor dulce. Era un sabor que jamás había experimentado en sus ocho años de vida. Aquello sabía mejor que cualquier golosina que hubiese probado. Era el mejor caramelo del mundo. En ese momento Lucía supo que aquél gordinflón barbudo que iba ofreciendo caramelos a los niños era el mismísimo Papá Noel.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 12pt;">– ¡Gracias Papá Noel!¡Es un caramelo fantástico!</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 12pt;">– Claro que es fantástico. Los fabrico yo en mi fábrica de juguetes y golosinas del Polo Norte.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 12pt;">– ¿El Polo Norte?</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 12pt;">– Sí. Yo vivo en el Polo Norte todo el año en compañía de mis ayudantes y de mis renos. Está muy cerca de un país que se llama Canadá. Es un país con una bonita bandera. Tiene una hoja pintada de rojo en el centro.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 12pt;">– ¡Oh, Papá Noel! – exclamó de pronto Lucía con los ojos muy abiertos – en ese país está mi papá en medio del mar, en un gran barco, y va a pasar la Navidad solo. Sé que va a encontrarse muy triste sin mí y sin mamá.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 12pt;">A Lucía comenzaron a anegársele los ojos, y las lágrimas estaban a punto de brotar y discurrir por sus mejillas como un pequeño riachuelo, cuando Papá Noel dijo:</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 12pt;">– No te preocupes Lucía. Has sido una niña muy buena, has rezado tus oraciones y has ayudado y obedecido a tu madre en todo. Tanto yo, como los Reyes Magos, tenemos intención de hacerte unos bonitos regalos.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 12pt;">– ¿Cómo sabes mi nombre? No te lo he dicho todavía – preguntó Lucía sorprendida de que Papá Noel la hubiese llamado por su nombre.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 12pt;">– Yo lo sé todo de los niños, sino no podría distinguir al bueno del malo, al estudioso del vago, al que ayuda a sus hermanos y padres del desobediente y maleducado, de quién merece muchos regalos y de quién merece pocos. Es mi deber conocer a todos los niños y saber lo que hacen y como se portan durante todo el año para recompensarlos según sus actos.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 12pt;">– ¡Ya! Por cierto Papá Noel, gracias por los regalos del año pasado. Me encantaron. Además mi papá jugó conmigo al parchís electrónico que me dejaste en el balcón.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 12pt;">Pero pese a esta conversación, Lucía seguía estando triste. Podía notársele en la cara. Papá Noel lo advirtió y ya no pudo soportar por más tiempo el ver como la niña sufría.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 12pt;">– Mira Lucía – comenzó a decir Papá Noel – yo no estoy aquí para regalar caramelos fantásticos a los niños ¿sabes?– Estoy aquí porque mi Jefe me encargó un trabajito.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 12pt;">– ¿Tu Jefe? ¿Quién es tu Jefe? – preguntó Lucía.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 12pt;">– Jesús, naturalmente – contestó Papá Noel sin dudar un instante – Jesús es el Rey de mi mundo. El mundo de los Reyes Magos, los ángeles y de las personas buenas cuando se mueren. Todos lo amamos y obedecemos. Él también nos ama a nosotros.</span></div>
</div>
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 12pt;"><br clear="all" style="page-break-before: auto;" /> </span> <br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 12pt;">–¿Cómo el rey Don Juan Carlos ? – preguntó Lucía un tanto confusa.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 12pt;">– No exactamente. Cuando crezcas y estudies mucho lo entenderás. Bien – continuó Papá Noel – como te iba diciendo, Jesús me ordenó que viniese a esta ciudad porque había recibido una petición muy intensa que le llegó en una estrella fugaz y que me encargase personalmente de que se hiciera realidad.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 12pt;">A Lucía se le iluminó el rostro y estalló en gritos de júbilo.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 12pt;">– ¡Mi papá! ¿Va a venir mi papá? Por favor Papá Noel, dímelo.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 12pt;">Y en ese momento una mano se posó en su pequeño hombro. Lucía se volvió y allí, a su lado, de pie, estaba su padre sonriendo con un gran oso de peluche.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 12pt;">– ¡Papá! – gritó Lucía, embargada por la alegría y la emoción. Rodeó a su padre con sus brazos con tanta fuerza que casi lo dejó sin respiración.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 12pt;">– No quiero que nos vuelvas a dejar solas en Navidad – dijo Lucía con lágrimas en los ojos.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 12pt;">– Y yo te prometo que haré todo lo posible para que así sea – contestó su padre.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 12pt;">Lucía volvió la cabeza a un lado buscando a Papá Noel.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 12pt;">– ¡Gracias Papá No... ! </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 12pt;">Pero Papá Noel había desaparecido. Giró la cabeza en todas direcciones tratando de encontrarlo pero sólo veía a la gente normal que estaba haciendo sus compras.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 12pt;">– ¿A quién buscas? – preguntó su padre.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 12pt;">– A Papá Noel. Estaba conmigo cuando llegaste.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 12pt;">Su padre la miró entre extrañado y divertido.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 12pt;">– ¿Estás segura Lucía? Yo no he visto a nadie.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 12pt;">Lucía comprendió que había ocurrido un milagro y a partir de ese momento supo que la Navidad era la época de los milagros por ser las fiestas del amor que es de lo que están hechos los milagros.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 12pt;">El gran amor por su padre y su inquebrantable fe en Jesús fue lo que hizo posible que aquella fuese la Navidad más feliz de su vida.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;">
<br /></div>
<div align="right" class="MsoNormal" style="text-align: right; text-indent: 14.2pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 12pt;">Autor: José Manuel Ramos González </span></div>
<div align="right" class="MsoNormal" style="text-align: right; text-indent: 14.2pt;">
<span style="font-size: 12pt; text-indent: 14.2pt;">Pontevedra, diciembre 1995.</span></div>
Unknownnoreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-8239222414850851254.post-67265432062743861892012-01-02T05:37:00.000-08:002012-01-03T02:57:09.749-08:00La carta (relato)<div align="right" class="MsoNormal" style="text-align: right; text-indent: 27.0pt;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">“Hannover 11 de noviembre de 1670</i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27.0pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27.0pt;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Señor,</i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27.0pt;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Apelo a vuestro principio de autoridad, para que me honréis con la revisión de estas notas.</i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27.0pt;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Las someto a vuestra insigne persona para que las juzguéis y me digáis si las consideráis dignas de algún crédito y fiabilidad.</i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27.0pt;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">En ellas planteo un sistema que se asemeja al que los griegos denominaban método “exhaustivo” y con el que lograron averiguar, mediante particiones infinitesimales, áreas de figuras regulares. Con mi idea generalizo el sistema y puedo extrapolarlo a cualquier recinto.</i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27.0pt;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Han sido estudiadas por mí reiteradas veces en busca de algún error que pudiera desvirtuarlas, pero como medida de prudencia, os las envío con el convencimiento de que vos sabréis valorarlas, si ha lugar a ello.</i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27.0pt;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Lo que os envío es el fruto de un arduo trabajo, noches febriles y de insomnio. He aquí mi conclusión.</i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27.0pt;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Así pues, me atrevo a acudir a vos para robaros un poco de vuestro inestimable tiempo, sabedor de que sois uno de los pocos, sino el único hombre en el mundo, que sabrá apreciar la magnitud de mis descubrimientos o hallar cualquier defecto que los haga inservibles. Sea como sea, cuento con vuestra absoluta sinceridad y discreción como me consta queda avalado por vuestra trayectoria académica.</i></div><div align="right" class="MsoNormal" style="text-align: right; text-indent: 27.0pt;"><br />
</div><div align="right" class="MsoNormal" style="text-align: right; text-indent: 27.0pt;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Vuestro afectísimo,</i></div><div align="right" class="MsoNormal" style="text-align: right;">Wilhem Leibnitz “</div><div align="right" class="MsoNormal" style="text-align: right;"><br />
</div><div class="MsoNormal"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27.0pt;">Isaac Newton miró aquel sobre procedente de Alemania. Como los demás lo dejó apartado en una pila de papeles que se amontonaban sobre su mesa. Acto seguido volvió a abrir su Biblia y se enfrascó en profundas meditaciones. Hacía tiempo que pretendía averiguar el Día del Juicio Final. Según sus cálculos cabalísticos había conjeturado que sería antes del año 2060, pero esa era una información muy inconcreta. Era vital averiguar la fecha exacta, pero se encontraba en un callejón sin salida.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27.0pt;">Se quitó las lentes y en un acto inconsciente se frotó los ojos. Se levantó para prepararse un té. Cuando regresó a su mesa lo primero que vio fue aquel sobre. Mientras depositaba la taza con el líquido humeante sobre la mesa, abrió indolente la carta y extrajo una docena de papeles que contenían una escritura diminuta y apretada. </div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27.0pt;">Vio la fecha. Casi dos meses habían transcurrido desde que aquel anónimo admirador le había escrito. Su primer pensamiento fue que se trataría de algún chiflado pretendiendo demostrar algún problema similar a la cuadratura del círculo, como tantas otras veces.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27.0pt;">Comenzó la lectura. El escepticismo inicial dio paso a la curiosidad, luego al interés y por último al entusiasmo. En ocasiones tenía que volver sobre sus pasos porque alguno de los conceptos allí expresados le resultaba árido. No obstante lo que leía parecía brillante.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27.0pt;">Cuando acabó, apartó la Biblia a un lado, abrió un cajón y tomó un folio inmaculadamente blanco. Era el papel que reservaba para sus manuscritos más preciados. Mojó la punta de la pluma de ganso en el tintero y, en letras primorosamente trazadas, escribió:<br />
<br />
</div><div align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center; text-indent: 27.0pt;"><i>Method of fluxions</i><i> </i><span lang="EN-GB">by Isaac Newton</span><i><span lang="EN-GB">. </span></i><span lang="EN-GB">Cambridge</span><span lang="EN-GB"> 1671.</span><br />
<br />
<div style="text-align: right;"><span lang="EN-GB">José Manuel Ramos González</span></div><div style="text-align: right;"><span lang="EN-GB">2 de enero de 2012</span></div></div><div align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center; text-indent: 27pt;"><br />
</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="http://4.bp.blogspot.com/-Sof52G7S1WI/TMMHdVHfj3I/AAAAAAAAACM/oz71_G7Y3QA/s1600/Linea-separadora3inv.png" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="27" src="http://4.bp.blogspot.com/-Sof52G7S1WI/TMMHdVHfj3I/AAAAAAAAACM/oz71_G7Y3QA/s320/Linea-separadora3inv.png" width="320" /></a></div><div align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center; text-indent: 27pt;"><br />
</div>Unknownnoreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-8239222414850851254.post-24744443497389713242012-01-02T05:24:00.000-08:002013-04-21T12:44:30.024-07:00El legado (relato)<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27.0pt;">
Esa tarde lo habían desafiado en el bulevar. En realidad él había sido el culpable. ¿Cómo había podido actuar de un modo tan pueril ante la mujer de sus sueños? Había quedado como un idiota ante ella y por añadidura había puesto su vida en manos de un desconocido.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27.0pt;">
Era un estudiante de veinte años, imberbe y con un rostro que incluso aparentaba menos edad. Un día, paseando por una calle de París, vio a aquella dama. Era una mujer joven, hermosa y distinguida. Un sentimiento que en su vida había experimentado, le golpeó en el pecho como un mazazo. Era el primer amor de una adolescencia un poco tardía. Con timidez se acercó a ella y caballerosamente la saludó. Al verlo tan joven e indefenso, en ella surgieron unos incipientes instintos maternales. Se volvieron a ver y se hicieron amigos. Él perdidamente enamorado, ella divirtiéndose en lo que creía el inocente juego de seducir a un jovencito.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27.0pt;">
Un día, mientras la buscaba afanosamente en el bulevar, la vio a lo lejos acompañada de un caballero. La pareja iba tomada del brazo. El día era soleado; ella llevaba una sombrilla con elegancia y se dirigía al hombre con mirada risueña y coqueta. Su acompañante era un elegante hombre, de esos llamados mundanos, con un sombrero de copa y un bastón. Se les veía alegres y con cierta complicidad en sus ademanes. El chico recibió un impacto en el estómago, luego le subió una oleada ardiente hasta la cara que era una mezcla de indignación y odio. En realidad no sabía quién era el objeto de esa ira, si él o ella. En cualquier caso no fue consciente de que eran unos violentos celos.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27.0pt;">
Durante toda su vida había sido un rebelde, lo que le había procurado no pocos disgustos a sus padres. Ya no era la primera vez que había sido expulsado del colegio por su falta de respeto a la autoridad. Pero los celos, nunca habían formado parte de su carácter conspicuo e indómito … hasta ahora.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27.0pt;">
Sin meditarlo, y con el ímpetu que la naturaleza proporciona a un joven adolescente enamorado y celoso, se acercó a ambos y, dirigiéndose a la dama, exclamó con un tono evidentemente descortés: «Veo que estáis muy bien acompañada…». Ella quedó muda. El caballero, percatándose de la insolencia de aquellas palabras, preguntó a la dama: «¿Conocéis a este petimetre?». La furia, que pugnaba por salir por todos los poros de su piel, ya no conoció encierro y el muchacho propinó una bofetada al caballero.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27.0pt;">
La dama se llevó la mano enguantada a la boca con una expresión de horror reflejada en su rostro. El caballero, en un acto reflejo, levantó el bastón, dejándolo suspendido unas décimas de segundo en el aire. Luego, se recompuso con dignidad y dijo: «Caballero, exijo una satisfacción. Averiguaré quién sois y os enviaré a mis padrinos».</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27.0pt;">
A partir de ese momento todo se precipitó. Esa misma noche, unos caballeros acudieron al ático donde malamente vivía rodeado de sus libros. Su habitación tenía una mesa, un camastro y un recipiente para encender el carbón en las frías noches parisinas. Él no conocía el protocolo del duelo, pero fue debidamente informado por aquellos hombres que, dicho sea de paso, se mostraron sumamente amables y respetuosos. Al ver a aquel muchacho tan joven, de vez en cuando uno de ellos miraba al otro y negaba con la cabeza con gesto que denotaba compasión. Solamente ellos sabían que su apadrinado era campeón de esgrima del ejército francés.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27.0pt;">
Le costó mucho dormirse. Al día siguiente temprano, acudió a la residencia de dos de sus compañeros de estudios. Les contó el incidente y les pidió que actuasen como sus testigos. Los muchachos aceptaron de inmediato. Es más, quedaron encantados con lo que para ellos era una aventura de hombres de honor. Él les dio la dirección a donde debían acudir para parlamentar y decidir las condiciones con los padrinos de su rival, y se fue cabizbajo hacia su domicilio. Tenía algo que resolver. Al mediodía, sus amigos sofocados por la carrera y el ascenso hasta el ático, le comunicaron que el duelo se celebraría a la mañana siguiente en el bosque de Bolonia y el arma elegida por el ofendido era la espada.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27.0pt;">
Ya solo en su cuarto, el pensamiento del enfrentamiento lo obsesionaba. Su cabeza era un torbellino de mil ideas, pero sobre todo primaba el temor a la muerte. Él no era hombre de armas. Lo único que siempre se le había dado bien eran las matemáticas. Enfrascado en sus estudios se evadía de la realidad. ¡Eso es! Las matemáticas le ayudarían a olvidar lo que ocurriría dentro de unas horas.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27.0pt;">
Se sentó, tomó papel y pluma y comenzó a escribir todas las ideas que en su mente bulllían, producto de los estudios que había efectuado y de lo que creía haber descubierto. Con anterioridad había sometido sus ideas a algunos profesores, pero su carácter indomable y su falta de disciplina académica, le cerraron las puertas de los estamento científicos más reputados, así que dejó de insistir por temor al ridículo y al rechazo. Era un estudiante de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">l’École Normal</i> y seguramente no le darían crédito. </div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27.0pt;">
Pero intuía que iba a morir y era el momento de dar forma y ordenar sus ideas. Se volcó en la tarea. Dos propósitos fundamentales lo alentaban: dejar el testimonio escrito de sus descubrimientos y olvidarse del lance de honor en el que se vería envuelto al amanecer.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27.0pt;">
Trabajó toda la noche. El cansancio por la falta de sueño lo debilitó. No probó bocado, sus nervios le impedían tragar. Llegaron sus testigos a recogerlo. Salió de su cuarto pálido y temblando de frío y angustia…</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27.0pt;">
En la mesa de su modesto cuarto, unas cuartillas escritas repletas de símbolos matemáticos, eran el último legado de aquel muchacho que dentro de unas horas pasaría a la historia de la Ciencia. </div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27.0pt;">
Se llamaba Evariste Galois.<br />
<br />
<div style="text-align: right;">
José Manuel Ramos González</div>
<div style="text-align: right;">
Pontevedra, 2 de enero de 2012</div>
</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27pt;">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://4.bp.blogspot.com/-Sof52G7S1WI/TMMHdVHfj3I/AAAAAAAAACM/oz71_G7Y3QA/s1600/Linea-separadora3inv.png" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="27" src="http://4.bp.blogspot.com/-Sof52G7S1WI/TMMHdVHfj3I/AAAAAAAAACM/oz71_G7Y3QA/s320/Linea-separadora3inv.png" width="320" /></a></div>
<div style="text-align: center;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27pt;">
<br /></div>
Unknownnoreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-8239222414850851254.post-91380687598212826112011-10-30T11:22:00.000-07:002011-11-02T09:42:44.209-07:00Tourguéniev y Maupassant. Moumou y Cocotte<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27.0pt;">Cuando Maupassant todavía era un adolescente que no soñaba con llegar a alcanzar la celebridad que tendría años después, Tourguéniev ya era un reputado escritor ruso. Pertenecía al elenco de los grandes genios eslavos de estilo realista, nacidos en vísperas de la Revolución bolchevique, cuya semilla ya estaba siendo plantada debido al descontento de un campesinado que vivía bajo un régimen feudal completamente obsoleto en la Europa occidental, desde donde se juzgaban las costumbres rusas y el trato tan cruel e inhumando que los nobles daban a sus campesinos, como algo propio de la Edad Media. En ese estado de cosas y en un país enorme, las tierras solo pertenecían a unos pocos, pero eran trabajadas en régimen de esclavitud por los siervos. Algunos jóvenes que si bien procedían de familias de propietarios y cuyo poder les permitía estudiar en las Universidades más reputadas de Europa, se rebelan ante tal situación. Debido a su poder de observación y a su talento para la descripción, pintan la cruda realidad de su patria y, tal vez sin pretenderlo, denuncian las injusticias ante una sociedad más civilizada, en el que la esclavitud ya se había abolido hacía mucho tiempo. La Europa occidental era considerada el faro espiritual y cultural del mundo. Muchos rusos, dirigían sus anhelantes miradas hacia una sociedad y una cultura que poseía mayores atractivos desde el punto de vista social, cultural y sobre todo que resultaba más justa. Sociedad en la que, en plena Revolución contra el dominio opresor de una monarquía absoluta y una aristocracia ociosa que vivía del sudor y la miseria del pueblo, se habían invocado las tres palabras precursoras de los derechos humanos: <i>Liberté, égalité, fraternité</i>. </div><table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="http://1.bp.blogspot.com/-S8xYNpSz8X4/Tq2V0qdvpmI/AAAAAAAAAGc/b4ezyRKJn_w/s1600/Tourgueniev.png" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="200" src="http://1.bp.blogspot.com/-S8xYNpSz8X4/Tq2V0qdvpmI/AAAAAAAAAGc/b4ezyRKJn_w/s200/Tourgueniev.png" width="175" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Ivan Tourguéniev 1835-1883</td></tr>
</tbody></table><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27.0pt;">Tal era la situación en Rusia, que en el terreno cultural existían dos tendencias ideológicas completamente antagónicas: los eslavistas y los occidentalistas. Los primeros postulaban la superioridad de la cultura rusa sobre el resto del mundo, considerando decadente la sociedad occidental, mientras que para los segundos, el occidente era el ejemplo a seguir y por tanto había que erradicar las viejas costumbres feudales y el régimen autocrático del zar que sometía al pueblo sumiéndolo en una total miseria, rebajando al campesino prácticamente al rango de un animal doméstico. Los señores hacían y deshacían a su antojo con las vidas de sus siervos. Los casaban, los vendían, los exiliaban a la menor falta cometida. En fin, un sistema que, después de la Revolución Francesa y la ola que provocó en los países de su entorno, amenazaba con ser abolido más tarde o más temprano por su evidente irracionalidad e injusticia. Un sistema que se estaba desmoronando por su propia naturaleza.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27.0pt;">Tourguéniev procedía de una familia de propietarios. Su madre era una barina, cruel y caprichosa, irritable al menor incidente, que crió a sus dos hijos Ivan y Nicolás, bajo un velo de terror que los marcaría toda la vida y dejaría una impronta característica en el carácter posterior del escritor, haciéndole casi insensible al amor y reduciéndole a un ser débil y de voluntad frágil. Cuando tuvo edad suficiente para emanciparse de la tiranía materna, Iván optó por alternar su vida entre París y San Petersburgo, con esporádicas visitas a su pueblo natal Spasskoïe, donde su madre residía infundiendo terror a sus pobres siervos. En Paris, Tourguéniev conoció a Pauline Viardot, una cantante de ópera de la que se dice que fue el amor de su vida, pero debido a que era una mujer casada y fiel, parece ser que esta amor estuvo siempre sometido a un sentimiento profundamente amistoso, por parte de ella, del que Tourguéniev nunca estuvo satisfecho.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27.0pt;">Tras haber escrito sus <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Memorias de un cazador</i>, donde denunciaba (insisto, quizá inconscientemente) la miseria del campesinado ruso, se hizo célebre por su crudo realismo y sus excepcionales dotes de observación. Esto le abrió las puertas en los cenáculos literarias de occidente y se las cerró en su propio país, siendo encarcelado durante un mes por orden del zar, a raíz de una necrológica sobre Léon Tolstoi que la censura juzgó subversiva. </div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27.0pt;">Durante los días que permaneció en prisión, en unas condiciones bastante ventajosas para su confort, si lo comparamos con las crudas condiciones de las prisiones al uso y según se desprende de lo que comentan sus biógrafos, escribió un cuento titulado <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Moumou</i>.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27.0pt;">Este cuento narra las vicisitudes de un siervo sordomudo, con un alma tierna y una sensibilidad completamente discorde con su aspecto de gigante monstruoso y temido por todos los demás miembros de la casa señorial en la que trabaja de portero. Gérassime, que así se llama el protagonista del relato, realiza a la perfección sus tareas y su vida transcurre entre su pequeño cuartucho y sus faenas diarias. Un día comienza a cortejar a una joven lavandera de la casa, enamorándose de ella, pero la barina, anciana dama tirana, la entrega en matrimonio a otro. Esto es el primer golpe que el pobre hombre recibe en su alma, resignándose a perder a la mujer amada sin más protesta que una noche de lamentos a solas en su cuarto. Pero se recupera de esta pérdida con la adopción de una pequeña perra a la que salva de morir ahogada en el cieno del río. La toma consigo y la cuida de tal modo que la perra no tiene ojos más que para su salvador. Entre el hombretón y el animal se establece un vínculo que va más allá de cualquier otra relación porque solamente se tienen el uno al otro. Pero la desgracia vuelve a recaer una vez más en el pobre sirviente. Cierto día, la caprichosa barina, excéntrica, irritable y voluble (según dicen algunos críticos, Tourguéniev había tomado a su madre como modelo) ve como su intranquilo sueño es turbado por los ladridos de Moumou, que así se llama la perra. A causa de ello, ordena que se desprendan del animal. El pobre sirviente, tomando una decisión valiente decide sacrificarla con todo el dolor que ello le supone. La lleva al río, le ata un par de ladrillos a su cuello y la arroja a las frías aguas del Moskova, donde el animal se ahoga. Después de esto huye de la mansión para recluirse en su aldea de nacimiento y pasar allí sus últimos años sin acercarse a las mujeres y no soportando la cercanía de los perros.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27.0pt;">Este es en síntesis el argumento de <i>Moumou</i>. La historia de un hombre simple, con una tara que lo obliga a ser asocial y que solo colma sus necesidades espirituales con el amor de una mujer que no es correspondido y se le arrebata al único ser que lo ha querido de verdad: a su perra Moumou.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27.0pt;">Como siempre, vuelve a surgir el drama fuertemente vinculado con la literatura realista del siglo XIX, donde las miserias del alma humana son el leitmotiv que alienta a los novelistas a producir esas obras tan conmovedoras y en ocasiones rayando la truculencia.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27.0pt;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Moumou</i> se escribió en el año 1852. Maupassant todavía tenía dos años. Pero ambos escritores llegarían a conocerse en la casa que Flaubert tenía en la rue Murillo de París, donde recibía a un grupo de escritores de la talla de Zola, Goncourt y Daudet entre otros. ¿Qué hacía un muchacho entre tantos personajes de letras de reconocido prestigio? Maupassant era hijo de Laure Le Poittevin, amiga íntima de la infancia de Gustave Flaubert, a la sazón hermana del mejor amigo del autor de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Madame Bovary</i>, Alfred Le Poittevin, que habia muerto muy joven y al que Flaubert habia llorado desconsoladamente. Al solitario de Croisset, como llamaban a Flaubert, aquel muchacho le recordaba mucho a su amigo fallecido, y tomó un gran cariño a ese jovencito un tanto díscolo y lúbrico que tenía ambiciones de poeta. Era invitado todos los domingos a almorzar en casa del maestro y allí participaba en silencio en las tertulias de todos aquellos hombres a los que admiraba. Pronto se convertiría en uno de ellos. Y fue precisamente Tourguéniev uno de los que más afecto prodigó al joven Maupassant, llegando más tarde a traducir al ruso muchos de sus cuentos. La amistad fue recíproca y Maupassant dedicó a Tourguéniev su célebre cuento <i style="mso-bidi-font-style: normal;">La Maison Tellier</i>, que tal vez sea, después de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Boule de Suif</i>, uno de los mejores relatos del autor normando.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27.0pt;">Esta influencia del centro izquierda literario de los Tourguéniev, Zola, Flaubert, Daudet, etc. es muy poderosa en el joven Maupassant y su prosa, aunque original y sobria, bebió de estos autores con los que mantuvo excelentes relaciones personales.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27.0pt;">Pero cuando hablamos de influencia, surge en ocasiones la inevitable denuncia: ¡¡plagio!! ¿Dónde acaba la influencia y comienza el plagio? La frontera no es fácil de establecer, es una delgada línea en la que muchos escritores se han columpiado en la historia de la literatura y Maupassant no fue una excepción.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27.0pt;"><table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; margin-left: 1em; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="http://2.bp.blogspot.com/-xkUCmDaMygw/Tq2WNIITWrI/AAAAAAAAAGk/EjKvln1hG-g/s1600/maupassant.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" src="http://2.bp.blogspot.com/-xkUCmDaMygw/Tq2WNIITWrI/AAAAAAAAAGk/EjKvln1hG-g/s1600/maupassant.jpg" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Guy de Maupassant </td><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><br />
</td><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><br />
</td><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><br />
</td></tr>
</tbody></table>Aunque Maupassant es un escritor más plagiado que plagiario, la originalidad de su obra permite poco análisis en lo que se refiere a posibles apropiaciones de temas o argumentos extraídos de otros autores. Es más, sería injusto acusarlo de plagio cuando él mismo ha sido uno de los escritores más plagiados de la literatura Universal. Desde D’Annunzio hasta Valle Inclán, la obra de Maupassant está presente en multitud de obras de otros autores que han sido objeto de una excelente acogida por parte de los lectores de todo el mundo.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27.0pt;">No obstante, y dicho lo anterior, creemos haber encontrado un cuento de Maupassant donde está presente el relato de Tourguéniev, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Moumou</i>. Por otra parte nada tendría de relevante que así fuese, toda vez que Maupassant, en calidad de su condición de amigo personal del escritor ruso, conocía sobradamente todas sus obras.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27.0pt;">El relato en cuestión es el titulado <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Histoire d’un chien</i>. Fue escrito en 1881 y publicado en <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Le Gaulois</i>, el 2 de junio del mismo año, con motivo de dar publicidad a la inauguración de un edificio de la Sociedad Protectora de Animales. ¿Y qué mejor relato que la historia de una perra abandonada, recogida y debiendo ser sacrificada por las órdenes del amo del caritativo salvador, que tiempo atrás había escritor Tourgueniev en un cuento titulado <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Moumou</i>?</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27.0pt;">Así prologa Maupassant su relato:</div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 27.0pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 63.0pt; text-align: justify; text-indent: 27.0pt;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="font-size: 11pt;">La prensa respondió unánimemente a la llamada de la Sociedad Protectora de animales para colaborar en la construcción de un establecimiento para animales. Sería una especie de hogar y un refugio, donde los perros perdidos, sin dueño, encontrarían alimento y abrigo en vez del nudo corredizo que la administración les tiene reservado.</span></i></div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 63.0pt; text-align: justify; text-indent: 27.0pt;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="font-size: 11pt;">Los periódicos recordaron la fidelidad de los animales, su inteligencia, su dedicación. Ensalzaron sucesos de asombrosa sagacidad.</span></i></div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 63.0pt; text-align: justify; text-indent: 27.0pt;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="font-size: 11pt;">Es mi deseo, aprovechando esta oportunidad, contar la historia de un perro perdido, de un perro vulgar, sin pedigree. </span></i></div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 63.0pt; text-align: justify; text-indent: 27.0pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27.0pt;">Nuestra pregunta es si Maupassant se sirvió del cuento de Tourguéniev para escribir su <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Histoire d’un chien</i>. Sería mucha casualidad que no fuese de ese modo, teniendo en cuenta varios factores entre los cuales se encontraba, como ya hemos dicho, el profundo conocimiento que Maupassant tenía de la obra se su amigo Tourguéniev. Si bien ambos cuentos se diferencian en algunas características de estilo y en pocos matices argumentales, si los diseccionamos y nos quedamos con su estructura, tenemos más que un parecido notable:</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27.0pt;">El argumento de ambos es simple:</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27.0pt;">Un campesino se apiada de un perro en un estado lamentable y casi al borde de la muerte, de tal modo que si lo abandonase a su suerte, el animal acabaría sucumbiendo ante las adversidades a las que se encontraba sometido. Es recogido por esa alma bruta en su condición de rústico campesino, pero de gran corazón y con una sensibilidad impropia del resto de los personajes que pululan por la obra. Ambos sirven a un propietario rico del cual dependen. Durante un tiempo el animal permanece a su lado y la relación entre el hombre y el can va estrechándose hasta convertirse en un amor indisoluble y recíproco que colma las necesidades espirituales de los hombres y la seguridad y protección que el instinto procura al animal. Por último un incidente obliga al hombre a deshacerse del animal, que es algo más que una mascota para él… tal es la dependencia que tiene del amo y en consecuencia no quedándole más remedio que someterse a su voluntad. La decisión es dolorosa pero no queda otra alternativa que ejecutarla. El pobre hombre se dirige al río llevando consigo a la confiada y dócil perra, donde en una escena de un dolor inenarrable, y ante la mirada amorosa del animal, lo arroja a las frías aguas atando a su cuello un peso para evitarle una mayor agonía mientras se ahoga. Pese a su desgarrador dolor, es él mismo quien desea sacrificar personalmente al animalito para evitarle innecesarios sufrimientos.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27.0pt;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Moumou</i> es un relato de unas 10.400 palabras, mucho más largo que <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Histoire d’un chien</i>, que se desarrolla en tan solo 1.400. De hecho en <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Moumou</i> existe una historia previa a la del perro que es la de un amor del protagonista, Gérassime, por una lavandera al que, también por voluntad de su ama, debe renunciar, siendo finalmente el perro el que venga a suplir en su alma esa carencia afectiva con su entorno y sus semejantes, para volcar toda su necesidad de cariño que todo ser humano tiene, en la perra Moumou, nombre que da título al cuento. La presencia del amor hombre-mujer, que no se produce en Maupassant, que por añadidura no era demasiado proclive a las escenas galantes en sus cuentos de campesinos, constituye la primera parte del relato de Tourgueniev, resultando una historia más banal, porque lo que realmente imprime carácter cuento es la historia del perro. Por otra parte el cuento de Maupassant es escrito para ser publicado en un periódico con un fin publicitario concreto, por lo que tanto una extensión considerable, como la presencia en el argumento de una historia de corte romántico sin duda resultarían completamente innecesarios.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27.0pt;">Tourguéniev se recrea en la vida del siervo ruso, sometido a los vaivenes de la voluntad y los caprichos de su propietario, su sometimiento, docilidad y abnegación hacia el señor, hacia el ser superior, poniendo de manifiesto la diferencia extrema y radical de clases que se daban en la Rusia feudal del siglo XIX. Maupassant no incide en esta diferencia al desarrollarse el cuento en Francia. Si bien las clases sociales también estaban diferenciadas, el campesinado francés, aunque un tanto embrutecido y con un alto grado de analfabetismo, gozaba de unas libertades conseguidas hacía más de un siglo donde esas diferencias se irían estrechando estableciéndose un puente entre ellas, como sería el fortalecimiento de una burguesía de clase media que nunca llegaría a existir en Rusia.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27.0pt;">El final, aun siendo el mismo, es decir el sacrificio del animal por el dueño al que profesa una devoción basada en un sentimiento instintivo de gratitud hacia su salvador, tiene unas consecuencias diferentes para el protagonista. Tourguéniev hace que su protagonista abandone la casa donde ha sido tan infeliz y aún a riesgo de ser capturado, pues recordemos que la servidumbre en Rusia era castigada en caso de huida. Se aleja de la caprichosa barina culpable de todas sus desgracias, para acabar en una aldea. El golpe anímico y psicológico que recibe, provoca en él, hasta el final de sus días, el rechazo a las mujeres y el contacto con cualquier perro. Los otros campesinos se preguntan: ¿Para qué quiere una mujer un sordomudo? ¿Qué iba a hacer con un perro? Negando de ese modo a un sordomudo los sentimientos de amor y bondad que presiden el alma de muchos seres humanos, con independencia de sus trabas físicas. </div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27.0pt;">El desenlace del cuento de Maupassant es mucho más truculento e impactante. Tras haber ahogado a Cocotte, que así se llama la perra del cochero François, su dueño se ve afectado de tal modo que cae enfermo. Transcurridos unos meses y encontrándose ya recuperado en la residencia veraniega de su señor, un día se bañaba en el río cuando a lo lejos vio una carroña flotando en las aguas. Al acercarse a los restos, pudo observar que se trataba de de un perro, reconociendo el collar de Cocotte alrededor del cuello de aquel animal en completo estado de putrefacción. Cocotte había recorrido muchos kilómetros hasta volver a encontrarse con su dueño. Fue tal la impresión producida en el hombre esa visión de su amada Cocotte en ese estado, que repentinamente se volvió medio loco, no soportando, a partir de aquel momento, contacto alguno con los perros.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27.0pt;">Por lo demás, estructura e historia son plenamente idénticos, por lo que es más que probable que Maupassant hubiese recordado el cuento de Tourguéniev para escribir el suyo.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27.0pt;">Si profundizamos algo más podemos encontrar frases que nos revelan una similitud entre ambos cuentos que no puede derivarse de una mera casualidad. Veamos una pequeña muestra:</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27.0pt;">Así comienza <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Histoire d’un chien</i>:</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27.0pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 63.0pt; text-align: justify; text-indent: 27.0pt;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="font-size: 11pt;">En los suburbios de París, a las orillas del Sena, vivía una familia de ricos burgueses. Poseían una elegante mansión con un gran jardín, caballos, carruajes y muchos criados.</span></i></div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 63.0pt; text-align: justify; text-indent: 27.0pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27.0pt;">Este es el primer párrafo de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Moumou</i>:</div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 63.0pt; text-align: justify; text-indent: 27.0pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 63.0pt; text-align: justify; text-indent: 27.0pt;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="font-size: 11pt;">En las afueras de Moscú, en una casa gris engalanada con columnatas blancas y una gran terraza, vivía hace tiempo una viuda de alto linaje, una barina, servida por una numerosa legión de sirvientes</span></i></div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 63.0pt; text-align: justify; text-indent: 27.0pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27.0pt;">Así define Maupassant a Cocotte, cuando es encontrada por François:</div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 63.0pt; text-align: justify; text-indent: 27.0pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 63.0pt; text-align: justify; text-indent: 27.0pt;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="font-size: 11pt;">Se trataba de una perra de una terrible delgadez, con unas enormes ubres colgantes. Trotaba detrás del hombre en un estado lamentable; la cola apretada entre las piernas y las orejas pegadas contra la cabeza.</span></i></div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 63.0pt; text-align: justify; text-indent: 27.0pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27.0pt;">Tourguéniev describe a Moumou cuando es salvada por el sordomudo Gérassime:</div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 63.0pt; text-align: justify; text-indent: 27.0pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 63.0pt; text-align: justify; text-indent: 27.0pt;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="font-size: 11pt;">Era una perra que no tenía más de tres semanas, cuyos ojos apenas se abrían, y que estaba tan debilitada que ni siquiera tenía fuerzas para hacer el movimiento de lamer la bebida colocada frente a ella.</span></i></div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 63.0pt; text-align: justify; text-indent: 27.0pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27.0pt;">Este es el momento en que François es instado por su amo a que la perra desaparezca:</div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 63.0pt; text-align: justify; text-indent: 27.0pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 63.0pt; text-align: justify; text-indent: 27.0pt;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="font-size: 11pt;">Pero el amo […] dijo gravemente y encolerizado: “Si usted no se deshace de este animal antes de mañana, lo despido de inmediato…¿está claro?”</span></i></div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 63.0pt; text-align: justify; text-indent: 27.0pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27.0pt;">La barina rusa solicita la inmediata salida de Moumou de la casa:</div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 63.0pt; text-align: justify; text-indent: 27.0pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 63.0pt; text-align: justify; text-indent: 27.0pt;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="font-size: 11pt;">Tras un minuto de silencio, la barina añadió: «¡Quiero que ese perro desaparezca hoy mismo! ¿Está claro?»</span></i></div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 63.0pt; text-align: justify; text-indent: 27.0pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27.0pt;">Esta es la escena en la que François arroja al Sena a Cocotte:</div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 63.0pt; text-align: justify; text-indent: 27.0pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 63.0pt; text-align: justify; text-indent: 27.0pt;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="font-size: 11pt;">Entonces ató un extremo de la cuerda al cuello del animal y, recogiendo una gran piedra, la unió al otro extremo. Tras esto tomó la perra en sus brazos y la besaba furiosamente, como si se tratase de una persona de la que uno se despide. La sostuvo apretada contra su pecho, y la perra le lamía con satisfacción. Diez veces intentó arrojarla, pero le faltaron fuerzas. Pero en un intento, con decisión repentina, hizo acopia de toda su fuerza y la lanzó lo más lejos posible.</span></i></div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 63.0pt; text-align: justify; text-indent: 27.0pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27.0pt;">Gérassime hace otro tanto con Moumou en el río Moskova:</div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 63.0pt; text-align: justify; text-indent: 27.0pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 63.0pt; text-align: justify; text-indent: 27.0pt;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="font-size: 11pt;">[…] anudó con fuerza con una cuerda los dos ladrillos que había llevado, los enlazo a continuación al cuello de su perra, la tomó entre sus brazos, la contempló todavía una vez más. Ella la miraba con confianza, agitando suavemente la cola. El giró la cabeza, cerro los ojos y abrió las manos…</span></i></div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 63.0pt; text-align: justify; text-indent: 27.0pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27.0pt;">François acaba vagando por los campos enloquecido y…:</div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 63.0pt; text-align: justify; text-indent: 27.0pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 63.0pt; text-align: justify; text-indent: 27.0pt;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="font-size: 11pt;">Nunca volvió a atreverse a tocar un perro.</span></i></div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 63.0pt; text-align: justify; text-indent: 27.0pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27.0pt;">Gérassime huye de la barina y pasa sus últimos días en su aldea natal, sin olvidar jamás el trauma que le produjo su drama personal:</div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 63.0pt; text-align: justify; text-indent: 27.0pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 63.0pt; text-align: justify; text-indent: 27.0pt;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="font-size: 11pt;">Después de su estancia en Moscú, no mira a ninguna mujer y no puede soportar a ningún perro cerca de él</span></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27.0pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27.0pt;">Dos años después, en 1883, y bajo el seudónimo de Maufrigneuse, Maupassant escribe una nueva versión de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Histoire d’un chien</i>, bajo el título de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Mademoiselle Cocotte</i>, que se publicó el 20 de marzo en el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Gil Blas</i>. Este nuevo cuento no es otra cosa que <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Histoire d’un chien</i> ligeramente remozado, pero conservando argumento y estructura en su totalidad, incluso el nombre de los protagonistas. 1883 fue el año de la muerte de Tourguéniev. ¿Fue un homenaje al maestro desaparecido? No hemos encontrado mención alguna al respecto.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27.0pt;">¿Plagio? No. ¿Oportunismo? Sí. Maupassant aprovechaba cualquier situación y circunstancia para poder cumplir con sus compromisos editoriales y muchos de sus cuentos suelen ser versiones de otros relatos previamente escritos por él años atrás, o extraídos de algún capitulo de sus novelas y viceversa. No es pues de extrañar que a petición de la Sociedad Protectora de Animales, hubiese traído a colación aquel cuento de su querido amigo e hiciese su particular versión del mismo, para acabar escribiendo como epílogo:</div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 27.0pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 63.0pt; text-align: justify; text-indent: 27.0pt;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="font-size: 11pt;">Si el proyecto de la Asociación protectora de animales tiene éxito, al menos disminuiremos la presencia de estos cadáveres con cuatro patas arrojadas a los cauces de los ríos.</span></i></div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 63.0pt; text-align: justify; text-indent: 27.0pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27.0pt;">Esas loables intenciones lo redimen.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27.0pt;">El relato de Maupassant es de una prosa más rica y sobria que la de Tourguéniev. El escritor francés se centra de forma exclusiva en las relaciones entre el animal y el cochero François. Incidiendo también en los problemas que el animal genera y que provocan las iras del amo y la terrible orden que obliga a su empleado a desprenderse del animal. La perra, siempre en celo, atrae a un sinnúmero de perros vagabundos que ocasionan estropicios en la finca, haciéndose la situación lamentable. Su brevedad lo hace más denso en descripciones y sucesos; nada sorprendente, por otra parte, ya que era la mayor virtud del excelente cuentista francés.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27.0pt;">Tourguéniev, pese a la longitud de su narración, desarrolla la relación entre la perra Moumou y el portero del palacio, el sordomudo Gérassime, en menos de la mitad del texto, ya que como comentamos anteriormente descrube una historia previa de amor entre Gérassime y Tatiana, la lavandera. Por otra parte Tourguéniev hace más hincapié en las relaciones de los criados con su ama, la cruel barina, así como del sometimiento de estos a la anciana y excéntrica dama. De hecho Tourgéniev se encuentra entre los literatos rusos que formaban parte del movimiento occidentalista que denunciaba los abusos del régimen imperante en la sociedad rusa del siglo XIX.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27.0pt;">Dos escritores que han fascinado y nos siguen fascinando: Tourguéniev y Maupassant.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27.0pt;"></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27.0pt;"><br />
</div><div align="right" class="MsoNormal" style="text-align: right; text-indent: 27.0pt;">José Manuel Ramos González</div><div align="right" class="MsoNormal" style="text-align: right; text-indent: 27.0pt;">Pontevedra, 30 de octubre de 2011<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="http://2.bp.blogspot.com/-mhq2Cj-QxY8/TMNoj3HjmMI/AAAAAAAAACQ/ePOpkGLzl4E/s1600/Linea-separadora3inv.png" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="27" src="http://2.bp.blogspot.com/-mhq2Cj-QxY8/TMNoj3HjmMI/AAAAAAAAACQ/ePOpkGLzl4E/s320/Linea-separadora3inv.png" width="320" /></a></div><div style="text-align: center;"><br />
</div></div>Unknownnoreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-8239222414850851254.post-91155853694539090152011-08-02T15:15:00.000-07:002011-08-11T16:27:40.725-07:00Pontevedra decimonónica. Caciques y cultura<span style="font-family: "Times New Roman";"></span><br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1.0cm;"><span style="font-family: "Times New Roman";">La ciudad de Pontevedra todavía conserva hoy las huellas de su glorioso pasado. Sus calles intramuros, son muestra del señorío que engalanó la ciudad a finales del siglo XIX. Sus pequeñas y coquetas plazas, cuyo perímetro lo delimitan soportales o edificios blasonados, de solido granito de las canteras locales, todavía conservan en sus fachadas los escudos heráldicos de las familias hidalgas que fueron núcleo a partir del cual se fue concretando la ciudad tal y como hoy la conocemos. Sus angostas calles nos hacen retrotraernos a épocas pretéritas en las que por su pavimento empedrado pisaban con gallardía nuestros antepasados que se dirigían a las tertulias literarias o a las sociedades culturales que se prodigaban para lustre de la ciudad, tales como el Casino, el liceo Gimnasio, la Sociedad Arqueológica, etc.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1.0cm;"><span style="font-family: "Times New Roman";">Los paseos por la Alameda, donde la burguesía, la aristocracia y el pueblo llano, disfrutaban de los conciertos de la banda del Hospicio, constituían un buen pretexto para las relaciones sociales, pese a que cada sector disponía de su zona sin mezclarse. Esos paseos eran la prueba más palpable de una sociedad estratificada y clasista pero que al convivir en una ciudad pequeña, y al conocerse unos y otros, respetaban y asumían esas diferencias de rango que el destino, las rentas y el apellido les habían conferido, no desviándose nunca del rol que tenían asignado.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1.0cm;"><span style="font-family: "Times New Roman";">Si bien esta diferencia de clases hoy podemos juzgarla como una reminiscencia del pasado, iba a tener un aspecto positivo dentro del contexto histórico en el que se manifestó. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1.0cm;"><span style="font-family: "Times New Roman";">Las razones que determinaban estas diferencias sociales tan sólidamente instaladas en nuestra ciudad, se manifestaban fundamentalmente en dos ámbitos, el cultural y el económico, aunque en la mayoría de las ocasiones ambos estaban íntimamente relacionados. Dos sectores destacaban por encima de los demás: los rentistas, terratenientes, propietarios de grandes extensiones que le proporcionaban pingües beneficios y que comerciaban en régimen de monopolio sin que nadie pudiese interferir en sus transacciones, y por otro lado aquellos que poseían una cultura adquirida gracias a cierto desahogo económico familiar que les permitía estudiar en la Universidad y seguir manteniendo indemnes esas inquietudes intelectuales tan ajenas al pueblo llano que en un elevado porcentaje estaba sumido en un lamentable analfabetismo.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1.0cm;"><span style="font-family: "Times New Roman";">Dentro de los primeros, el caso más paradigmático que nos podemos encontrar es el de José Riestra, que ostentaba el título de marqués. Era célebre su palacio de La Caeira, donde recibía a sus amigos y despachaba sus negocios. El marqués de Riestra tenía el monopolio del comercio del material de construcción, madera y cerámica. Su título nobiliario le confería también un prurito social que lo elevaba por encima del resto de sus convecinos, por lo que era respetado y se le rendía la pleitesía que su rango merecía. Él, para mantener su estatus y marcar su territorio sin que quedase ninguna duda de su categoría personal, hacía obras de caridad y se manifestaba públicamente como un altruista para con los menos favorecidos por la suerte. Esta actitud era muy propia de la aristocracia de la época para no aislarse socialmente, pues constituía un modo de seguir conservando incólume el respeto que les prodigaban los demás. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1.0cm;"><span style="font-family: "Times New Roman";">El aspecto económico, llevaba ineludiblemente asociado una inmersión en la política donde intereses comerciales debían ser discutidos y negociados en los foros del Estado y promulgar las leyes más convenientes a los mismos. De este modo, estos personajes eran llamados a formar parte de la élite política local o estatal y su privilegiada posición entre sus vecinos se veía reforzada por esta actividad que permitía controlar y regir sus vidas desde el púlpito político. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1.0cm;"><span style="font-family: "Times New Roman";">Los caciques, que formaban un entramado tupido que no permitía la injerencia ni la intrusión de cualquier movimiento político que no fuese el liberal y el conservador en los que militaban estos prebostes, mantuvo España y en particular Galicia y las regiones menos favorecidas, sometidas a un servilismo hacia los que manejaban los hilos y entresijos de la política local, extrapolada a la corte madrileña. Cualquier otro movimiento liderado por la voluntad popular como pudiese ser el sindicalismo, el socialismo o el anarquismo, no tenía ninguna posibilidad de introducirse entre esa sólida red impermeable mediante la transmisión del poder por la ley de la genética. De este modo, el nepotismo garantizaba la continuidad del sistema.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1.0cm;"><span style="font-family: "Times New Roman";">Junto con el Marqués de Riestra, Eugenio Montero Ríos, fue otro de los representantes más destacado de este régimen. Adscrito al partido liberal, ejerció cargos de mucha relevancia dentro del gobierno de España, desde Presidente del Tribunal Supremo en 1880, hasta ministro de fomento con posterioridad. Fue uno de los miembros de la Comisión que negoció el armisticio con los Estados Unidos con motivo de la guerra de Cuba y que supuso para España, la pérdida de Cuba y las islas Filipinas, en 1898, el llamado año del desastre.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1.0cm;"><span style="font-family: "Times New Roman";">Montero Ríos alternaba su residencia entre Madrid, a donde tenía que acudir por razones de Estado, y su finca de Lourizán, a dos kilómetros de Pontevedra, donde había construido un suntuoso palacio, hoy todavía en pie. Tal era su poder que incluso llegó a llevarse la línea telefónica hasta su finca para que el político pudiese estar en permanente contacto con su despacho en Madrid y mantenerse informado en tiempo real de los avatares acontecidos en la capital.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1.0cm;"><span style="font-family: "Times New Roman";">El nepotismo de Montero Ríos fue evidente, logrando situar a su yerno y a su hijo en puestos de relevancia que permitían conservar sin ningún atisbo de amenaza, sus influencias en toda Galicia y mantener en la provincia al partido liberal en la cumbre. Su instrumento de divulgación popular era el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Diario de Pontevedra</i>, que competía con el conservador <i style="mso-bidi-font-style: normal;">La Correspondencia Gallega</i>. Ambos periódicos constituían los altavoces de la ciudad y llegaron a mantener duros enfrentamientos derivados de sus encontradas ideologías, si bien las formas eran mantenidas en un sentido de camaradería entre colegas y algún rasgo de corporativismo. En el fondo podría decirse, utilizando un eufemismo, que se “odiaban cordialmente”. El primero estaba dirigido por Andrés Landín, padre del que sería también redactor del periódico y cronista de la ciudad, Prudencio Landín. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">La Correspondencia Gallega</i> era propiedad de José Millán, que a la sazón era su director e impresor. Ambos ostentaban el monopolio informativo y por ende eran los adalides de la cultura que en las columnas de su periódico se prodigaba entre las informaciones de actualidad internacional, estatal y local.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1.0cm;"><span style="font-family: "Times New Roman";">Entre las muchas polémicas que llegaron a enfrentar a ambos medios, destacamos la surgida con motivo de la construcción del Hospital Provincial. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El Diario de Pontevedra</i> se hizo eco de unas manifestaciones del teniente de alcalde D. Pedro Martínez Casal que, en un pleno consistorial, denunció las deficiencias de construcción del edificio y las irregularidades en el empleo de materiales, acusando implícitamente la labor del contratista de la obra Andrés Corbal, cuyo hermano, Benito, era concejal del ayuntamiento. Esta acusación provocó la rápida respuesta de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">La Correspondencia Gallega</i> defendiendo los intereses de los Corbal y su probidad, llegando incluso a acusar de chantaje al <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Diario de Pontevedra</i>. Esta virulenta polémica está documentada en las hemerotecas y en el libro del Dr. Antonio Días Lema, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Historia del Hospital Provincial</i>, editado hace pocos años por la Diputación Provincial.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1.0cm;"><span style="font-family: "Times New Roman";">José Millán, cuyo periódico ya mantenía una tendencia claramente conservadora, ya había tenido problemas hacía años cuando era director del periódico <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Crónica de Pontevedra</i>, publicando una serie de artículos contra Montero Ríos. El<i style="mso-bidi-font-style: normal;"> Crónica de Pontevedra</i> desaprobaba la actuación de Montero Rios, entonces Presidente del Tribunal Supremo, en el famoso crimen de la calle de Fuencarral acontecido en 1880, cuya publicidad mediática provocó la dimisión de Montero. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">La Correspondencia Gallega</i> vaticinaba la defenestración política de Montero Rios a raíz del caso, pero se equivocaría en sus pronósticos porque la carrera de este salió más que fortalecida y siguió ocupando cargos de gran responsabilidad durante muchos años más y en una época de auténtica convulsión política.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1.0cm;"><span style="font-family: "Times New Roman";">En definitiva, estos hombres tenían bajo su yugo a una numerosa población rural que vivía extramuros en las parroquias limítrofes, como Lérez, Marcón, Mourente, Salcedo… dedicada a las labores del campo, y a un gremio marinero, que ocupaba la práctica totalidad del barrio de la Moureira, y que en ocasiones se veían gratificados con alguna dádiva que los prohombres les concedían desde su peana de poder. Esta diferencia era respetada y no existían fricciones. La carencia de movimientos de rebelión por parte del pueblo contra los que imponían su voluntad, se debía sobre todo al principio de autoridad que estos últimos solían esgrimir y dejaban entrever con sus influencias en el Madrid de la corte primero y la República después, donde su poder comenzaría a ser debilitado por la aparición de movimiento populares que serían preludio de una debilitación de este régimen tan personalizado, pero que no desaparecería por completo.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1.0cm;"><span style="font-family: "Times New Roman";">El régimen caciquil por sus procedimientos, era como una prolongación atenuada del régimen feudal de la Edad Media y estuvo apoyado implícitamente por los medios de comunicación locales que pocas veces cuestionaban la integridad del cacique, so pena de represalias que normalmente concluían con la desaparición de la publicación o el castigo penal del director o redactor de turno por delito de injurias y calumnias.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1.0cm;"><span style="font-family: "Times New Roman";">Esta élite era también la que tenía acceso a la cultura que se concentraba en muy pocas personas. Mientras en el campo y en el mar se trabajaba desde la salida a la puesta del sol, la burguesía y la aristocracia disponía de mucho más tiempo libre para el ocio, por lo que en algunos casos pudieron dedicarse a saciar su sed de conocimientos y buscar en los vientos que soplaban fuera de Galicia y sobre todo en el extranjero, la vida que en la pequeña provincia no podían tener. Mientras a los pobres no les quedaba más remedio que recurrir a la emigración como vía de escape de una situación vital insostenible, provocada en cierta medida por las medidas arbitrarias de unos pocos y la nefasta política que mantenía sumida a España en una crisis galopante, la casta privilegiada miraba más allá de sus fronteras con admiración sin moverse desde la cómoda y elevada posición que su estatus les confería. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1.0cm;"><span style="font-family: "Times New Roman";">Y como el turismo, tal como hoy en día lo entendemos, todavía no se había inventado, pues el viaje todavía suponía un esfuerzo considerable al ser las vías de comunicación deficientes y los medios de transporte lentos, el mejor método para conocer lo que ocurría fuera de Galicia, era tener acceso a la prensa y sobre todo a la literatura, que era la manifestación cultural más fiel de los movimientos sociales y culturales que se estaban produciendo en el mundo. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1.0cm;"><span style="font-family: "Times New Roman";">A finales del siglo XIX Francia era el referente cultural por antonomasia. Las familias nobles de toda Europa mandaban a sus hijos a colegios franceses o incluso llegaban a residir con carácter definitivo en Francia. El francés resultó ser el idioma europeo a estudiar y la figura del afrancesado, como aquella persona que admiraba todo lo procedente allende los Pirineos, surgió con más fuerza después de que casi un siglo antes fuese considerado un proscrito y un traidor de la patria con motivo de la Guerra de la Independencia contra las huestes de Napoleón. La Revolución Francesa no solamente supuso un cambio radical en una sociedad de la que nos separaba una simple cordillera, sino que supuso una revolución cultural en la que toda Europa quiso beber. Francia seguía siendo el faro cultural que iluminaba Europa, mientras que el resto del mundo era una enorme colonia dependiente de los países europeos y Estados Unidos todavía estaba comenzando a duras penas su historia. Las civilizaciones milenarias asiáticas, aunque comenzaban a ser visitadas esporádicamente por los europeos, todavía conservaban sus tradiciones y cultura en un estado que la inferencia colonizadora del europeo todavía no había alterado.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1.0cm;"><span style="font-family: "Times New Roman";">Si bien la Revolución Francesa había sido una revelación para los más oprimidos y una puerta abierta para las esperanzas de los menos favorecidos que respiraban aires de libertad, el analfabetismo y la ignorancia de aquellos a quienes iba dirigido, provocó que esos aires solamente fuesen respirados precisamente por aquellos que no los compartían y que amenazaban su cómodo estilo de vida, aunque de algún modo los analizasen con respeto e incluso con admiración siempre y cuando a ellos no les afectase, quedándose con el aspecto de la misma que más convenía a sus intereses o a sus gustos. Y el arte fue el aspecto más inocuo y al mismo tiempo más atractivo que de esa Revolución podían tomar. Y fue ahí donde el afrancesado bebió el néctar que desde Francia era arrojado a borbotones por toda Europa.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1.0cm;"><span style="font-family: "Times New Roman";">Después de Santiago de Compostela, en la que la presencia de la Universidad era obligado sinónimo de vanguardia cultural, Pontevedra fue con diferencia la ciudad más cultivada de Galicia en la transición entre los siglos XIX y XX.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1.0cm;"><span style="font-family: "Times New Roman";">Si en la actualidad tomamos un callejero de la ciudad y analizamos las biografías de los personajes que fueron honrados o honraron con su nombre sus calles, podremos comprobar que en un porcentaje muy alto pertenecían a esa época intersecular. Andrés Muruais, José Casal, José Millán, Víctor Said Armesto, Ernesto Caballero, Benito Corbal, Montero Ríos, Riestra, Echegaray… y muchos más vivieron, trabajaron y nos dejaron un legado cultural e histórico que hicieron de la ciudad un foco cultural en toda Galicia y por extensión en toda España.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1.0cm;"><span style="font-family: "Times New Roman";">Entre los que destacaron en los ámbitos culturales de una forma más significativa y cuya tarea fue fuente inagotable de recursos para los demás en cuanto a los conocimientos de todo lo que procedía de Francia, fue Jesús Muruais Rodríguez. Puede decirse que era el prototipo del afrancesado en todas sus vertientes. Dominaba el francés a la perfección y desde su Pontevedra natal vivía el mundo frívolo y artístico del París de entreguerras, merced a su surtida biblioteca.</span></div><table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; margin-left: 1em; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="http://1.bp.blogspot.com/-qh0niKdEikk/Tjh2pgKh6MI/AAAAAAAAAFs/T79VfnRGhvE/s1600/jesus.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="200" src="http://1.bp.blogspot.com/-qh0niKdEikk/Tjh2pgKh6MI/AAAAAAAAAFs/T79VfnRGhvE/s200/jesus.jpg" width="148" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Jesús Muruais (1852-1903)</td></tr>
</tbody></table><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1.0cm;"><span style="font-family: "Times New Roman";">Sin embargo el Muruais que pasó a la posteridad, y que hoy tiene una calle que lleva su nombre fue su hermano Andrés, poeta y activo promotor del carnaval pontevedrés con la creación de las leyendas del Urco que todavía hoy en día sigue siendo rey del carnaval pontevedrés. Andrés Muruais murió a los 31 años, y esta prematura muerte supuso una pérdida para las letras gallegas y al mismo tiempo mitificó su persona. Extrovertido, emprendedor, amante de cualquier tipo de actividad cultural, estudió Medicina pero la dejó marginada por su amor a las letras. Si bien, quien nos interesa a nosotros es su hermano Jesús, un año menor. Jesús nació el 24 de diciembre de 1852 y su personalidad era completamente opuesta a la de su hermano; tímido, introvertido, físicamente poco agraciado y amante del recogimiento. No obstante ambos hermanos eran complementarios. La muerte de Andrés supuso un duro golpe para Jesús, pues aparte de la desaparición de un compañero, la inevitable comparación que se estableció después entre ambos le ponía el listón en exceso muy alto. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1.0cm;"><span style="font-family: "Times New Roman";">Jesús fue catedrático de Latín en el Instituto de Pontevedra y de vez en cuando escribía, pero sin la continuidad precisa para pasar a la historia de la literatura. Era perezoso para la escritura, sin embargo tenía una afición desmedida por la lectura.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1.0cm;"><span style="font-family: "Times New Roman";">Jesús Muruais pasó a la historia de nuestra ciudad por la grandiosa biblioteca de la que era propietario y donde bebieron escritores y amantes de las letras de la talla de Víctor Said Armesto, Ramón María del Valle Inclán, etc… En su domicilio de la casa del Arco de la plaza Méndez Nuñez, se celebraban tertulias literarias a las que asistía la flor y nata de la vanguardia cultural pontevedresa y gallega. La relación de los personajes que por allí pasaron es realmente extensa.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1.0cm;"><span style="font-family: "Times New Roman";">Esta biblioteca poseía la mayor colección de literatura francesa de toda Galicia. Tal como salían a la venta en Francia, ya estaba Muruais adquiriéndolos por mediación de una librería madrileña, probablemente la librería Gutemberg. En ocasiones, desde allí iban a parar a los talleres del encuadernador Corvera de la calle Espejo de Madrid, y una vez esmeradamente encuadernados se enviaban a Pontevedra. Este procedimiento posibilitó que hoy en día estos ejemplares se encuentren en un estado perfecto pese a tener más de 100 años. Poseía obras de todo tipo, pero sobre de literatura, tanto narrativa como poesía. Además también adquiría periódicos, folletos, revistas, láminas y todo tipo de material impreso que recibía de toda Europa. Tenía un gusto evidente por temas licenciosos o eróticos, lo que supuso que a su muerte, tanto su esposa como el consejero espiritual de esta realizaran un expurgo que minó considerablemente esta extraordinaria colección. Esta particular característica en sus preferencias por lo erótico, hizo que algún biógrafo lo tildase de “mirón lujurioso”. Afortunadamente, 47 años después de su muerte, todavía quedaban muchos volúmenes custodiados por sus descendientes que fueron adquiridos por la Biblioteca Pública de Pontevedra y que hoy podemos consultar en la misma.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1.0cm;"><span style="font-family: "Times New Roman";">Su familia era de las más importantes e influyentes de la ciudad. Su cuñado Pedro Martínez Casal, esposo de Soledad Muruais, fue concejal durante muchos años y uno de los que más contribuyó a la modernización de la ciudad desde su puesto de político local.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1.0cm;"><span style="font-family: "Times New Roman";">Como escritor, Muruais destacó sobre todo en el campo de la crítica literaria. Era agudo e incluso llegaría a polemizar agriamente con Clarín llegando al insulto y a la descalificación personal. Habida cuenta que Clarín era un crítico temido y respetado, los ataques de Muruais suponían un acto de valentía, del que al final no salió en exceso bien parado, toda vez que Clarín obtuvo la inmortalidad literaria y Muruais permaneció en el anonimato. Sus célebres <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Semblanzas Galicianas</i> ponían de vuelta y media a muchos poetas contemporáneos suyos. También fue autor en fecha temprana de una antología de cuentos que pasó sin pena ni gloria titulado <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Cuentos Soporíferos</i> y que Clarín destrozó en una breve crítica. Muruais nunca lo perdonaría y quizá fuese ese y no otro, el motivo de la inquina que contra el escritor asturiano, mantuvo el resto de su vida. Colaboró en los periódicos de la época tales como el citado <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Diario de Pontevedra</i> y sobre todo en la revista quincenal que dirigía Enrique Labarta Pose, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Galicia Moderna</i>.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1.0cm;"><span style="font-family: "Times New Roman";">Murió el 1 de julio de 1903 y sus funerales no tuvieron la pompa de los de su hermano. Hoy sus restos mortales descansan en el suntuoso panteón familiar del cementerio pontevedrés de San Mauro y, pese a que una lápida reza: “Propiedad de Jesús Muruais y Pedro Martínez”, el busto que corona el monumento, sigue siendo el de su hermano Andrés, obra del prestigioso escultor funerario catalán Josep Reynés, aunque otros investigadores se lo atribuyan al santiagués Isidoro Brocos.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1.0cm;"><span style="font-family: "Times New Roman";">Nosotros, desde este modesto foro, queremos reivindicar su persona y de algún modo, dentro de nuestras posibilidades, sacarlo del olvido en el que estuvo sumido durante largo tiempo.</span><br />
<br />
<div style="text-align: right;"><span style="font-family: "Times New Roman";">José M. Ramos González</span></div><div style="text-align: right;"><span style="font-family: "Times New Roman";">Pontevedra, 3 de agosto de 2011</span></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"></div><br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="http://3.bp.blogspot.com/-ougB82LFaAY/TTwKkW-u7iI/AAAAAAAAADY/g_IBa_CTATM/s1600/Linea-separadora3inv.png" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="http://1.bp.blogspot.com/-NV21vBzJ3Tw/TLyX9XHcSFI/AAAAAAAAAA8/QBwDJEJURK0/s1600/linea.jpeg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"> </a></div><div style="text-align: center;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="http://4.bp.blogspot.com/-CsrF7UQe1v0/TMMGei5p8JI/AAAAAAAAACI/pe1LtO2YDj8/s1600/Linea-separadora3inv.png" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="27" src="http://4.bp.blogspot.com/-CsrF7UQe1v0/TMMGei5p8JI/AAAAAAAAACI/pe1LtO2YDj8/s320/Linea-separadora3inv.png" width="320" /></a></div><span style="font-family: "Times New Roman";"><br />
</span></div></div>Unknownnoreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-8239222414850851254.post-65598550431094247872011-03-27T11:57:00.000-07:002015-03-08T10:18:26.670-07:00Horacio Quiroga y Maupassant<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27pt;">
Que Horacio Quiroga (1878-1937) conocía la obra de Guy de Maupassant (1850-1893) y lo consideraba como uno de los mejores escritores de cuentos de todos los tiempos, es un hecho evidente. Tan solo hay que leer su famoso <i>Decálogo del perfecto cuentista</i>, cuyo primer mandamiento es:</div>
<div class="MsoNormal" style="text-indent: 27pt;">
<br /></div>
<div align="center" class="MsoNormal" style="margin-left: 27pt; text-align: center; text-indent: 27pt;">
<i><span style="font-size: 11pt;">Cree en un maestro - Poe, Maupassant, Kipling, Chejov - como en Dios mismo.</span></i></div>
<div align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center; text-indent: 27pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27pt;">
Pero también era consciente de que la influencia que estos maestros podían ejercer en él podía ser un obstáculo para desarrollar su obra en detrimento de su propia originalidad, por lo que la segunda premisa de su decálogo es:</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-left: 63pt; text-align: justify; text-indent: 27pt;">
<i>Resiste cuanto puedas a la imitación, pero imita si el influjo es demasiado fuerte. Más que ninguna otra cosa, el desarrollo de la personalidad es una larga paciencia.</i></div>
<div align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center; text-indent: 27pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27pt;">
Este segundo mandamiento, nos remite parcialmente a lo que Maupassant nos cuenta cuando Gustave Flaubert le aconsejaba:</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-left: 63pt; text-align: justify; text-indent: 27pt;">
<i> (…) no olvide usted esto, joven: el talento en frase de Bufón, es tan sólo una larga paciencia. </i>[Del prefacio a <i>Pierre et Jean</i>]</div>
<div class="MsoNormal" style="margin-left: 63pt; text-align: justify; text-indent: 27pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27pt;">
La pregunta es la siguiente: ¿Siguió Horacio Quiroga el segundo mandamiento que su Decálogo establecía? La respuesta no es fácil, porque el crítico siempre puede buscar influencias <i>ad hoc</i>; adornarlas y argumentarlas, de modo que un lector poco avezado pueda considerar que, en efecto, tal o cual cuento es una réplica más o menos disfrazada de otra narración conocida universalmente, que a su vez contuviese reminiscencias o influencias de otro más antiguo todavía, y así hasta realizar un viaje en el tiempo buscando en un océano de relatos, hasta llegar al momento en que no se dispongan de testimonios escritos; aunque los más empecinados siempre podrán avanzar un poco más hacia atrás en el tiempo, acudiendo a la tradición oral, que también es rica en historias que bien pueden ser fuente de inspiración para el literato.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27pt;">
La historia de la literatura está repleta de trasgresiones al segundo mandamiento de Quiroga, sobre todo cuando el escritor es joven, atrevido, desconocido y cuando está aprendiendo su oficio. La resistencia a las influencias es débil y en muchos casos inexistente, desde la más inocente inconsciencia hasta el extremo de escribir con una mano, mientras con la otra se van pasando las hojas del libro que se está utilizando como referente.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27pt;">
¿Quién no ha cometido pecadillos de juventud arriesgando una reputación todavía inexistente? Tal vez mucho que ganar, y si la posteridad se encarga de denunciarlo es prueba de haber alcanzado un éxito al alcance de unos pocos.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27pt;">
Pero Horacio Quiroga no solamente postula la resistencia a la imitación, sino que al mismo tiempo deja abierta la posibilidad de la copia si la influencia es demasiado fuerte. No incurre en contradicción, sino que nos parece una declaración de sinceridad encomiable por parte del autor, que en sus genes parece estar presente siempre alguna característica semidivina que lo eleva por encima del más común de los mortales. La fatuidad, la arrogancia, la presunción y cualquier sustantivo análogo a estos, nos describe muy bien el carácter de la mitad - por dar una proporción redonda - de los escritores encumbrados. En oposición se encuentra la otra mitad, encumbrados también, pero que lo serán póstumamente: los bohemios, indigentes, desequilibrados, situaciones físicas y morales que constituyen el estigma casi siempre presente en su obra. Edmond de Goncourt o Théophile Gautier podrían ser un buen ejemplo para el primer caso, Allan Poe o Villiers de L’Isle Adam para el segundo.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27pt;">
Y en estos estratos opuestos, pueden encontrarse las similitudes y diferencias entre unos y otros. La vida desahogada generalmente produce una literatura más barroca y más competitiva en la búsqueda de una originalidad que a veces se transforma en puro artificio. Sin embargo una vida mísera, llena de privaciones y desgracias, hace al autor más sincero porque necesita la literatura como una catarsis para evadirse de su infierno trasladándolo al papel, consolándose con las miserias de los personajes de ficción que pone en escena.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27pt;">
Toda clasificación es imperfecta cuando se trata de encasillar a alguien según su psicología, teniendo como principal hándicap la máxima de que cada persona es un mundo. Así que buscando un equilibrio entre los dos extremos anteriormente apuntados, siempre podemos situar con mayor o menor acierto a un escritor, inclinándolo hacia un extremo o hacia otro. Aunque aquí hay tanto de subjetivo como puede haberlo en cualquier juicio emitido tras la lectura del autor que va a depender siempre del estado de ánimo, de la cultura y del grado de sensibilidad del lector.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27pt;">
El análisis del caso que a continuación me ocupa es superfluo; y no es falsa modestia lo que me anima a recurrir a este adjetivo; la razón es que si bien conozco en profundidad a Maupassant, no puedo decir otro tanto de Horacio Quiroga, y en verdad lo lamento, porque la relectura que he hecho de sus <i>Cuentos de amor de locura y de muerte, </i>ausentes ya de mi memoria<i>,</i> me han vuelto a dejar intensamente impresionado por su calidad y crudo realismo.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27pt;">
Sin duda el estilo de ambos escritores tiene similitudes; igual economía y precisión en las descripciones, idéntica actitud de observador, manteniendo una impasibilidad constante a lo largo de los cuentos; esa carencia para no involucrarse en los cuentos y ser un mero narrador de lo acontecido, tan propia de los escritores naturalistas, sin dejar atisbar ninguna moralina a modo de corolario. Similitudes genéricas propias del <i>perfecto cuentista</i>. </div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27pt;">
No obstante encuentro en los cuentos de Quiroga más sensibilidad que en Maupassant, como si sus cuentos tuviesen un barniz de piedad para con sus protagonistas de la que carece el impersonal autor francés.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27pt;">
De todos modos esta opinión es producto de una primera impresión obtenida en breve tiempo y sin la amplitud de miras suficiente para juzgar a uno y otro en su justa medida.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27pt;">
Como ya dije anteriormente pueden ser comparados porque ambos tienen en común un talento para el cuento como pocos. Muy pocos escritores pueden presumir de ser buenos cuentistas. No debemos olvidar que el cuento obliga a decir mucho en muy poco, en economizar adjetivos y en caso necesario a buscar el más apropiado. El cuento no permite los largos y rítmicos párrafos de Flaubert o la prosa científica de Zola, ni desplegar todo el análisis psicológico que destila la obra de Dostoyevski. El cuento es un género tan difícil como menospreciado. Y precisamente esa paradoja se debe a que la brevedad que exige, lo hace más pródigo y por tanto más propenso a la mediocridad, que generalmente suele ser proporcional a la intensidad con la que se practica. Raro hoy en día es el escritor que no haya dado sus primeros pasos en este género para ir aprendiendo el oficio. Así, gran parte de las obras cortas que a nosotros llegan, suelen ser bocetos e intentos de diletantes en un género para el que se requiere más precisión, dominio del lenguaje y experiencia literaria que para la novela, donde las redundancias, largas descripciones, amontonamiento de adjetivos e incluso más de un término de dudosa existencia, pueden pasar desapercibidos, siempre y cuando la historia sea absorbente. Pero en el cuento sucede lo contrario. Es el estilo, la prosa y la brevedad lo que hace que la trama penetre hondamente en el espíritu del lector o sea un completo fiasco, convirtiéndose en una historia absolutamente banal si su autor se aleja de la senda marcada por los postulados que hacen de este género un arte grandioso. Los grandes, los enormes cuentistas son pocos: Antón Chéjov, Guy de Maupassant, Iván Tourgeniev, Alphonse Daudet, Edgar Allan Poe, O. Henry, Bret Harte, Ambrose Bierce… son nombres y hombres irrepetibles en la historia de la literatura.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27pt;">
Tanto Horacio Quiroga como Guy de Maupassant tenían muy claras las pautas a seguir a la hora de elaborar sus cuentos. El primero manifiesta sus principios literarios a modo de diez decálogos, a cada cual más certero. Decálogo del que ya hemos visto sus dos primeros mandamientos. No reproduciremos los demás, no menos importantes que los ya vistos, porque pueden encontrarse con facilidad en cualquier manual de literatura o en Internet. Maupassant aprovecha la publicación de su novela, <i>Pierre et Jean</i>, novela muy corta sin llegar a ser relato, -considerada por muchos como su mejor novela - para escribir un prefacio donde pone de manifiesto sus principios literarios, la mayoría de los cuales han sido inculcados por su maestro Flaubert, y combinados con las dotes innatas de gran observador, producen esa genialidad creadora que Maupassant tiene reconocida en todo el mundo. Todo se puede reducir a que para escribir algo que llegue a sensibilizar al lector no es necesario buscar palabras rebuscadas, ni caer en la adjetivación innecesaria. Lo único que hay que lograr es describir un árbol en un bosque de modo que lo diferencie del resto de los demás árboles, que describa únicamente a ese árbol y no a ningún congénere. Eso es lo que hace grande al escritor de cuentos; aquel que logra revelar la psicología del personaje no por el análisis de sus sentimientos, sino por sus gestos, acciones y reacciones, su forma de vestir, de comportarse ante los demás; en definitiva tal y como las personas juzgamos a nuestros semejantes sin necesidad de tumbarlas en un diván escrutando sus más recónditos pensamientos. </div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27pt;">
Maupassant también es un experto en sacar provecho de los sentidos del lector. El olfato, el gusto, el oído, el tacto y la vista, son excitados durante la lectura de cualquiera de sus cuentos. Esa particular característica dio lugar a que muchos lo incluyesen inmerso en el naturalismo científico de Zola, denominado en su época peyorativamente como “pornografía de los sentidos”; pero pronto el Maupassant zolesco se iría alejando progresivamente de la novela realista para acabar su vida escribiendo novela psicológica de ambientes mundanos y refinados, completamente distintos de los de su primera época en los que las prostitutas, mendigos, burgueses, funcionarios y gentes de muy variada ralea, eran objeto de su mirada más incisiva.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27pt;">
Quiroga tuvo una vida penosa, repleta de desgracias personales y un final más triste todavía con un cáncer de próstata que no fue capaz de soportar, arrebatándole a La Parca el placer de blandir su guadaña, quitándose la vida antes de que la enfermedad lo hiciese.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27pt;">
Maupassant también lo intentó, pero con menos éxito. La Guadaña de la Parca quiso ser un abrecartas de filo romo y La Muerte se vengó por haber sido desafiada, condenándolo a permanecer dieciocho meses internado en un manicomio completamente alienado, expuesto ante la morbosidad de sus contemporáneos como un monstruo de feria, antes de venir a buscarlo para ser sumergido en la nada. ¡Solo la muerte es cierta!, decía un Maupassant obsesionado y lleno de temores.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27pt;">
La comparativa entre Horacio Quiroga y Guy de Maupassant, haciendo uso de los parámetros de estilo y personalidad anteriormente expuestos, nos sugiere más diferencias que analogías.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27pt;">
Nada tienen pues de envidiable las vidas de ambos, y si hemos de situarlos según nuestra vara de medir entre los fatuos y los indigentes, estarían más bien inclinados hacia estos últimos. Indigencia del alma, pues ambos no sufrieron carencias fundamentales en su vida, pero estuvieron acosados por las desgracias familiares y toda su vida fue un permanente calvario. Esto los hace más afines y en su obra también se apreciará esa visión pesimista de la vida.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27pt;">
En una exposición sobre Maupassant, una estudiante de filología francesa me preguntó si existía alguna relación o influencia de <i>El Horla</i>, célebre cuento de Maupassant, en el cuento de Quiroga <i>El almohadón de plumas</i>.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27pt;">
En aquel momento no supe responderle porque, si bien había leído los cuentos de Quiroga, el tiempo transcurrido desde que eso sucedió había borrado de mis recuerdos el argumento de su relato.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27pt;">
Al retomar el cuento para dar una satisfacción a esa estudiante, cuya intervención fue para mí un estímulo, ya que denotaba interés en lo que había estado contando, descubrí con sorpresa una vez más la calidad como cuentista de Horacio Quiroga. Leí absorto y pudiera decirse que incluso me parecía estar leyendo algo nuevo. En absoluto me recordaba a Maupassant.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27pt;">
Diría que en nada se parecen los dos cuentos, exceptuando que ambos pueden tener una leve dosis de truculencia.<br />
Advierto que si usted no ha leído alguno de ambos cuentos no siga leyendo el presente artículo. No consientan que les prive del placer que supone leer dos de los relatos que se cuentan entre los más importantes de la literatura universal, porque a continuación voy a desgranar sus argumentos y sus desenlaces para tratar de analizarlos, y aunque lo haré sucintamente, no por ello dejo de destruir el elemento sorpresa, crucial en cualquier caso.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27pt;">
<i>El Horla</i> es un relato largo (ocupa unas 30 páginas), y puede decirse sin ánimo de ser ventajista por el triste final de su autor, que puede resultar algo autobiográfico. Maupassant padecía obsesiones y delirios porque abusaba de sustancias que le producían estados alterados de conciencia, sumiéndolo en ensueños irracionales. Estas drogas actuaban de forma disímil, según el momento, pero casi siempre sus efectos se manifestaban en forma de delirios y alucinaciones que si bien él trataba de racionalizar, no por ello dejaban de atemorizarle.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27pt;">
<i>El Horla</i> probablemente haya sido escrito bajo el recuerdo de esos delirios y alucinaciones, o bajo los efectos de alguna droga estimulante, aunque se trata de un cuento narrado con toda la cordura del genio y capacidad intelectual todavía indemne de Maupassant, aunque ya estuviese latente en él el treponema que lo sumiría en la más completa oscuridad.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27pt;">
<i>El Horla</i> es más intenso que <i>El almohadón de plumas</i>. Hay varias razones que llevan a esta conclusión.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27pt;">
<i>El Horla</i> está contado en primera persona, a modo de diario, lo que le confiere más fuerza dramática, toda vez que es el protagonista el que expone sus temores, sospechas y finalmente toda la angustia que el miedo ante lo desconocido puede llegar a producir. El miedo a lo desconocido es el peor de los miedos. Mientras que el cuento de Quiroga está narrado en tercera persona, lo que inconscientemente lo convierte en algo más ajeno al lector.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27pt;">
Debido a su extensión, en <i>El Horla</i> el autor da rienda suelta a las obsesiones que toda su vida lo han acosado y la narración discurre de un modo lineal y progresivo; es un desarrollo <i>in crescendo </i>porque tiene tiempo y espacio para ello<i>. </i>Esto genera una intriga en el lector del que carece el cuento de Quiroga.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27pt;">
<i>El almohadón de plumas</i> es breve (5 páginas) y por tanto en tan poco espacio el desarrollo es más lineal; solo el terror surge en el último párrafo cuando el almohadón es abierto por Jordán. Sin embargo abunda más en la psicología de los personajes que Maupassant. Quiroga ya nos introduce desde el primer momento a una mujer frágil, propensa a los estados de ánimo depresivos porque su marido, pese a quererla, no es muy pródigo en manifestar su cariño. Esto hace que nos vaya llevando con naturalidad hacia la enfermedad de ella, como si estuviese enferma de melancolía y fuese este sentimiento el que la va consumiendo postrada en cama, mientras los médicos diagnostican una anemia galopante y con pocas esperanzas de curación. Todo muy racional. Todo lo contrario que Maupassant en el que lo que sucede a su protagonista parece una locura, algo increíble, pero no nos informa de posibles antecedentes que hicieran pensar en una probable locura, ya que nos presenta a una persona saludable y llena de vitalidad que poco a poco se irá consumiendo. La presencia del objeto del miedo está ya en las primeras líneas del largo relato y va tomando forma en la mente del lector como algo tan horrorosamente sutil que incluso al final del cuento no puede ni siquiera saberse de que se trata. Mientras que el horror de Quiroga tiene forma de ácaro gigante y es en la última línea donde el lector tiene una sensación de repulsión por la presencia de un arácnido descrito de modo tal que ese rechazo va acompañado de auténtico pavor. La escena clave es cuando se percatan de que el peso del almohadón de plumas es en exceso anormal y desgarran su funda: </div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-left: 54pt; text-align: justify; text-indent: 27pt;">
<span style="font-size: 11pt;">(…) entre las plumas, moviendo lentamente las patas velludas, había un animal monstruoso, una bola viviente y viscosa. Estaba tan hinchado que apenas se le pronunciaba la boca…</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27pt;">
Mientras que <i>El Horla</i> no se muestra nunca. Es un ente invisible que incluso puede ser una creación de la mente enfermiza de su protagonista si no fuese por todas las pruebas de su existencia que el aterrorizado hombre va aportando a lo largo del cuento.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27pt;">
Particularmente <i>El Horla</i> no es el cuento de Maupassant que más me gusta. No soy muy devoto del cuento fantástico y de terror en general y eso tal vez me haga ser parcial; incluso diría que hoy en día, <i>El Horla</i> sería considerado un cuento de ciencia ficción, porque en su desenlace se deja entrever que se trata de un ser llegado de otro mundo el que irrumpe en la vida del hombre al que pretende sustituir, extrapolando esa conquista a toda la especie humana. Salvando las distancias, un desenlace típico de una invasión extraterrestre de las revistas <i>pulp</i> de los 70.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27pt;">
Sin embargo para los estudiosos de Maupassant es un relato paradigmático por lo apuntado anteriormente, tanto en cuanto revela unas fobias y obsesiones que el propio Maupassant padeció en vida. Incluso muchos ven en ese cuento una prueba de su ulterior locura, pero yo, insisto, considero que esto es un juicio ligero y sobre todo ventajista.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27pt;">
En resumen, nos encontramos ante dos cuentos diferentes.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27pt;">
No descarto en absoluto que Maupassant haya influido en Quiroga, es más, estoy convencido de ello. No obstante, no he leído toda la narrativa de Quiroga para poder emitir un juicio con suficientes argumentos, pero la lectura del primer mandamiento de su Decálogo, puede inducirme a esa deducción.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27pt;">
Desde luego en <i>El almohadón de plumas</i> no encuentro semejanzas de ningún tipo con <i>El Horla</i>.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27pt;">
Así pues, agradezco mucho la intervención de esa amable estudiante que, al igual que sus compañero/as, tuvo la santa paciencia de aguantar mi charla durante dos horas y me planteó una pregunta que me permitió volver a leer una antología de relatos que ya tenía olvidada y con la que disfruté como no hacía tiempo.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27pt;">
Dedico este artículo a ella y a sus compañero/as que asistieron a mi disertación sobre Maupassant en la Facultad de Filología de Santiago el 25 de marzo de 2011. </div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27pt;">
¡Gracias por vuestra presencia!</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27pt;">
<br /></div>
<div align="right" class="MsoNormal" style="text-align: right;">
José Manuel Ramos González</div>
<div align="right" class="MsoNormal" style="text-align: right;">
Pontevedra, 27 de marzo de 2011</div>
<div align="right" class="MsoNormal" style="text-align: right;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div align="right" class="MsoNormal" style="text-align: right;">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://2.bp.blogspot.com/-1-xIZocP4mo/TY-Id0tfOnI/AAAAAAAAAFo/Qe5UVIiyob8/s1600/Linea-separadora3inv.png" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="http://2.bp.blogspot.com/-1-xIZocP4mo/TY-Id0tfOnI/AAAAAAAAAFo/Qe5UVIiyob8/s320/Linea-separadora3inv.png" height="27" width="320" /></a></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: center;">
<br /></div>
Unknownnoreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-8239222414850851254.post-77146450705658228922011-03-06T14:12:00.000-08:002011-03-06T14:12:28.341-08:00Guy de Maupassant y los animales<!--[if !mso]> <style>
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</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27pt;">Así pues, dejando al margen la afición a la caza de Maupassant, faceta poco conocida de este escritor, me centraré en el <i>otro</i> vínculo afectivo que este mantenía con los animales, dando por válida esta dualidad que quizá resulte contradictoria para los maniqueos.</div><table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://lh3.googleusercontent.com/-mbb_8KpiMQU/TXQGbzOTf4I/AAAAAAAAAFU/nAXogg-ue60/s1600/de_caza.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="200" src="https://lh3.googleusercontent.com/-mbb_8KpiMQU/TXQGbzOTf4I/AAAAAAAAAFU/nAXogg-ue60/s200/de_caza.jpg" width="127" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Maupassant de caza</td></tr>
</tbody></table><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27pt;">La primera vez que vemos a Maupassant en compañía de animales, es con los perros de caza. Se conservan dos fotos en las que aparece un joven Maupassant dispuesto a una batida en compañía de sus perros. </div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27pt;">Ya siendo célebre, se le conocen sus mascotas debido a las confidencias que podemos leer en las memorias de su mayordomo, François Tassart. Este escribió dos volúmenes de recuerdos donde nos muestra al Maupassant más cotidiano y hogareño.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27pt;">Maupassant residía la mayor parte del año en pleno París, normalmente en apartamentos de alquiler donde solía recibir escasas visitas ya que pasaba la mayor parte del tiempo trabajando en su obra. Su personalidad voluble e inconformista siempre acababa por encontrar algún defecto a la vivienda y sus mudanzas fueron frecuentes. Por otro lado era un viajero impenitente y entre una cosa y otra, la compañía de un animal constituía un inconveniente para llevar a cabo todos estos proyectos. No obstante tenía una gata.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 36pt; text-align: justify; text-indent: 27pt;"><i><span style="font-size: 11pt;">Diciembre de 1884</span></i><span style="font-size: 11pt;">.- Teníamos una gatita que mi señor bautizó con el nombre de <i>Piroli</i>; en poco tiempo se volvió muy familiar, gustándole mucho las caricias…Mi señor, en su largo diván de la galería, disfrutaba mirando a esta encantadora bestezuela tan graciosa y tan ligera en todos sus movimientos. Se encariñó mucho con esta pequeña <i>Piroli</i>, siendo el apego recíproco. Tan pronto como él entraba, ella no lo abandonaba.</span></div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 36pt; text-align: justify; text-indent: 27pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27pt;">Cuando algún viaje impedía llevar consigo a <i>Piroli</i>, la dejaba al cuidado de su primo Louis Le Poittevin, que vivía en la primera planta del mismo edificio.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27pt;">También se había hecho construir una casa de campo en Étretat, su ciudad natal donde solía ir a pasar largas temporadas, sobre todo en verano. En un principio quiso llamarla <i>La Maison</i><i> Tellier</i>, pero quien conozca la obra de Maupassant sabrá que ese nombre evoca un establecimiento poco honorable, por lo que fue convencido por sus más allegados que tuviera la sensatez de bautizarla de otro modo. Así fue como finalmente la llamó <i>La Guillette</i>. </div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27pt;"><i>La Guillette</i>, situada en las afueras de Étretat, era una casa de dos plantas que disponía de un gran espacio ajardinado y de terreno suficiente para todo tipo de tareas campestres e incluso deportivas. Suponía para Maupassant un esparcimiento del que carecía en su enclaustramiento de París. </div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27pt;">En La Guillette, Maupassant tenía un estanque con pececillos rojos y un corral con seis gallinas y un gallo.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 36pt; text-align: justify; text-indent: 27pt;"><span style="font-size: 11pt;">Varias veces al día, mi señor visitaba sus peces rojos, pero a él le gustaba sobre todo entretenerse con sus gallinas; no dejaba de mirarlas, observaba sus mínimos movimientos y se divertía. Las aves eran en verdad fuertes y hermosas, y el gallo estaba todavía más colorado que a su llegada.</span></div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 36pt; text-align: justify; text-indent: 27pt;"><span style="font-size: 11pt;">–¡Es bello!– me decía– ¡Es gallardo! Merece ser pintado. Seguramente se haría un cuadro magnífico. Vea la expresión de su cabeza. La mirada es bastante fiera y sus hermosas crestas de un rojo vigoroso y ese cuello brillante es resplandeciente y ¡esa presencia majestuosa!<a href="http://www.blogger.com/post-create.g?blogID=8239222414850851254#_edn1" name="_ednref1" title=""><span class="MsoEndnoteReference"><span><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 11pt;">[1]</span></span></span></span></a>...</span></div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 36pt; text-align: justify; text-indent: 27pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27pt;">Ese entusiasmo por la orgullosa figura del gallo quizá nos revele algún aspecto no tan recóndito de la psicología de Maupassant, identificándose él mismo con el emplumado animal al resaltar su galanura y altivo porte; tal vez la presencia de la hermosa ave fuese para él un indicio de la supremacía con la que la naturaleza dotó al macho; una proyección en el corral de la superioridad física e intelectual del hombre sobre la mujer de la que el escritor normando estaba absolutamente convencido<a href="http://www.blogger.com/post-create.g?blogID=8239222414850851254#_edn2" name="_ednref2" title=""><span class="MsoEndnoteReference"><span><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 12pt;">[2]</span></span></span></span></a>.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27pt;">Para defender a sus aves de la presencia de un zorro que merodeaba alrededor del corral, colocó un cepo para atrapar al ladronzuelo pero no nos consta que este cayera en la trampa.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27pt;">A finales de mayo de 1885, adquirió dos hermosos patos para retozar en la charca que a tal efecto había hecho artificialmente en <i>La Guillete</i>. Con motivo de la presencia de los ánades, hablaba a su gata en estos términos:</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 36pt; text-align: justify; text-indent: 27pt;"><span style="font-size: 11pt;">–Espero, señorita Piroli, que no confundas a esos dos pequeños patos con dos grandes pájaros y les hagas daño. ¡Ah, no! ¡pues me enfadaría!.<a href="http://www.blogger.com/post-create.g?blogID=8239222414850851254#_edn3" name="_ednref3" title=""><span class="MsoEndnoteReference"><span><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 11pt;">[3]</span></span></span></span></a></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 36pt; text-align: justify; text-indent: 27pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27pt;">En junio de 1886, Maupassant compró un perro adiestrado para la caza. Se trataba de, un enorme podenco Pont-Audemer con unos ojos muy inteligentes; solo le faltaba hablar, según Tassart. Se llamaba <i>Paff</i>.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27pt;">En la primavera de 1887, <i>Piroli</i> tuvo una camada de cuatro gatitos, pero uno de ellos nació muerto. Durante la noche, la gata fue a quejarse cerca de su señor:</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 36pt; text-align: justify; text-indent: 27pt;"><span style="font-size: 11pt;">–Esto no es posible. Hay algo anormal por lo que esta pequeña llora tanto. La seguimos hasta el pequeño gabinete de trabajo que se había convertido en la residencia de Piroli y de sus cachorros. Uno de sus cuatro recién nacidos estaba muerto y ella lo había sacado de la cesta.</span></div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 36pt; text-align: justify; text-indent: 27pt;"><span style="font-size: 11pt;">–¡Aquí está la razón de tu desolación, gatita mía – dijo mi señor.</span></div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 36pt; text-align: justify; text-indent: 27pt;"><span style="font-size: 11pt;">Mientras la acariciaba yo hice desaparecer el pequeño cadáver y Piroli tomó lugar en la cesta con los otros tres retoños. Mi señor me dijo:</span></div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 36pt; text-align: justify; text-indent: 27pt;"><span style="font-size: 11pt;">– Verdadermante no le falta más que la palabra.<a href="http://www.blogger.com/post-create.g?blogID=8239222414850851254#_edn4" name="_ednref4" title=""><span class="MsoEndnoteReference"><span><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 11pt;">[4]</span></span></span></span></a></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27pt;">El 15 de septiembre moría <i>Piroli</i> debido a un problema derivado de un nuevo parto. Maupassant quedó profundamente afectado, pero como mal menor le quedaba un recuerdo vivo de su gata, una hija de esta llamada <i>Pussy</i>, a la que se llevó consigo a París.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27pt;">En su vivienda de París, Maupassant también poseía un loro llamado <i>Jacquot. </i>De este pájaro nos refiere Tassart:</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 36pt; text-align: justify; text-indent: 27pt;"><span style="font-size: 11pt;">Ese loro era divertido, se volvía a derecha y a izquierda, farfullando, luego tomaba aires de importancia, haciendo saludos tan graciosamente como podía; a fin de cuentas, fueron las damas mundanas sus preferidas; ellas estaban perfumadas y él se volvía loco con sus olores. También se aproximaba a esas damas, incluso demasiado, pues quería testimoniarle su amabilidad con unos picotazos que habrían podido dañarlas. Fue necesario alejarlo; protestó a su manera, pero no se le puedo dejar.<a href="http://www.blogger.com/post-create.g?blogID=8239222414850851254#_edn5" name="_ednref5" title=""><span class="MsoEndnoteReference"><span><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 11pt;">[5]</span></span></span></span></a></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27pt;">Cuando Maupassant estaba en Paris o sus constantes viajes le impedían acudir con regularidad a Étretat, el mantenimiento del jardín y el cuidado de los animales quedaba a cargo de Cramoyson, que hacía de guardián de <i>La Guillette</i> en ausencia de su dueño.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27pt;">Había un segundo perro en <i>La Guillete</i>. Se llamaba <i>Pel</i> y era hijo de <i>Paff</i>, pero según Tasssart no tenía ni un poco de la inteligencia de su padre.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27pt;">No obstante a veces hacía alarde de cierto desdén hacia algunos animales, tratándolos como meros objetos utilizándolos para sus bromas a los que tan aficionado era, o como premios en lotes de tómbolas en las fiestas que solía organizar en La Guillette. En su favor he de decir que nunca hubo un maltrato manifiesto.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27pt;">Al respecto citar dos anécdotas. La primera, con intención de gastar una broma a una dama, hizo que Tassart le llevase un paquete primorosamente embalado en papel de regalo conteniendo una importante cantidad de ranas. El objeto era dar un susto a la dama en cuestión. Cuando la mujer abrió el paquete y las ranas comenzaron a saltar por el salón, esta no solo se molestó sino que prorrumpió a reír e instó a su criado a que se llevase a los pequeños animalitos y los dejase en algún charco del Bosque de Bolonia.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27pt;">Maupassant, hasta cierto punto contrariado por su derrota, dijo con convicción a Tassart: « Estaba seguro del desenlace; sabía que ella no pensaría más que en una cosa, ¡salvarles la vida!»</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27pt;">En otra ocasión, y con una gran fiesta que celebró en su finca de Étretat, instaló una tómbola donde los premios consistían en unos gallos y conejos vivos, para sorpresa de las damas de la alta sociedad cuyo boleto salía agraciado. La gente se regocijaba por la cara de sorpresa, incredulidad e incluso de temor de las señoras que veían como los animales trataban de desasirse con violentos esfuerzos de aquellas manos que temblorosamente los recogían.<span style="font-size: 11pt;"></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27pt;">Se ha dicho, no en pocas ocasiones, que Maupassant era un enemigo de la fiesta taurina. Se trata de una afirmación basada en el testimonio de su criado François Tassart. Este escribió en sus segundas memorias sobre Maupassant<a href="http://www.blogger.com/post-create.g?blogID=8239222414850851254#_edn6" name="_ednref6" title=""><span class="MsoEndnoteReference"><span><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 12pt;">[6]</span></span></span></span></a> que ambos acudieron en Orán a una corrida de toros y el autor le manifestó su aversión por ese tipo de espectáculo. Sin embargo resulta curioso que Maupassant no mencione la asistencia a los toros en sus memorias africanas, ni haga mención de ello en su obra.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27pt;">Pese a las anteriores manifestaciones de afecto hacia los animales, Maupassant, por el contrario, tenía un auténtico miedo cerval a las arañas. En cierta ocasión llamó a Tassart para disponerse a la caza de dos arañas que se encontraban agazapadas tras la cabecera de su cama. Tras darles captura las arrojaron como comida a los peces. Aún así Maupassant comentó que quizás hubiese cometido un error dando de comer esos bichos a los peces, pues veía como estos dudaban en comérselas. ¿Tal vez sientan el veneno?, se preguntaba Maupassant.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27pt;">Se llegó a decir que Maupassant tuvo un mono, pero era tal los destrozos que el simio provocaba en la casa, que tuvo que deshacerse de él.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27pt;">Pero donde se aprecia de un modo fehaciente la defensa por los animales, víctimas la perversidad del hombre, es en sus cuentos normandos de caza o de campesinos. </div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27pt;">Realizaremos una breve síntesis de cada uno de los cuentos en donde el animal es protagonista, citando su título, año y lugar de aparición por vez primera.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27pt;"><i>Pierrot</i> es un cuento publicado en <i>Le Gaulois</i> el 8 de octubre de 1882 y recogido posteriormente en la antología <i>Les contes de la bécasse</i>. </div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27pt;">Pierrot es un perro de compañía. Uno de esos canes de raza indefinida, sin pedigrí, pequeño y juguetón que retoza alegremente alrededor de las piernas de su ama y cuya mirada siempre parece estar diciendo ¡Gracias!. Su dueña, la Sra. Lefevre que vive en compañía de su criada, Rose, se había hecho con el perro para vigilar su huerto, pues le habían robado una docena de cebollas. Esta aparición del animal en una mera transición mercantil, ya comienza a denotar en la dueña un cierto desapego inicial, pues busca en el perro, no una compañía, sino un servicio material, la defensa de su huerto. No obstante la Sra. Lefevre comienza a tomarle cariño al animal, pero cuando le dicen que debe pagar impuestos por la tenencia de ese escuchimizado animal, su tacañería vence a su corazón y opta por desprenderse del can arrojándolo a un pozo al que los campesinos del lugar solían arrojar a sus mascotas cuando ya no servían para sus propósitos. Y así es, ella y Rose abandonan al perro a su suerte, alejándose de allí con el dolor que los aullidos del animal les provocaba.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27pt;">La señora Lefevre tuvo esa noche unas terribles pesadillas, angustiada por su abyecta acción. Al día siguiente solicitó del carpintero que le ayudase a recuperar al perro, pero este le cobraba cuatro francos. ¡Era demasiado caro! Entonces optó por llevarle comida, arrojándosela al pozo, pero el pan que le llevaba a su Pierrot era devorado por otros perros más fuertes que él abandonados allí también por sus dueños.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27pt;">Y Maupassant concluye así su cuento:</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 36pt; text-align: justify; text-indent: 27pt;"><span style="font-size: 11pt;">Y, abochornada por la sola idea de todos esos perros alimentados a sus expensas, se marchó, llevándose lo que quedaba del pan, que lo comió por el camino.</span></div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 36pt; text-align: justify; text-indent: 27pt;"><span style="font-size: 11pt;">Rose la seguía, enjugándose los ojos con la punta de su delantal azul.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27pt;">El título de este cuento es el nombre de uno de los personajes de la Comedia Italiana, cuyos protagonistas son Pierrot, Arlequín y Colombina. Pierrot es abandonado por Colombina a instancias de los ardides en la sombra del malvado y celoso Arlequín. De ahí tal vez la relación entre el nombre y esta famosa obra del siglo XVI.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27pt;"><i>Histoire d’un chien</i>, se escribió en <i>Le Gaulois</i> el 2 de junio de 1881. Maupassant explica la génesis de este cuento al principio del mismo:</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 36pt; text-align: justify; text-indent: 27pt;"><span style="font-size: 11pt;">La prensa respondió unánimemente a la llamada de la Sociedad Protectora de animales para colaborar en la construcción de un establecimiento para animales. Sería una especie de hogar y un refugio, donde los perros perdidos, sin dueño, encontrarían alimento y abrigo en vez del nudo corredizo que la administración les tiene reservado.</span></div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 36pt; text-align: justify; text-indent: 27pt;"><span style="font-size: 11pt;">Los periódicos recordaron la fidelidad de los animales, su inteligencia, su dedicación. Ensalzaron sucesos de asombrosa sagacidad.</span></div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 36pt; text-align: justify; text-indent: 27pt;"><span style="font-size: 11pt;">Es mi deseo, aprovechando esta oportunidad, contar la historia de un perro perdido, de un perro vulgar, sin pedigrí. Es una historia sencilla pero auténtica.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27pt;"><br />
</div><div style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: justify; text-indent: 27pt;">Se trata de un relato desgarrador sobre una perra que, abandonada y encontrada por el cochero François en el camino, es recogida por piedad. La perra, a la que le pone por nombre Cocotte, comienza a engordar y el hombre está cada vez más orgulloso y encariñado de ella. Pero estando en celo, atrae a todos los perros de la comarca y pare una camada tras otra. François, muy a su pesar, debía ahogar a los cachorros en el río, pues no podía mantenerlos con vida ante la rigurosa negativa de su amo. Cierto día, harto ya del merodeo de tanto perro por la hacienda, este último obligó a François a desprenderse de <i>Cocotte</i>. El atribulado cochero le pidió a un carretero amigo suyo que la llevase muy lejos y la abandonase. Pero la perra volvió al cabo de cuatro días, flaca y completamente magullada. El amo, compadecido del animal, transigió. Pero un día un grupo de perros entró en la cocina, y ante las quejas de la cocinera el amo dijo a François que si la perra volvía a aparecer un día más por la hacienda, sería despedido.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27pt;">El pobre François, desesperado, no pudo dormir. Pero al día siguiente le ató una piedra alrededor del cuello y, con dolor extremo de alma y corazón, la arrojó al río. La perra trató en vano de permanecer a flote pero en vano. </div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27pt;">François enfermó del disgusto y paso varios días idiotizado. Al final su amo lo llevo a su finca de Rouen. Allí comenzó a recuperar la salud y se bañaba a diario en el río.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27pt;">Un día, mientras tomaba un baño, vio a lo lejos un objeto que flotaba en las aguas. Se trataba del cadáver putrefacto de un animal. Cuando se acercó, pudo reconocer en aquellos despojos a su perra. Maupassant finaliza así el relato:</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 36pt; text-align: justify; text-indent: 27pt;"><span style="font-size: 11pt;">Se volvió medio loco de repente, comenzando a caminar al azar, con la cabeza perdida. Vagó todo el día y perdió el camino que jamás volvió a encontrar. Nunca volvió a atreverse a tocar un perro.</span></div><div style="text-align: justify; text-indent: 27pt;">Y como epílogo añade:</div><div style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 36pt; text-align: justify; text-indent: 27pt;"><span style="font-size: 11pt;">Esta historia no tiene más que un mérito: es verdadera, enteramente verdadera.</span></div><div style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 36pt; text-align: justify; text-indent: 27pt;"><span style="font-size: 11pt;">Sin la reunión extraña del perro muerto, al cabo de seis semanas y a sesenta millas de distancia nunca la hubiéramos conocido, indudablemente; ¡porque cuántos animales pobres, sin abrigo, vemos todos los días!</span></div><div style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 36pt; text-align: justify; text-indent: 27pt;"><span style="font-size: 11pt;">Si el proyecto de la Asociación protectora de animales tiene éxito, al menos disminuiremos la presencia de estos cadáveres con cuatro patas arrojadas a los cauces de los ríos.</span></div><div style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: justify; text-indent: 27pt;"><br />
</div><div style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: justify; text-indent: 27pt;"><i>Mademoiselle Cocotte</i> es un cuento publicado en el <i>Gil Blas</i> el 20 de marzo de 1883, bajo el seudónimo de <i>Maufrigneuse</i>. Sería recogido posteriormente en la antología <i>Clair de lune.</i> </div><div style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: justify; text-indent: 27pt;">Se trata de la misma historia contada en <i>Histoire d’un chien</i> dos años después, pero con un tratamiento más literario y con más detalle en su desarrollo. <i>Histoire d’un chien</i> contiene 1399 palabras, mientras que <i>Mademoiselle Cocotte</i>, contiene 1945. Comienza con François internado en un centro psiquiátrico y un médico contando los avatares que lo condujeron a tal estado. El final del cuento, cuando François reconoce a su perra en el río, es el siguiente:</div><div style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: justify; text-indent: 27pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 36pt; text-align: justify; text-indent: 27pt;"><span style="font-size: 11pt;">François lanzó un grito espantoso y empezó a nadar con todas sus fuerzas hacia la orilla mientras continuaba gritando; y cuando llegó a tierra, huyó enloquecido, completamente desnudo, por el campo. ¡Estaba loco!</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27pt;">No era infrecuente en Maupassant hacer varias versiones de un mismo relato. El caso más conocido de esta práctica es su famoso cuento <i>El Horla</i>, del que existen dos versiones con el mismo título, la primera escrita en 1886, conocida por <i>El Horla Primera versión</i>, y la segunda y definitiva en 1987, que es la que hoy se considera como uno de los más paradigmáticos relatos de terror.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27pt;"><i>Coco</i> es una denuncia del maltrato que los embrutecidos campesinos normandos inflingen gratuitamente a los animales. Apareció por primera vez en las páginas del <i>Gaulois</i>, el 21 de enero de 1994 y recogido más tarde en <i>Contes du jour et de la nuit</i>.<span style="font-size: 10pt;"></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27pt;">Es la historia de un muchacho y un<span> </span>viejo caballo, Coco, que ya no tiene fuerza para tirar del arado, pero al que sus dueños le han cogido cariño con el paso de los años y no quieren sacrificarlo. Encargan a un muchacho que trabaja en la granja llamado Isidore que se encargue de su cuidado. Al zagal no le gusta esta tarea y los vecinos se burlan al verlo pasar con el viejo penco. Este, en su ignorancia, culpa al animal de las burlas y decide vengarse. Ata al caballo a una estaca y día, a día va acortándole la superficie de pasto. El caballo va consumiéndose de inanición hasta la muerte.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27pt;">Cuando al día siguiente Isidore va a ver al animal…</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 36pt; text-align: justify; text-indent: 27pt;"><span style="font-size: 11pt;">…volaban cuervos en torno al cadáver. Innumerables moscas se paseaban sobre él, zumbando a su alrededor. </span></div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 36pt; text-align: justify; text-indent: 27pt;"><span style="font-size: 11pt;">Al regresar, dijo lo que había pasado. El animal era tan viejo, que nadie se extrañó. El amo dijo a dos criados: </span></div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 36pt; text-align: justify; text-indent: 27pt;"><span style="font-size: 11pt;">—Coged las palas y haced un hoyo en el mismo sitio en que está.</span></div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 36pt; text-align: justify; text-indent: 27pt;"><span style="font-size: 11pt;">Los hombres enterraron al caballo en el mismo lugar donde había muerto de hambre.</span></div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 36pt; text-align: justify; text-indent: 27pt;"><span style="font-size: 11pt;">Y la hierba creció espesa, verde y vigorosa, alimentada por el pobre cuerpo.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27pt;">Pero sin duda uno de los relatos más conmovedores que se puedan escribir sobre el cazador y sus presas, es <i>Amor</i>, subtitulado <i>Páginas de un cazador</i>. Este cuento apareció publicado <span style="color: black;">en el <i><span>Gil Blas</span></i></span>, el 7 de diciembre de 1886 y recogido en la antología <i>Le Horla</i><i><span style="font-size: 10pt;">.</span></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27pt;">Significativo título que narra como dos cazadores, en una fría madrugada, disparan a dos cercetas que salen volando detrás de unos matorrales. Una de ellas es abatida, mientras que la que había salvado la vida revoloteaba sobre la cabeza de los hombres porque era su hembra la que había caído a tierra.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27pt;">Y Maupassant finaliza el cuento con estas palabras, en boca de uno de los cazadores que es el narrador de la historia:</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 36pt; text-align: justify; text-indent: 27pt;">Y en efecto, no se escapaba. Sin dejar de revolotear por encima de nosotros, lloraba desconsoladamente.</div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 36pt; text-align: justify; text-indent: 27pt;">No recuerdo gemido alguno de dolor que me haya desgarrado el alma tanto como el reproche lamentable de aquel pobre animal, que se perdía en el espacio.</div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 36pt; text-align: justify; text-indent: 27pt;">—.Déjala en el suelo—me dijo Karl—; veras como se acerca.</div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 36pt; text-align: justify; text-indent: 27pt;">Y así fue; se acercaba, inconsciente del peligro que corría, loco de amor por la que yo había matado.</div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 36pt; text-align: justify; text-indent: 27pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27pt;">El otro cazador disparó matando al macho y nuestro narrador, con un gesto como de arrepentimiento, tomó el zurrón, introdujo a los dos animales dentro y esa misma tarde partió para París abandonando la partida de caza.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27pt;">Otros cuentos donde los animales están presentes, pero sin una presencia tan destacada como los anteriores en su argumento, son:</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27pt;"><i>Le Loup. </i>Un gran lobo gris merodea por el pueblo haciendo graves estragos en las granjas. Dos hermanos, afamados cazadores, salen en su busca, no como una simple cacería, sino ya como una cuestión de amor propio. (<i>Le Gaulois</i>, 14 de noviembre de 1882. <i>Clair de lune</i>).</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27pt;"><i>Le roche aux guillemots</i>. Es tal la afición a la caza del pájaro bobo que incluso las situaciones más extremas no han de impedir asistir al evento anual. (<i>Le Gaulois</i>, 14 de abril de 1882. <i>Contes du jour et de la nuit</i>.)</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27pt;"><i>Le Lapin</i>. Al alcalde del pueblo le roban un conejo de su hacienda. Las pesquisas de los gendarmes van a dar con el ladrón bajo una cama ajena. (<i>Gil Blas</i>, 19 de julio de 1887. <i>La Main</i><i> gauche</i>.)</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27pt;">Quizá se nos olvide alguna referencia importante en relación con el tema a tratar en el presente artículo, pero al menos hemos desgranado las más significativas para constatar que el Maupassant antiburgués, asocial, incluso arisco y huraño con sus semejantes durante los últimos años de su vida, tenía en su corazón un rincón donde albergar a los animales.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27pt;"><br />
</div><div align="right" class="MsoNormal" style="text-align: right; text-indent: 27pt;">José M. Ramos González</div><div align="right" class="MsoNormal" style="text-align: right; text-indent: 27pt;">Pontevedra, 6 de marzo de 2011.</div><div><br clear="all" /> <hr align="left" size="1" width="33%" /> <div id="edn1"> <div class="MsoEndnoteText"><a href="http://www.blogger.com/post-create.g?blogID=8239222414850851254#_ednref1" name="_edn1" title=""><span class="MsoEndnoteReference"><span><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 10pt;">[1]</span></span></span></span></a><span lang="EN-GB"> François Tassart. Souvenirs sur Maupassant. </span>Ediciones Plon. París, </div></div><div id="edn2"> <div class="MsoEndnoteText"><a href="http://www.blogger.com/post-create.g?blogID=8239222414850851254#_ednref2" name="_edn2" title=""><span class="MsoEndnoteReference"><span><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 10pt;">[2]</span></span></span></span></a> Ver la Crónica <i>La</i><i> Lysistrata moderne</i>.<span> </span><i>Le Gaulois</i>, 30 de diciembre de 1880.</div></div><div id="edn3"> <div class="MsoEndnoteText"><a href="http://www.blogger.com/post-create.g?blogID=8239222414850851254#_ednref3" name="_edn3" title=""><span class="MsoEndnoteReference"><span><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 10pt;">[3]</span></span></span></span></a><span lang="EN-GB"> François Tassart. <i>Op. cit.</i></span></div></div><div id="edn4"> <div class="MsoEndnoteText"><a href="http://www.blogger.com/post-create.g?blogID=8239222414850851254#_ednref4" name="_edn4" title=""><span class="MsoEndnoteReference"><span><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 10pt;">[4]</span></span></span></span></a><span> <i><span lang="EN-GB">Ibid</span></i><span lang="EN-GB">.</span></span></div></div><div id="edn5"> <div class="MsoEndnoteText"><a href="http://www.blogger.com/post-create.g?blogID=8239222414850851254#_ednref5" name="_edn5" title=""><span class="MsoEndnoteReference"><span><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 10pt;">[5]</span></span></span></span></a><span> <i><span lang="EN-GB">Ibid</span></i><span lang="EN-GB">.</span></span></div></div><div id="edn6"> <div class="MsoEndnoteText"><a href="http://www.blogger.com/post-create.g?blogID=8239222414850851254#_ednref6" name="_edn6" title=""><span class="MsoEndnoteReference"><span><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 10pt;">[6]</span></span></span></span></a><span lang="EN-GB"> François Tassart. <i>Nouveaux souvenirs sur Guy de Maupassant</i>. A.G. Nizet. Paris, 1962</span></div><div class="MsoEndnoteText"><br />
</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://lh3.googleusercontent.com/-u8anrGC0QYs/TXQGw0gr8CI/AAAAAAAAAFY/h26vWpaIIU0/s1600/Linea-separadora3inv.png" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="27" src="https://lh3.googleusercontent.com/-u8anrGC0QYs/TXQGw0gr8CI/AAAAAAAAAFY/h26vWpaIIU0/s320/Linea-separadora3inv.png" width="320" /></a></div><div class="MsoEndnoteText" style="text-align: center;"><br />
</div></div></div>Unknownnoreply@blogger.com